Capítulo 22 🐺

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Axel

No puedo describir lo que siento en este momento. Mi respiración sale jadeante, mi piel hormiguea y mi corazón late a un ritmo impresionante. Trato de convencerme a mí mismo que esto es un sueño, pero sé que no es así.

Ella está frente a mí.

Mi compañera acaba de aparecer.

No me muevo, no pronuncio ni una palabra. Lo único que hago es observarla en silencio.

Melody hace lo mismo.

Las ganas de gemir me tientan cuando miro su boca. Es una de las criaturas más perfectas que he visto, pero ella no huele como todos. Es una mezcla extraña, su aroma me conmociona.

No es licántropo.

¿Vampiro?

Jódanme.

Siempre he despreciado a estas criaturas y ahora resulta que mi compañera es una. Mi destino es un completo chiste. A la mierda.

―No puede ser ―La voz de Nastia suena sorprendida ―. ¿Este imbécil es compañero de mi hija?

Estoy muy aturdido como para poder comprender lo que sucede. Sus palabras suenan enojadas e indignadas. ¿Acaba de llamarme imbécil?

―También soy demonio ―agrega Melody al oír mis pensamientos.

«Melody es mi compañera. Esta hermosa chica es mi compañera».

Reynard tiene una sonrisa luminosa y llena de felicidad. Ella no está sorprendida por este mágico momento. Sabía mi futuro y ahora entiendo sus palabras en el auto.

«Veo un futuro muy prometedor para ti, Axel. No extrañarás nada de lo que pierdas. Son cosas insignificantes que no te hacen feliz realmente»

―Mierda... ―murmuro y paso las manos por mi cara.

Nastia Shikova enciende otro cigarro. Ella tendrá un infarto si no se calma pronto. Yo también. Mi pulso está loco, frenético. Quiero lanzarme al suelo y convulsionar.

―Maldita sea ―Inhala Nastia ―. No puede ser verdad.

El corazón me martillea con tanta fuerza en el pecho que casi me impide oír. Cada parte de mí vibra. Melody me mira. Percibo los latidos de su corazón, la forma que exhala. Escucho sus pensamientos.

Todo.

Es deslumbrante.

Mi jean de pronto está muy apretado y me cuesta respirar. Ella es preciosa, tengo que parpadear dos veces para convencerme de que es real.

―Será mejor que se larguen por dónde vinieron ―masculla Nastia ―. Fuera de aquí.

Ashton tose.

―Señora...

―No me hagan llamar a seguridad ―Nastia señala la puerta ―. Tampoco me obliguen a usar la violencia. Los convertiré en papillas.

Libero un sonido frustrado. No sé qué diablos pasa, pero la idea de su hija lejos de mí me pone loco. Melody es mi compañera. Pertenece a mi lado.

―Su hija está destinada a mí ―murmuro con una calma mortal ―. No puede separarnos.

Los ojos marrones de Melody arden en los míos. A ambos nos cuesta luchar contra este magnetismo. Cada vez nos empuja a estar más cerca, sin ninguna distancia.

―Mamá... ―musita ella. Carajo, sigue hablando que me encanta tu voz ―. ¿Puedes calmarte?

La risa de Nastia desborda incredulidad.

Dulce Perdición [En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora