Capítulo 47

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Sophie Rosie decidió no hablar sobre mi pequeño e inesperado ataque y lo agradecí internamente, pero, por el contrario, mi mente seguía reviviendo aquel episodio una y otra vez

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Sophie Rosie decidió no hablar sobre mi pequeño e inesperado ataque y lo agradecí internamente, pero, por el contrario, mi mente seguía reviviendo aquel episodio una y otra vez.

No me gustaba recordar aquellos momentos, pensar en ello me hacía volver a esos tiempos, las risas molestas de los niños que solían ponerme apodos, tirarme papelitos a la cabeza y cuando el primer episodio se hizo presente todo empeoró.

Después de eso, vinieron los golpes, las zancadillas y los gritos, decían que estaba loca, que estaba enferma y que debía irme.

Y, claramente, eso hizo más difícil mi situación y los intentos por mantener los ataques a raya.

Oliver jamás lo supo pues todo comenzó cuando él se fue y, sorprendiéndome, volvieron luego de que él también lo hiciera.

Mi psicóloga me había dicho que los ataques de ansiedad tenían como base en miedo y yo vivía diariamente con él.

Y justo ahora yo sentía miedo, era una persona insegura, era alguien débil, totalmente vulnerable ante los demás.

Por eso Oliver no podía estar haciéndome esto y tampoco debía enterarse.

Yo no me dejaría invadir por aquellas emociones, no volvería a ser susceptible ante mis miedos y pensamientos.

Al bajarnos del viejo cacharro que era considerado un medio de transporte, el campo de fútbol se encontraba lleno de estudiantes fanáticos de ambos equipos, pero como era de esperarse estaban divididos. El fútbol llegaba a tener un poder impresionante en las personas, las trasformaba de una manera que me resultaba ilógica, aterradora.

Sophie buscó unos asientos que no estuvieran tan lejos del campo de juego y fue en ese preciso instante que mis ojos encontraron los de mi mejor amiga, me parecía bastante extraño no haberla visto antes con el movimiento exagerado de sus brazos para llamar nuestra atención. Nos acercamos a la tercera fila donde estaba Emma junto con Ann.

Ambas chicas nos sonrieron.

— ¿Qué está mal con ustedes? ¿No me veían? —preguntó la rubia, haciendo un puchero.

Me mantuve callada al tiempo que me senté y observé todo el perímetro en busca de algo o alguien, no sabía qué quería encontrar, pero lo deseaba encontrar. No había señales de Oliver, ni de Logan y sus estúpidas pruebas.

Volví a leer sus mensajes, mi corazón aún estaba alterado, de hecho, me sentía más alerta que nunca, guardé mi teléfono e intenté inútilmente actuar como si nada pasara.

— ¿Cómo no ver a un títere humano? —cuestionó con evidente sarcasmo Sophie.

Emma rodó los ojos, Ann sonrió divertida ante la situación y yo, por mi lado, me distraje cuando el estallido de la fanaticada se escuchó por todo el lugar. El equipo de uniforme verde con blanco pisó el campo y otra oleada de gritos resonó.

Pequeña promesa © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora