Lynn I

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Me desperté antes que Aiden. Me tenía muy envuelta en sus brazos y tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para escabullirme sin despertarle.

Cuando lo conseguí sonreí victoriosa. Me quedé un rato mirando a Aiden dormido. Decir que parecía un ángel caído del cielo es quedarse corto. Mi sonrisa se prolongó por mucho más tiempo cuando empecé a recordar momentos de ayer.

Aprovechando que estaba desnuda decidí darme una ducha. Busqué una toalla limpia en el armario del baño que envolví alrededor de mi cuerpo. Lo que no había calculado es que no tenía nada que ponerme después de esa ducha.

Otra vez intentando hacer el menor ruido posible, salí de la habitación. Iba descalza y con la toalla alrededor de mi cuerpo. Rezaba por no toparme con Lucas porque lo que me faltaría ahora mismo serían sus mofas...

No veía a nadie por el pasillo, pero sí parecía que había gente en el piso de abajo.

—Lucy —dije con un tono de voz normal, sin gritar. Se supone que me podría escuchar si estaba en la casa, ¿no? Estos lobitos tenían un oído ultrasónico... o eso me había hecho creer Aiden.

Alguien comenzó a subir las escaleras; Lucy.

Suspiré aliviada. Sonreí comprometidamente.

—¿Me prestas algo de ropa? —pregunté.

Lucy sonrió y asintió.

El cuarto de Lucy y Liam era más grande que el de Aiden, y ciertamente más decorado. Tenían varias fotos pegadas por las paredes y otras enmarcadas. Unas lucecitas de colores por encima de la cabecera de la cama, en fin, nada que ver con las paredes blancas y nada más del cuarto de Aiden.

—Lucy, ¿cómo os conocisteis Liam y tú? —pregunté intentado colarle la pregunta como algo casual.

Pero Lucy no era tonta y se dio cuenta de la curiosidad que sentía.

—¿Qué te ha contado? —preguntó tendiéndome una camiseta y unos leggins negros.

—Nada —dije—, ese es el problema.

Lucy sonrió.

—Realmente creo que ni Aiden sabe nuestra historia —dijo—, bueno, al menos nunca se la hemos contado directamente...

—Sí ya... puede meterse en vuestras cabezas.

Ella asintió.

—Tampoco tiene mucho misterio; Liam y yo nos conocimos cuando nuestros padres se casaron. Se supone que éramos hermanastros, mejores amigos, siempre habíamos sentido ese "algo más", pero no podía ser y lo sabíamos. No sabemos quién nos trasformó, ni cuándo, ni cómo. Yo solo recuerdo sentir un dolor inmenso durante una noche. Fui a buscar a Liam como pude, y en el momento en el que miré a los ojos, estos brillaron un intenso dorado; Liam se había imprimado. Huimos esa misma noche —me contó. 

—¿Y vuestra familia?

—Nunca supieron más de nosotros, tampoco nos buscaron. Supongo que nunca sabremos lo que pasó realmente —dijo. No estaba cien por cien segura de que me estuviera diciendo la verdad.

—¿Ninguno de vosotros era un Alpha? —pregunté.

—No funciona exactamente así —dijo—. Después de un tiempo vagabundeando por allí, nos topamos con una casa en llamas. Escuchamos a más de los nuestros. Aiden... estaba a punto de morir y por alguna extraña razón yo me sentí atraída hacia él. Decidí que era mi Alpha. Liam me siguió. Intentamos salvar a sus padres también, pero...

No acabó la frase.

Me acabé de vestir y bajamos juntas por las escaleras. Estaba dándole vueltas a lo que me había contado Lucy. Algo no me cuadraba.

—Hola, Lynn, ¿has dormido bien? —preguntó Lucas—, o mejor dicho; ¿has dormido algo? Porque a los demás sí que no nos habéis dejado dormir...

Liam y él se empezaron a descojonar.

—Basta —les dijo Lucy molesta y se sentó junto a Liam el sofá.

Me senté al lado de Lucas y éste se me puso a dar codazos amistosos y levantaba las cejas poniendo caras raras. Lucas era genial. Me reí avergonzada. 

—Chicos —dije de repente—. ¿Qué... qué hay que hacer para transformar a alguien? —pregunté con algo de duda. No estaba segura de si iban a contestarme.

Los tres se miraron entre ellos. Puse los ojos en blanco. Ya estábamos con el misterio.

I M P R I M A D A [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora