● Capítulo 12 ●

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MARATON 2/8

Narra Joel Pimentel

No sé si fue el frio o los ronquidos de Erick, pero algo me había despertado. ¿Estaba tapado con una sábana? Claramente no era el frio, Erick nos había tapado con la sabana de mi cama. Y Erick no parecía roncar, mierda creo que me entro semen en los oídos.

Talle mis ojos y mire al cubano que se encontraba a mi costado, abrazando una almohada, se veía tan tierno.

Joel: Gracias Erick. – digo mientras apreciaba cada facción de su rostro. Ahora que me pongo a pensar, ya me follé a este chico, pero en ningún momento probé sus labios, ese pensamiento rondo mi cabeza por unos minutos, hasta que el timbre de la entrada sonó. – Mierda. – maldije.

Me coloque una toalla alrededor de la cintura, me mire en el espejo y... "Oh mierda" susurre al observar lo desastroso que estaba mi cabello. Todo mi "yo" olía a sexo, tan solo espero que no sea la vecina que siempre está de chismosa con mi madre.

Quien estuviese tocando el timbre sonaba desesperado, una vez en la planta baja grite "voy" trate de arreglar mi cabello, y entonces abrí la puerta.

Joel: ¿Elizabeth? – dije nervioso. - ¿Qué haces aquí?

Elizabeth: Teníamos una cita Joel, y no llegaste. – dijo entrando sin invitación.

Joel: Espera... - dije tratando de que no entrara a la sala.

Elizabeth: Vaya que tuviste una fiesta aquí. – dice al observar las cervezas y la ropa tirada.

Joel: No fue una fiesta, me estaba probando mi vieja ropa. – dije nervioso, la chica se agacha y toma entre sus manos el bóxer de Erick.

Elizabeth: Tu no cabes aquí Joel. – dice mostrándome el bóxer.

Joel: Me gusta usarlos una talla menor, para que se me remarque, tu sabes. – dije inventando la excusa más estúpida.

Elizabeth: Interesante. – dice comprimiendo el bóxer en su puño. - ¿No te molestara si me lo quedo como recuerdo? – dice mientras muerde sus labios.

Joel: Bueno es que... - digo tratando de quitárselo, pero fue inútil, ya que ya lo había guardado en su bolsa.

Elizabeth: Traje esto, quizá podamos hablar aquí y tomar un trago. – dijo levantando una botella de vino.

Joel: Es noche Eli. – digo bajando la mirada.

Elizabeth: Entonces si eso fue una indirecta, me gusta. – dice caminando hasta la planta alta.

Joel: Elizabeth espera – corro detrás de ellas. Por fortuna logro detenerla con la mano en la perilla de la puerta.

Elizabeth: ¿Qué sucede Pimentel? – dice mientras sostengo su muñeca.

Joel: No creo que haya nada que charlar entre tú y yo, todo quedo claro, tu elegiste esto cuando decidiste revolcarte con Johann. – digo molesto, parándome frente a la puerta de mi cuarto.

Elizabeth: Joel, ya te había dicho que solo fue un desliz. Acordaste escucharme. – descansa una de sus manos sobre mi pecho desnudo. – Tu siempre me tenías abandonada, fue un arranque de rabia.

Joel: Un arranque de rabia que te duro ocho acostones. – quito su mano de mi pecho de una manera no muy sutil.

Elizabeth: No hace más de 8 horas estabas mandándome mensajes bonitos.

Joel: Bueno, fueron ocho horas, pude haber hecho muchas cosas en ese tiempo. Pude haber cambiado de parecer. – digo con la mirada firme sobre sus gestos. – Vete a casa Elizabeth.

Elizabeth: No sé qué te haya hecho cambiar, pero sé que mañana me rogaras, te estaré esperando Joelito. – dice rosando mi entrepierna.

Joel: Claro, esperemos a mañana. – digo acompañándola a la salida.

Elizabeth: Me quedare tu prenda como un seguro. – dice saliendo de la casa.

Cuando vi que estaba a una distancia alejada, cerré de un portazo, había llegado a arruinarlo todo, sentía un desastre en mi estómago, sentía una fuerte presión en mi pecho, ¿Qué estaba haciendo? Yo no era esta persona. ¿De verdad desquitarme con Elizabeth, revolcándome con un chico? Era inmaduro hasta para un niño de 15.

Subí a mi habitación, sin hacer ruido, tomé mi almohada y no pude evitar volver a ver a Erick, ¿Por qué me sentía así en su presencia?

Joel: Carajo Pimentel, eres un asco de persona. – dije para mí mismo. – Todo fue un error Erick. – Me reproche, tome una sábana y salí de la habitación.

Bajé hasta la sala y me recosté en uno de los sofás hasta quedar dormido. 

 

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Numero Desconocido - Joerick Donde viven las historias. Descúbrelo ahora