Una horrible verdad

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Tras un largo viaje que duró aproximadamente una hora, llegaron a las oficinas del registro, donde una señora amablemente les tendió su ayuda, la recepcionista de nombre Judith, había ido por algunas bebidas, después de explicarles que el juez no se encontraba en esos momentos y que tardaría alrededor de treinta minutos en llegar, decidieron esperar y llenar los papeles mientras lo hacían; de la misma forma en cualquier pregunta que no comprendían, Judith amablemente les explicaba.

- Es una pena que siempre los matrimonios jóvenes fracasen tan rápido. - soltó de repente, no deseaba explicar la situación, simplemente soltó un leve "si..." y tomó todos los papeles.

Llegó un señor regordete al que Judith abrió la puerta de la oficina, habían llegado a buena hora, no había nadie en el lugar por lo que serían las primeras en entrar.  Cuando Judith las nombró sabía que sería el final de todo, debía de agradecer los momentos que pasó con Axel, debía atesorar aquellos sentimientos que la hacían sentirse feliz y debía olvidar despertar a su lado, verlo enojado cada que actuaba de manera impulsiva, preocupado cuando tenía cólicos debido a su periodo y nervioso por no saber si había comprado las toallas sanitarias adecuadas; realmente lo extrañaría todo, pero ahora no podía hacer nada más que decirle adiós.


Víctor se encontraba en el negocio de la familia Takata, había pasado mucho tiempo, el que había acordado tiempo atrás con el padre de Yuki, así que sin importar las condiciones que estuviera recuperaría lo que le pertenecía; de lo contrario haría de su existencia un mero infierno y estaba seguro que eso no lo deseaba.

- Buenos días, señor... ¿Esta el jefe en casa? - guiñó el ojo, estaba feliz, más de lo usual.

- Enseguida le llamo.

- Buenos días ¿Qué se le ofrece...? - fue una sorpresa enorme encontrarse nuevamente con esa mirada perturbada; hace tanto tiempo que no veía a ese hombre, pero Axel había dicho que si Yuki se quedaba con él no lo volvería a ver, entonces, qué hacía en su casa, acaso eso significaba que...

- Permitame un momento. - dio media vuelta y tomó el teléfono, esto no estaba bien, desde la mañana se sentía extraño, pero pensó que había sido por toda esa comida extranjera que habían comido a petición de Jessy, esto no podía pasar, ese hombre, ese hombre no podía quedarse con su hija, Axel la estaba, él lo hacía, todo era un malentendido, todo era... una broma.

El teléfono sonó y sonó pero nadie atendió la llamada, debían de estar haciendo algo importante, debían, colgó y volvió a intentar no se rendiría, de todas formas ya sabía que aquel hombre bastardo no se iría, tenía todo el tiempo del mundo, por lo que se encontraba sentado en la sala de estar tomando un poco de café con algunas galletas cortesía de la casa.  Finalmente el teléfono dio tono y antes de poder pronunciar palabra alguna la voz de Axel le sorprendió.

- ¿Yuki? ¿Eres tú? ¿Dónde has estado?  No podía localizarte y estaba bastante preocupado, perdón si ayer hice algo no recuerdo nada yo... ¿Yuki?

- No está allá...

- ¿Eh? ¿Qué? ¿Quién es?

- Axel... ¿En dónde está Yuki? ¿Qué pasó? ¿Por qué Víctor está en mi casa?

- Voy enseguida... - la sangre se fue a sus pies, esto no podía estar pasando otra vez, esto no era un mal sueño, deseaba que lo fuera, no podía solo despertar y descubrir que no había pasado nada, que las cosas malas solo eran producto de la indigestión, esperaba que Jessica no hiciera nada atrevido, solo eso faltaba.

- Víctor, cuanto tiempo sin verte, te ves feliz, ¿Ocurre algo bueno? - preguntó Jessica viendo a Víctor en la sala, había ido por un poco de leche, tenía ganas de algunos panes de la tienda, de todas formas ser hija del dueño tenía sus ventajas.

Un reemplazoWhere stories live. Discover now