Capítulo 8 🐺

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Asher

¿Otra vez con la misma mierda?

Parpadeo hacia Reynard con una mezcla de molestia y rabia. Es irritante que juzgue a Arianne sin conocerla. Su oscuridad se debe a ese demonio, pero mi chica es maravillosa. Soy testigo de ello todos los días. Su corazón es tan grande que apenas cabe en este mundo. Es sensible, compasiva, amorosa, fuerte y valiente. Tiene tantas cualidades que nunca terminaré de mencionarlas.

—Oscura mi culo —digo antes de que pueda detenerme —. Mi chica es de todo menos malvada.

Reynard arquea una de sus cejas rojas, viéndose ofendida por mi lenguaje vulgar. A la mierda. No permitiré que nadie haga sentir mal a mi chica. Ari ha tenido más que suficiente y yo estoy harto del estúpido recordatorio. Estar relacionada a Abigail no la convierte en ningún demonio. Ella es todo lo contrario, es un ángel que este mundo no merece.

—Mi intención no es ofenderla —aclara Reynard —. Su oscuridad no pasa desapercibida en ningún lugar. Tiene parte demonio.

Arianne suspira.

—Soy nieta de Abigail Sanders. El título de demonio le pertenece a ella.

La elegante figura de Reynard se mueve, y después se sienta en el sofá más cercano, cruzando sus largas piernas.

—Eso explica muchas cosas —Reynard entrecierra los ojos —. Aunque también puedo ver destellos blancos en tu aura. ¿Druida?

Arianne asiente.

—Sí.

—Druida, licántropo y parte demonio —sonríe —. ¿No es eso interesante? Tengo a la descendiente de la mismísima Abigail Sanders en mi hogar y una druida. Nunca he visto a este tipo de especie.

Maldita sea. Espero que no haga problemas por culpa del linaje de Arianne. No viajamos durante cuatro horas para tener una respuesta tan patética. ¿Soportamos a Marianne para nada?

—Yo no soy como ella —asegura Arianne —. Hago muchas estupideces, pero jamás llegaría a ese nivel de locura. Abigail es una desquiciada sin corazón.

Los ojos marrones de Reynard se suavizan ante la confesión. La piedad nada en sus pupilas.

—Estás aquí porque quieres descubrir los orígenes de tu abuela —La pelirroja habla como si estuviera al tanto —. Quieres que me comunique con tu difunta madre. ¿No es así, Arianne?

Sin dudas es una médium muy interesante. Yo tampoco conocí a alguien como ella.

—¿Crees que puedes ayudarnos? —pregunto —. Eres nuestra única alternativa.

Reynard nos observa por un tenso minuto silencioso antes de dar una respuesta.

—Puedo hacerlo —manifiesta —. El destino los trajo aquí por un motivo muy fuerte.

Los hombros tensos de Arianne se aflojan por el alivio instantáneo.

—Gracias.

Reynard sonríe.

—Me imagino que trajeron una buena suma de dinero. Mis servicios son caros, pero eficientes.

Asiento.

—Vinimos preparados. ¿Es posible que nos ayudes hoy mismo?

La pelirroja suelta un pesado suspiro y niega con la cabeza.

—Lamento decepcionarlos, pero hoy no será posible —Hace una pausa —: Además, mañana habrá un baile y necesito estar relajada.

—¿Un baile? —inquiere Arianne.

Dulce Perdición [En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora