Capítulo I: Maldito buen mentiroso

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—Estás dentro.

De todas las cosas que TaeHyung pensó que searrepentiría oír no creyó que sería eso. Lógicamente debió asustarse por muchasotras palabras; las típicas y más oscuras. Algunas como: «Tienes cáncer» o «Nogrites y no te lastimaré». Uno desus temores más grandes, y suponía que era uno de tantos, era escuchar laspalabras: «Intentamosde todo para salvarlo, pero lamentablemente su padre ha fallecido, señor Kim».    

Pero ¿«Estás dentro»? ¿Por qué? Eran dos simples palabras y ya sentía el inconfundible miedo recorriendo su ser.

Había pasado algún tiempo desde que sintió esa sensación, probablemente desde que tomó su examen para entrar a la fuerza policial. TaeHyung recordaba haberse sentado en el pupitre, recién egresado del instituto, con pluma en mano y una serie de papeles enfrente de él; papeles que determinarían si ingresaría o no. Para algunos jóvenes de su edad habría sido el examen de admisión a la universidad, sin embargo, para él había sido otro el examen, y fracasar en ello habría arruinado sus aspiraciones. Por ello estaba asustado en el pasado.

En ese momento, él tenía la misma sensación en su estómago. Fue la manera en la que se apretó, como si fuera tomado fuertemente por un puño. Y como si se tratara de una especie de sincronía, su garganta pareció cerrarse hasta quedar del ancho de una pajilla. La piel de TaeHyung había estado caliente gracias a la calefacción de la oficina y, sin embargo, se volvió fría. ¿Acaso iba a comenzar a sudar? No estaba seguro, pero sintió que sí. Un sudor frío y húmedo que sólo podía describirse como uno de terror.

No obstante, NamJoon le estaba mirando como si nada importante estuviera sucediendo. ¿Por qué? Juzgando por su faz serena parecía como si le hubiera pedido que entrara a la base de datos y cambiara un registro por él. TaeHyung observó las carpetas en el antebrazo de NamJoon mientras tomaba asiento contra su escritorio. NamJoon no levantó la silla y actuó como un profesional; simplemente se reclinó para sentarse en el escritorio del informático, los bordes enterrándose en la parte trasera de sus muslos y el trasero de sus pantalones rozando la madera. Puso las carpetas abajo, a un lado de la laptop y se cruzó de brazos a la altura de su pecho mirando hacia abajo; hacia TaeHyung.

TaeHyung rápidamente se dio cuenta porqué el otro había decidido sentarse en su escritorio y no en otro lugar. La posición le permitía verse intimidante y en control. Tuvo que mirar hacia arriba y eso le hizo sentirse pequeño. En ese momento sentía que lo era, como si estuviera hincado en vez de estar sentado en su escritorio. Era el efecto de su sombra cayendo sobre su laptop y su mirada fija en él.

Dios, se sentía como una hormiga frente a él. Una pequeña e insignificante hormiga bajo la sombra de una bota pronta para pisotearlo.

—¿Perdón? — preguntó TaeHyung alzando sus cejas en un gesto que esperaba se viera confuso y no indulgente. Lo último que quería era verse irrespetuoso hacia él. Incluso si no era exactamente su superior no podía hacerle enfadar. No ahora después de todo.

—Dije —habló NamJoon sin parpadear—, que estás dentro.

TaeHyung examinó su rostro por un momento y luego miró su laptop. Había estado interceptando algunos correos con la esperanza de encontrar algún error en alguno de ellos. Que algún tipo la jodiera y usara una palabra que fuera motivo suficiente para tener una orden de arresto. Una palabra que no estuviera encubierta por otra más. Algo como «piel» o «dulces» o alguna otra puta palabra sacada del diccionario. ¿Por qué no simplemente decir «metanfetaminas» o «prostitutas» o la vieja y malditamente fría palabra de «asesinato»? ¿Por qué tenían que ser estúpidamente enredosos y hacerle el trabajo más difícil? Pero él ahí seguía luego de cinco horas de constante escaneo y nada.

House of Cards - BTS [TRADUCCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora