Capítulo 41.

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Tal y como se lo había prometido a su esposa ayer, se encontraba en la oficina sentado con la puerta cerrada para que nadie pudiera entrar, su erección era demasiado fuerte que empezaba a doler con tan solo imaginar por quinta vez como tenía a su esposa en cuatro mientras la penetraba diciendo palabras malas.

Era temprano así que por lo tanto todo empleado llegaría más tarde o incluso, ninguno vendría porque era fin de semana. Bajó el cierre de su pantalón seguido de su ropa interior para dejarlo hasta los muslos, su mano tomó fuerte su miembro, cerró los ojos y echó ligeramente la cabeza hacia atrás para imaginar bien y así darse más placer.

Su mano subía y bajaba rápidamente que sentía que a los pocos minutos se vendría. Tenía que ser sincero, antes de salir de casa aprovechó dándose una rápida masturbada. Se detuvo cuando Sara golpeó la puerta pidiendo entrar para dar una información. Subió sus pantalones y actuando normal se acercó a la puerta para abrirla.

-Sé que no querías que nadie entrara pero tenía que darte estos papeles. Acaban de llegar del banco- acomodó sus gafas y con algo de nervios se los hizo a conocer.

-¿Puedo ver una cosa?- interrogó y ella simple asintió. Se acercó un poco más hasta el punto en que sus narices se rozaban, siempre usaba gafas y quería atreverse a verla sin aquellos lentes color negro, así que, los tomó y se los quitó lentamente para luego sonreír por tan perfecta belleza.

-¿Nunca te han dicho que eres hermosa sin los lentes?- Sara negó con la cabeza bajando esta, no estaría dispuesta a verlo, mucho menos cuando se sentía desnuda sin sus bellos lentes negros.

-Eres la primera persona que me dice eso- admite levantando la cabeza para verlo a los ojos.

-¡Merezco un premio por ser el primero!- lentamente se acerca más a sus labios para besarlos pero Sara lo hace retroceder con una mano.

-Eres casado y no estaré dispuesta a dañar un matrimonio- le arrebató los lentes con fuerza y se los puso.

-Resulta que mi mujer no está aquí, además, ella no es celosa- y sin permiso de ella posó sus labios encima de los suyos, dejando que Sara botara aún unos papeles que tenía haciéndole sentir la peor persona del mundo.

La abrazó fuerte para que no pudiera soltarse de su agarre, entre besos caminaron hasta el escritorio para quitar todo lo que estaba encima y ocasionar un desastre en menos de un segundo. Jimin quitó su corbata y rompió la pequeña falda que tenía Sara. Le iba a dar sexo del bueno en su propia oficina.

-Hace poco me estaba masturbando pensando en mi mujer- la besó-. -Pero tengo que admitir que cuando llegaste acá mis pensamientos hacia ti cambiaron- y Sara no iba a negar, Jimin era un hombre demasiado apuesto que hace delirar a más de una con su respirar, ella era una del montón.

El sonido molesto de su móvil le hizo salir del pequeño mundo. Nervioso tocó su frente y se dio cuenta de que estaba sudando con tan solo imaginar que tendría sexo con Sara, y se maldecia, era la primera vez que fantaseaba con ella y no con su mujer. Sorprendido contestó la llamada de su viejo amigo, que después de días se atrevía a dar señales de que se encontraba vivo.

-Suenas nervioso- comentó Jungkook desde la otra línea.

-¿Puedo verte? Necesito decirte unas cuantas cosas las cuales me están comiendo vivo- peinó su cabello hacia atrás para luego empezar a caminar en círculos.

-¿Se trata sobre_____?- quizá no estaba tan seguro pero ella tendría que ver mucho en esto y aunque no le gustara admitir tenía miedo de volver a tener aquellas pesadillas que solía proyectar su mente cuando le quitaba la vida a una persona.

-En parte tiene que ver con lo que me está pasando. Hace unos minutos estaba a punto de masturbarme pensando en algo que hice con______pero no lo hice porque a mi mente me llegó una escena donde tenía sexo con Sara.

-¡Tu linda secretaria!- bromeó Jungkook. -Ahora mismo me encuentro con Lisa en el centro comercial, está probandose un vestido así que tienes tiempo para hablar.

-Esto no lo puedo decir por acá, necesito que cuando llegues a casa tengas un par de cervezas frías- y con eso terminó la llamada colocando su vista en la puerta y darse cuenta de que Sara pedía entrar.

-Sé que no querías que nadie entrara pero tenía que darte estos papeles. Acaban de llegar del banco- acomodó sus gafas y con algo de nervios se los hizo a conocer.

Los observó por segundos y analizó todos los número que estaba en aquella hoja color papel. El préstamo que pidió hace meses funcionó. Presentarse frente al banco y llenar unos papeles sería demasiado fácil para que ya todo estuviera listo para la remodelación que tenía en mente y así, ganar y contratar más.

-Hace poco llamó tu esposa avisando que no estaría en casa en la tarde por llevar a Jung al hospital.

-¿Dijo el motivo?- preguntó Jimin.

-No, pero si quieres puedo llamarla y pedir en que hospital se encuentra.

-¿Recuerdas al señor del que te hablé? ¿Carlo?- ella asintió y ajustó sus lentes. -Bien, quiero que lo llames y le pidas que mañana en la mañana se presente en mi oficina con lo que había pedido, no le recuerdes qué es exactamente, él ya debe saber de lo que hablo.

-¿Algo más que pueda hacer?

-Por ahora nada, todo lo que haces lo haces muy bien- Jimin toma su abrigo y se lo pone. -Y si alguien viene a buscarme diles que me tomé el día libre.

#3 ¿quieres jugar? ©park jimin.Where stories live. Discover now