Luna de miel

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Cuando Yuki finalmente despertó se encontraba en un lugar alejado a su casa, se encontraban en un avión muy pequeño, quizás era privado, pero eso a ella no le importaba, lo que tenía que saber era porque le estaba ocurriendo eso a ella precisamente.

- Me duele la cabeza... ¿Por qué a mí? ¿Dónde estoy? - su mano se posó gentilmente en su cabeza intentando en vano aliviar el malestar que sentía, estaba algo mareada, donde se encontraba se bamboleaba ligeramente y eso le acarreaba problemas con el estómago; observó la ventana, por ella, las nubes pasaban lentamente, el cielo se mostraba de un azul tan profundo y bello que casi olvido que estaba completamente mareada por el movimiento.

- Finalmente despertaste.  Ten agua. - le paso la botella de agua fría, era necesario hidratarla, pues llegarían a un lugar bastante caluroso.

Yuki sabía que sus padres no le responderían nada y que la habían engañado por completo, así que no serviría de nada intentar sacar una respuesta de su parte porque no sabía si realmente podía confiar en sus palabras.  Por otra parte estaba Axel quien se encontraba sentado, moderadamente alejado de ella, con ese rostro severo y silencioso, sus rasgos eran bastante atractivos pero sabía que podía bajar la guardia, no tenía experiencia alguna con los hombres, pero su ideal del amor no consistía en casarse y hacer familia con una persona diez años mayor.

- ¿Qué te ocurre? Luces pálida. - no podía creerlo, Axel quien apenas la conocía, se había dado cuenta de que se sentía mal con solo mirarla, recordaba los viajes familiares y las excusas de sus padres para no darle un respiro a su estomago.

- Estoy mareada.

- ¿Mareo por el movimiento? Que infantil.  Tu hermana no se marea en los viajes ¿O si?. - mostró una sonrisa burlesca, estaba algo aturdida, no solo por el malestar que sentía por el movimiento, sino porque no comprendía porque se había casado con ella si estaba interesado en su hermana, según lo veía era mucho mejor haber esperado a que apareciera Jessy.

- Descuida, no pasa de que vomite en la alfombra para sentirme mejor. - su rostro lucía pálido y su mano se posaba con suavidad sobre su estomago, tenía ganas de devolver, pero no tenía nada en el estomago, no había desayunado o tomado la merienda de mediodía por culpa de la escuela y su cita con el estilista, su estomago dio un vuelco, ella bajo la cabeza, miró de reojo la pequeña ventana donde las nubes pasaban lentamente y la cerró, quizás si no veía las nubes el malestar pasaría, pero no tuvo éxito, el bamboleo era demasiado al igual que sus ganas de vomitar.

- ¿Quieres medicina? - Axel traía consigo un botiquín lleno de medicamentos conocidos por ella, eran lo que usualmente compraba, su hermana tenía la costumbre de darle medicamento contra el mareo y las nauseas cada que salían de viaje, ni siquiera sus padres sabían que se mareaba cuando iban de paseo.

- Gracias... - tomó el pequeño frasco y regresó a su asiento, esa medicina era amarga y pegajosa, dejaba un sabor horrible en la boca y la garganta al pasarla, pero era necesario si deseaba poder ver el paisaje, uno de sus sueños siempre había sido volar en un avión y ahora que se cumplía no podía disfrutarlo, necesitaba algo para calmar el mal sabor de boca, algo como...

- ¿Chocolate? - Axel nuevamente había acertado, su hermana siempre compraba varios chocolates y un poco de jugo de naranja para quitarle el mal sabor de boca, cómo era posible que él supiera exactamente qué hacer en estos casos, si ni sus padres sabían eso.

- Tranquila, sé muchas más cosas de ti, no soy un hombre que se case con una mujer sin conocerla a fondo.  Sé que tienes un peluche con el que duermes, es un conejo que te regalaron desde que tenías seis años, también sé que duermes boca abajo porque te cuesta conciliar el sueño si no te acarician la espalda; siempre quisiste ser médico pero te marea la sangre, te gusta bastante la música oriental al igual que su comida siendo que solo tienes el nombre de esa región y tienes un lunar en el...

Un reemplazoWhere stories live. Discover now