A pesar de las amenazas de Eduardo sobre decirle a la escuela sobre su relación con Axel, no había dicho nada, simplemente se complacía pidiendo cosas extrañas, Yuki aún recordaba aquello como si hubiera sido ayer a pesar de que ya tenían varias semanas en esa relación enfermiza.
- Tienes relaciones con él. - esa no era una pregunta, era una afirmación, completamente errada, pero una afirmación; en ese momento Silvia se había marchado a la tienda de la escuela para comprar alguna botana mientras esperaban el receso entre clases; Eduardo había llegado con el rostro triunfante y su dedo acusador por delante.
- ¿De qué estás hablando? Deja de decir mentiras. - Yuki se limitó a darle una mordida al chocolate que Axel le había comprado para quitarle el mareo del coche, aún no se acostumbraba al movimiento.
- A ti y a ese hombre, estás teniendo relaciones con él. Lo sé, los he estado viendo cada día y todos los días te pone la mano encima y te vas con él. Si lo que querías era dinero, me lo hubieras dicho, tengo mis ahorros, ¿Sabes? - guiñó el ojo de manera incitante, esperaba que Yuki no fuera esa clase de chica, una chica que había sido probada por muchas personas tendía a perder su valor, pero quizás solo lo hacía por necesidad.
- Estás completamente enfermo, si no sabes qué ocurre, mantén tu enorme bocota cerrada, además... te buscan. - señaló con el dedo índice la puerta, a Eduardo lo buscaban las chicas de primer año para regalarle cosas y pedirle una cita, pero Eduardo las rechazaba de una manera un poco cruel, mirando con descaro sus cuerpos y diciendo sin reparos los defectos que encontraba.
- Tranquila, princesa. Los esperpentos ya se marcharon. Te estoy diciendo que tengo un buen guardadito, podemos ir a un hotel saliendo de clases y verás que me preferirás a mí en lugar de a ese viejo. - recargó la mitad de su cuerpo en la banca de Yuki, ésta se alejó de la mesa, chocando su espalda con el respaldo de la silla. Estaba tan acostumbrada a que Eduardo se comportará de esa manera que ya no le prestaba atención.
- ¿Guardadito, para qué? - Silvia había regresado con varios dulces, unos panes, agua de fresa y un refresco.
- Ignóralo, sabes que desvaría.
- Por cierto Lalo, sabías que están estrenando una nueva película de Ryu Hyuga, ¿Quieres ir a verlo conmigo? - a pesar de todo, Silvia seguía intentando seducirlo, pero nada parecía funcionar, si tan solo fuera una talla de sostén más grande.
A pesar de sus limitaciones y las pocas probabilidades de ser algo más que una simple compañera, Silvia se conformaba con estar cerca de él el mayor tiempo posible.
- Estoy ocupado con las cosas del club. Lo siento.
- ¿Qué tal tú, Yuki? ¿Vendrías conmigo? - sus ojos expresaban desilusión, Yuki podía percibirlo, algo dentro de ella le obligaba a ayudarla, quizás porque ahora conocía de primera mano el tener sentimientos por alguien y que estos sean de manera unilateral.
- No he revisado mi agenda, tampoco he pedido permiso, pero iré con gusto, no me lo perdería por nada. - sonrió, no podía dejarla sola, necesitaría apoyo más que nunca.
- Si mi princesa va, entonces yo también iré. - anunció con autosuficiencia, Eduardo era imprudente y egoísta, la mirada de Yuki se volvió severa.
- ¿No tenías actividades del club? - realmente ese chico era una molestia, sin embargo, como compañero de clase era de fiar.
- Si, pero no pasa nada si me escapo un día o dos.
- Bien, ya está decidido, nos veremos el viernes que es el estreno a las seis de la tarde, no falten. En el cine de la gran plaza. - el ánimo de Silvia subió de repente y eso le hizo realmente feliz, ahora el problema sería convencer a Axel.
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Un reemplazo
RomanceYuki siempre a vivido a la sombra de su hermana Jessica, eso carece de importancia, pues la admira de una manera impresionante. Lamenta el estado en el que se encuentra, pues sus padres han decidido casarla con un hombre adinerado, un abogado prest...