Matrimonio por conveniencia

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Las clases en la preparatoria habían terminado finalmente, regresaba a casa pensando en su hermana mayor, era una fortuna que ella fuera menor y el peso de su casa no dependiera de ella; se había acordado un matrimonio arreglado para beneficio de ambas partes, por un lado, sus padres tendrían el dinero suficiente para no perder aquella tienda de pan dulce que tantos gratos recuerdos les había dejado, sin mencionar que se trataba del negocio familiar que se había construido desde cero; por otro lado el novio conseguiría una esposa finalmente para poder darle un nieto al padre de éste que se encontraba enfermo desde hace varios meses y los doctores le habían desahuciado. Se alegraba de no ser su hermana mayor, quien tendría que convivir con una persona que no conocía, se convertiría en su esposa y tendría hijos sin amor; eso era algo realmente horrible; en ocasiones, desde que aquello se decidió se preguntaba si su hermana estaba de acuerdo en eso, nadie le había preguntado su opinión y ahora parecía que a nadie le importaba lo que ella realmente deseaba.

- Yuki que bueno que llegas. - dijo su madre, estaban a un día de que la boda se llevara a cabo y su hermana de repente comenzó a actuar extraño, era como si no le importara lo que sucedía con ella, le habían impuesto terminar con su novio, cosa que no había tomado muy bien, aun así, siguió con el plan de sus padres sin decir palabra alguna, el ensayo había sido hace una semana y todo marchaba perfecto, a pesar de que su esposo había sido al azar no había tenido tan mala suerte, era apuesto, de piel blanca y alto, también era de una firma de abogados por lo que tenía dinero de sobra ya que era una firma con bastante fama por sus buenos resultados.

- ¿Qué ocurre mamá? Llegué a casa tan pronto como pude, tu llamada me asustó. - eso no había sido mentira, era raro que su madre interrumpiera sus horas de escuela, ni siquiera le llamaron a casa cuando los asaltaron llevándose gran parte de las materias primas y el dinero ahorrado para pagar a los proveedores.

- Es tu hermana, no logró contactarla. A ti siempre te contesta las llamadas, intenta tú. - Yuki realmente intentó desesperadamente llamar a su hermana durante toda la tarde, sin embargo, cada intento terminaba en un intento fallido.

- Lo siento mamá... no me contesta, debe estar muy lejos o apago el teléfono.

- Querido, ¿Qué vamos a hacer? - preguntó un tanto nerviosa a su marido, si bien era cierto que no podían hacer mucho, algo tenía que ocurrirse, el señor Takata, tenía que mantener la calma, solo por ser el padre de familia.

- Descuiden, voy a hablar con la otra parte, probablemente es temporal, puede que mañana este todo como antes, ya verán que arreglaré todo. - sonrió, una sonrisa que pretendía ser tranquilizadora, pero realmente no había mucho de que estar tranquilo, era imposible que el señor Reyes se calmara simplemente con una disculpa.

Su padre duro mucho tiempo al teléfono, disculpándose y pidiendo algo más de tiempo, era probable que su hija mayor regresara en un par de días, pero no había tiempo, las invitaciones, las reservaciones en el hotel, la lista de invitados, todo había sido enviado desde hace unas semanas y las confirmaciones a la boda comenzaron a llegar desde la semana pasada, así que no había tiempo para poder retrasar la boda.

- Sí, lo sé... pero, ¿Hay algo que podamos hacer? ¿Eh? ¿Otra hija? Pues sí, Yuki, pero ella está en preparatoria, aún no... Espere eso no es lo que... ¿Aló? Maldición... - el teléfono había sido colgado de manera tan violenta que no pudo evitar que la comunicación se perdiera, ahora que debía hacer.

- ¿Pasa algo papá? - preguntó preocupada Yuki, era muy importante para su familia no perder el único sustento que tenían para subsistir.

- Tranquila cariño, no pasa nada, mañana todo estará perfectamente. - mintió, cómo decirle a su pequeña en lo que había terminado todo, simplemente no podía decirle algo así, era injusto y lo sabía, pero qué más podía hacer, sin poder contactar con Jessy, sin saber siquiera en donde se encontraba, era la única solución.

Un reemplazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora