Rosa roja.

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Mi querida rosa roja, te envidio. La vida es pintar, dibujar, lo primero que imagines, lo que más te guste. Dibujar un cuadro, marcar tu trazo, inventar tu camino. Y tú eres una artista, tu pulso no tiembla al trazar una nueva línea, no dudas al añadir un nuevo color, no destrozas el cuadro con un nuevo elemento, y, aunque,en verdad no lo sabes, pareces tener muy claro la imagen que quieres plasmar...mientras que yo...

Mi pulso tiembla demasiado, no por nervios, por naturaleza. No tengo idea de que quiero pintar, nada esta claro, casi habría sido mejor dejarlo en blanco. No hay variedad de colores, todo es monótono, negro, gris, y a veces azul oscuro, como el del cielo cuando hay tormenta. No sé que plasmar, dudo ante cada nuevo trazo, y cuando me atrevo, destrozo más mi cuadro. Y te envidio, porque tú pintas a mi lado; tu caballete junto al mío, pero demasiadas diferencias, y cuando giras la cabeza y ves mi demencia atrapas mi mano derecha, la cual sujeta un pincel, y manejas mi muñeca tratando de mejorar mi pintura. Y mientras tu obra de arte se admira en exposiciones, mis trazos incomprensibles son despreciados, incluso por mi. Así que, Rosa roja, confieso que te envidio, aunque tú me envidias a mi, porque piensas que mi negro esconde oro, pero, en serio, deja ya la búsqueda del tesoro, no encontrarás nada salvo un espejo, pues tú eres el oro y yo el espejo roto.

Palabras de una negra flor. Onde histórias criam vida. Descubra agora