Capitulo 5: "Mundo de sospechas"

Comenzar desde el principio
                                    

—¿Por qué no nos dijiste antes lo que iba a suceder con estos aparatos? ¿Acaso quieres que vayamos a morir así sin más? —él se encontraba alterado por lo ocurrido. Si bien, era verdad que el pelinegro era muy tranquilo, no obstante, eso no significaba que el acontecimiento no lo fuera a sacar de sus casillas. Sin embargo, aun con su estado alterado, la mujer lo miró con una pequeña sonrisa, y le contestó con tono amable.

—Confiaba en que le iban a dar un buen uso, por eso no les dije nada. Ustedes mismos son responsables de sus propias vidas, y debido a ello, es que los sometí a esta prueba. Quería también ver sus habilidades, y me han demostrado que son capaces de hacer lo imposible por su planeta, lo cual implica que poseen un enorme valor.

—Yo no comprendo esa tontería de tener que someter a una prueba a alguien. No lo comprendo, más si sabes que tus guardianes, que supuestamente tienen que salvar al mundo, deben morir o estar al borde del colapso sólo para ver de qué son capaces. ¿Acaso no es suficiente con el hecho de que los hayas elegido? —Alan había dado un excelente punto de vista, algo que difícilmente iba a poder ser refutado.

—Es necesario, si no, no se harán más fuertes —dijo la albina y así agregó—. Lo que ahora necesitan es descansar, pero antes, les explicaré otra vez acerca de las funciones del reloj. Además de lo ya mencionado, éste puede atender a todo tipo de deseos que se encuentran en su psiquis, y así adquirir cualquier función que ustedes mismos se imaginen. Podrían incluso crear una máquina para sustentarse de alimentos, pero no creo que eso sea algo que pudiera serles de utilidad en un espacio que está complemente contaminado, y debido a eso, todos ustedes, están protegidos por una capa de estrellas; eso es lo que usamos para que puedan salir a la superficie de su planeta sin recibir daños. Ahora bien, los demás objetos que sean creados por esa herramienta no podrán ser recuperados o vueltos a crear de forma diferente, por eso, es mejor que tengan cuidado —dio una leve pausa y agregó finalmente—. Así que, después de lo ocurrido con la señorita Talía, he decidido que de ahora en adelante, se quedará en la base, ya que la función de su reloj ahora es muy peligrosa para ella.

—¿Y se te ocurre decirnos esto ahora? —le reclamó Alan, y en reflejo tomó algo de la mesa para arrojarlo, pero Abel que se percató de esto, lo sostuvo a su compañero para evitar que concretara su acción.

—¡Cálmate Alan! —soltó a al chico una vez estuvo más manso, y agregó lo siguiente a su discurso—. No puedo negar que eso ha sido peligroso, pero estoy de acuerdo con que ella se quede aquí —aunque el rubio tenía ciertas sospechas sobre las extrañas maneras de llevar a cabo la salvación del mundo, quería confiar en el proceder de Seitán, pues algo le decía que lo hiciera.

—Muchas gracias Abel, y por el momento, les digo que tengan más cuidado sobre esto. Por ahora me retiro, no obstante, volveré dentro de tres días para avisarles cuando pueden salir de nuevo —les aseguró la mujer, y volvió a desaparecer de la vista de todos cuando la pantalla se convirtió en penumbras.

Yamil que aún estaba con su hermana en brazos, esperando a que ella se despertara, no había escuchado ni la primera parte del discurso, pues no quería oír nada más de esa mujer. El resto del grupo lo miraron junto a la durmiente Misa, luego se observaron entre ellos, y empezó nuevamente la charla.

—Ahora somos menos —se lamentó Alan

—Sí, y Yamil no parece estar en condiciones como para escuchar lo que sea que tengamos que decir —suspiró pesadamente el rubio.

—Yo estaría igual si mi hermana estuviera en esa situación. Bueno, no igual, igual, pero creo que si estaría afectado —le hizo saber.

—No pensé que salvar al mundo fuera tan complicado Alan... no después de esto —la mano del morocho se posó sobre el hombro de Abel, y se levantó de la silla después de unas cuantas palmadas que le repartió.

Sueños Bajo el Agua ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora