Aiden

17.8K 1.2K 38
                                    


—Yo era hijo único; mi padre era cirujano, le fascinaba su trabajo, de hecho, era bastante bueno. Su nombre era Alexander; mi madre, Nía, era una humilde ama de casa. Se dedicaba a estar conmigo, ya que mi padre hacía muchas horas y muchos turnos de guardia en el hospital.

«Un día volvió a casa extremadamente alterado, ni siquiera nos saludó, caminó rápidamente hacia su despacho y cerró la puerta de un portazo. Yo tendría unos siete años por aquel entonces. Mi madre fue corriendo detrás de él.

—¡Lo he visto!, ¡Nía, sus órganos se recomponían sin que tuviéramos que hacer nada! —repetía sin parar—. ¡Es un milagro! ¡Es un milagro!

Jamás había visto así a mi padre.

—¿De qué estás hablando, Alexander? —preguntaba mi madre alterada mientras intentaba calmarlo.

—No es de este mundo, Nía, ha desaparecido, ese chico ha desaparecido, pero tengo que encontrarlo, ¡lo tengo que encontrar!»

«Así pasaron los años. Nos mudamos más veces de las que puedo recordar, siempre detrás de alguna pista, mi padre prometía que estaba cerca, que iba a descubrir la verdad, que iba a descubrir qué era ese chico. Se obsesionó durante años; pasaba muy pocas horas con nosotros, estaba todo el día metido en el sótano, que se había convertido en su nuevo despacho. Se le metió en la cabeza de que existían humanos-cambiantes, así les llamaba él, cambiantes en lobos, claro, pero le parecía demasiado ridículo decirles hombres lobo.

—Se acabó —dijo un día mi madre cuando mi padre cogió su plato de la cena de la mesa para llevárselo abajo—, Aiden y yo nos vamos, Alexander —dijo.

«Mi padre se quedó parado, volvió a dejar el plato sobre la mesa y nos miró. Mi madre me miró a mí y yo asentí con la cabeza para darle apoyo. Ya tenía diecisiete años y era planamente consciente de que mi madre no era feliz.

Mi padre, sin embargo, levantó un dedo en el aire y dijo:

—Tenéis que ver esto, está en el sótano —se dirigió hacia allí esperando que mamá y yo le siguiéramos.

Nos miramos mutuamente. Nos levantamos a la vez y le seguimos.»

«Desde luego que el sótano había cambiado mucho desde la última vez que bajé allí. Había muchas herramientas, muchas, dios, ¿todo eso se usa sobre el cuerpo humano? Pero una vez que dejé de mirar hacia las herramientas, miré a la mesa de operación. ¡Había una persona allí! ¡Un chico! No mucho mayor que yo. Estaba... moribundo. Mi madre ahogó un grito y se agarró a la pared para no caerse. Yo miré a mi padre con los ojos abiertos, exigiendo una explicación.

Mi padre rio.

—¡¿No es genial?! —dijo con demasiada ilusión, se notaba el orgullo en su voz—, no os preocupéis por él, le he cortado la lengua, gritaba demasiado —siguió riendo—. De todos modos, ya tengo de él lo que necesitaba —dijo y empezó a buscar algo. Cogió un frasco con algo rojo y otro con algo blanco—, ¡tachan! Ni os preocupéis por el chico, morirá en un par de horas.»

«Lo demás pasó demasiado rápido, tal vez no supe reaccionar por el shock o no lo sé, pero allí estaba mi padre con esos frascos vacíos y riendo; me los había inyectado. Veía a mi madre en el suelo inconsciente, pero no podía ayudarla; lo único que sentía era el dolor inmenso por todo mi cuerpo, como si todos mis huesos se estuvieran rompiendo. Cerré los ojos y cuando los volví a abrir, lo que era capaz de ver... no era propio de un ser humano.»



~~~~~~~~~~

Decidme mis amores que os parece la historia de Aiden!!

(Aún queda mucho por revelar)

Pd: Ya tengo unos cuantos capítulos escritos así que los iré subiendo a los largo de esta semana <3<3

-Leli.

I M P R I M A D A [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora