¿No puedo ser ella?

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El humor de Yuki no mejoró mucho al llegar a casa, se había topado con la sorpresa de que había una persona que no conocía en la casa, instalada en una de las habitaciones contigua a la que compartía con Axel.  El problema real no era la compañía extra, si no el trato que esa persona tenía hacía con su esposo.

- Axel, mira, me salió un punto rojo aquí, ¿Crees que debería ir al médico a que me revise? - decía mientras mostraba parte de sus senos, se encontraban sentados en la mesa, había sido una larga noche y la mañana tampoco parecía tener calma.

- Yo qué sé, ve con el dermatólogo.  Yuki, ¿Quieres ir a algún lugar?  Es fin de semana y no tienes clases, además hay que ver lo de tu fin de curso, veamos facultades ¿Quieres?

- Ay, eso de estudiar es todo un rollo, no sé porque la gente quiere llenarse la cabeza de esas cosas sino se utilizan en la vida real, por eso yo solo estudie hasta secundaria y soy todo un mujeron. - anunció de forma altiva, Yuki solo alzó la ceja, ese tipo de mujer era un desperdicio.

- Lo que eres es un parásito, ¿Cuándo te vas a casa? - preguntó Axel con un tono molesto, sosprendiendo a Yuki por su sincronía, ella pensaba en lo mismo.

Yuki solo atinó a reír, la acompañante frunció el cejo; esa niña estaba un poco loca, reía sola.  Pero no tenía las cualidades de ella, una niña sin experiencia no tendría oportunidad contra ella; decidió quitarle a Axel por su insolencia.

- Pensaba quedarme unas semanas, tengo tiempo ¿Sabes?  Estaba pensando que podríamos divertirnos como en los viejos tiempos. - guiñó el ojo, sonreía de lado, giró sus ojos para ver a Yuki, pasó sus delicados y finos dedos por la nuca de Axel, acariciándolo.

Yuki no pronunció palabra alguna, se le había quitado el apetito de repente, comenzaba a sentir nauseas, recogió sus platos y los llevó al fregadero, los lavó en silencio, estaba confundida y molesta, desconocía cómo se divertía Axel cuando era joven, seguramente no le agradaría la respuesta en lo absoluto; no era bueno seguir dándole vueltas al asunto, tenía cosas más importantes que atender.  Tomó su mochila y no quiso mirar al comedor, no deseaba ver esas expresiones de afecto adulto tan incómodo, comenzaba a pensar que Axel realmente no la apreciaba como mujer, quizás solo seguía siendo la hermana menor de Jessy.  Suspiró, no tenía oportunidad.

- ¿Dejándome atrás? ¿Vas a ver a otro chico? - preguntó con voz irritada, era suficiente con estar soportando a Carmen como para preocuparse por un contrincante con más vitalidad y posiblemente más atractivo.

- Axel... no.  Pensé que estabas ocupado, no quise interrumpir. - dijo con voz cansada, cómo explicarle al hombre causante de sus confusiones la razón por la cual comenzaba a dudar de su relación.  Las caricias de Axel la confortaban, pero Yuki deseaba más.

- Hey, puedes decirme que pasa, ¿Te están intimidando otra vez? - Yuki negó con la cabeza, Axel era inteligente y de eso no había duda, había resuelto tantos casos en su corta carrera como abogado, sin embargo el corazón femenino seguía siendo un misterio para él.

La abrazó, necesitaba calmarse, necesitaba sentir la tranquilidad de su tacto, respirar ese aroma que lo enloquecía y ponía en aprietos cierta parte de su anatomía que por el bien de Yuki esperaría hasta que se convirtiera en mujer para liberarse.

- Quiero que se vaya. - susurro aferrándose a su pecho, sabía que no era una mala persona pero no le gustaba que se le pegará tanto a su esposo y mucho menos le gustaba recordar que Axel era más experimentado que ella.

- Yo también, pero hasta que no consigan un lugar seguro los de protección a testigos no tiene donde ir. - suspiró ambos pensaban de la misma forma y eso le agradaba a Axel.

Un reemplazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora