Capitulo XI

3.7K 268 9
                                    


(Foto: Castillo en Suecia)

Todas estamos muertas de risa en los jardines del castillo. Creo que es lo más interesante que pasará en estas semanas.

-¡Quítenmela de encima! –Leslie corre de Duquesa.

Duquesa ha estado persiguiendo a Leslie durante varios minutos. Solo quiere jugar pero resulta que Leslie les tiene pavor a los perros. Duquesa es una cachorra peluda y blanca que no mide más de medio metro, es imposible que alguien le tenga miedo a una ternura como ella.

-Alexandra... -dice indecisa Isabel- Tu madre viene caminando a nosotras- hace una pequeña pausa- Junto con la madre de Leslie.

Volteo de inmediato a mis espaldas y casi puedo ver la expresión de mi madre a lo lejos. Nos va a matar.

-¡Duquesa! –llamo a mi cachorra con dulzura- ¡Duquesa!

Mi pequeña viene a mí corriendo justo a tiempo para que mi madre este a lado de nosotras. Me asesina con la mirada al ver a Leslie sudando de todo lo que corrió. Contengo la risa al verla despeinada y sudando como nunca había visto antes a una Princesa.

-Alexandra, qué está pasando. –dice mi madre resistiéndose a no matarme.

-Nada madre, Duquesa solo quería jugar.

Leslie corre a los brazos de su madre conteniendo las lágrimas.

-Mi hija le tiene miedo a los perros, no es su culpa Camile. –nos defiende Marie y por dentro siento remordimiento.

-Mantengan a Duquesa lejos de Leslie, por favor. –nos pide mi madre.

-Claro, vamos a ir al bosque. –dice Leonor mientras que internamente me doy un golpe con la palma de mi mano en la frente.

-Ya saben que no pueden ir al bosque solas. ¿Alexandra?

-Nunca hemos ido solas madre. –trato de convencerla.

-Eso espero. –devuelve la vista a la Reina Marie- Regresemos al castillo, la pequeña necesita un baño. –dice dulcemente mi madre.

A eso le llamo un cambio de actitud, en un momento está a punto de asesinarnos y en un parpadeo vomita azúcar. Eso es nuevo. Pero claro, quién puede predecir a una Reina.

****

Después de que casi morimos de risa al ver a Duquesa tras Leslie regresamos al castillo para prepararnos para la carrera que será dentro de unas horas más.

-Eso estuvo genial. –digo riendo sobre mi cama.

-Nunca lo voy a poder sacar de mi cabeza. –concuerda Isabel riendo a mi lado.

-Me siento un poco mal por ella... -admite Cristy sentada en la silla cerca de la chimenea.

-¿Por qué le tendrá miedo? –pregunta mi hermana y levantamos los hombros sin saber la respuesta.

-¿Le preguntamos? –les digo levantando una ceja.

-Yo digo que sí. –opina Cristy.

-Está bien le preguntaré, pero tienen que acompañarme. –les digo.

-Bien. –me apoya Isabel.

Salimos de mi alcoba y preguntamos al guardia la ubicación de la alcoba de la Princesa Leslie. Nos indica la habitación y está en una de las partes escondidas del castillo. Casi nadie se dirige al Oeste del castillo, siempre se alojan en el Norte o el Sur. Jamás habían alojado a alguien en el Oeste.

Caminamos hasta el lado Oeste y es espeluznante que no se encuentre nadie en los pasillos salvo los guardias a fuera de las habitaciones al final del pasillo. Una vez que llegamos a la alcoba los guardias anuncian nuestra llegada.

-Hola Leslie. –le digo lo más tiernamente que puedo. Digamos que no se me da mucho ser cariñosa.

-Hola a todas. –dice al ver a mis damas detrás de mí.

-Queríamos asegurarnos de que estés bien. Duquesa es muy juguetona. –le digo en forma de broma pero no se ríe.

-Estoy bien. –responde cortante.

-¿Por qué le tienes miedo a los perros? –pregunta Leonor yendo directo al grano, la delicadeza tampoco es su fuerte.

-No se queden paradas. –nos dice y nos sentamos en la banca de madera frente a la cama donde ella se encuentra sentada.

-Lamentamos lo que pasó, en serio. –dice Isabel mirando a Leslie. Lo dice de una manera tan cariñosa que Leonor y yo parecemos que la estamos regañando. Rayos, en serio soy mala en esto.

-No se preocupen. Cuando tenía 5 años mis damas y yo íbamos de regreso al castillo cuando la llanta del carruaje se salió. Bajamos del carruaje en un pequeño pueblo y tan solo éramos tres niñas en medio de cientos de personas alrededor. Era un pueblo pobre solo había pequeñas casas, el camino de tierra y personas sentadas en el piso con la ropa sucia. Estábamos muy asustadas de que algo nos fuera a pasar. –dice con los ojos cristalinos y puedo notar que le cuesta hablar.

-Está bien, no necesitamos saber. –le digo acercándome a ella.

-Entonces apareció un señor que ofreció su ayuda para volver a poner la llanta en su lugar. –continúa platicando Leslie y me siento con cuidado a su lado tomando su mano- Él llevaba cuatro perros, grandes, musculosos y con unos enormes colmillos y cuando se acercó al carruaje los perros se soltaron de sus correas y nos atacaron.

-Cuanto lo siento –dice Cristy.

-Tengo marcas en los brazos de los rasguños y mordidas. –dice mostrando sus marcas y me cuesta verlas.

-No tenía idea. No te preocupes, mantendré a Duquesa lejos de ti. –le digo apretando su mano y me dedica una pequeña sonrisa. Sale una lágrima y se la seco de inmediato- Nunca dejes que te vean llorar, en el castillo todos esperan que falles.

-En las únicas que confiamos es en Isabel y Cristy, cómo no hacerlo, son mis damas y mis mejores amigas.

-Mis damas también eran mis amigas. Fui la única que sobrevivió al ataque. Todos se concentraron en salvar a la princesa, se olvidaron de ellas. –dice con tristeza y no puedo evitar sentirme culpable.

-No es tu culpa. –dice Leonor acercándose a nosotras.

-A veces sueño con ellas, crecieron ya no tienen 5 años, y jugamos en la nieve haciendo pequeñas pelotas y lanzándolas unas a las otras. –confiesa y resbalan varias lágrimas por sus mejillas.

Esta vez no las limpio y dejo que se desahogue con nosotras. Isabel y Cristy se acercan y entre todas le damos un fuerte abrazo.

La Próxima ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora