33. Murio de desamor

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Olivia Pimentel

Miraba por la ventana como Joel corría tras de Christopher. Si alguien más los viera de esta forma pensarían que Joel es el mayor de los cuatro, cosa qué es falsa.

–¿Qué miras? –habló alguien detrás de mi. No voltee pues sabía perfectamente quien era.

–A tus estúpidos hijos –comente riendo.

–¡Hey! –se quejó enojado.

–Excepto Val y yo, claro –el sólo río y se puso a mi lado para observarlos.

Ahora podía decirle papá, ya que se comportaba como tal. Ahora si sentía que me quería y que se preocupaba por mi, era un sentimiento lindo.

–¿Dónde esta Val? –pregunté.

–Está con mama. Iremos por ella en unos minutos, ¿vienes?

–No gracias, me quedo aquí con los bobos –el río y depósito un beso en mi frente antes de salir.

Pasó una hora cuando escuche la puerta cerrarse, ya se habían ido. Sonreí gustosa y baje corriendo las escaleras.

–¡Joel! ¡Joel! ¡Christopher! –grité con fuerza llamando la atención de ambos.

–¿Qué pasa? Estas bien? Liv –dijo Joel preocupado tomándome de los hombros.

–¿Qué onda? –hablo Christopher sonriente, sabía que el no caería tan fácil.

–Por accidente he lanzado un tenis a la piscina, podrías ver si...

Joel sólo asintió y se acercó, se agachó e intentó buscar. Claro, no se metió porque estaba en pantalón y hacia algo de frío.

Aproveche el momento. Christopher soltó una risita burlona y juntos empujamos a Joel, quien cayó de cabeza a la piscina. Comenzamos a reír fuertemente hasta que Joel salió a la superficie y nos miro de mala manera.

–Lo bueno es que Chris está de mi lado –río y lo mire sin entender. Gire encontrándome con Christopher dando grandes pasos hacia mi.

–¡Aléjate gato! –grité, pero ya era tarde. Me había tomado en brazos y salto a la piscina junto a mí-. ¡LOS ODIO!

–Nos amas –río Joel y nado hacia mi. Estaba temblando del frío y eso hizo que se rieran aún más-. Ven acá

Abrió sus brazos y me recibió entre ellos dándome calor.

Erick Colón

Mi novia estaba arriba organizando las cosas mientras que yo tomaba de un bote de coca cola. Miraba la televisión que estaba apagada, me veía reflejado a través de ella.

Me levanté del sillón y sacudí mis pantalones intentando limpiarlos, ya que el polvo del sillón había hecho que se manchara.

Tomé mi chaqueta de estilo militar y salí de la casa, no avisaría pues seguro estaba tan ocupada organizando todo.

Mientras caminaba pateaba una piedra que había en el camino. Había extrañado estar aquí, extrañe todo más sin embargo el hecho de que todo me recuerde a ella hacia peor mi estancia aquí.

–¿Erick? –busque con la mirada al dueño de esa voz, pero no lograba encontrarme con nada. Ignore aquel hecho y seguí mi camino, ni siquiera sabía hacia donde iba.

Saqué mi celular del bolsillo y me quede mirando este por varios minutos. Aún tenía el número de Joel, podía...tal vez podría quedar con el y ponernos al corriente.

¡Qué cosas dices!

Seguramente esté guardándome rencor, pues lo deje sólo en su peor momento. La dejé a ella, dejé que se fuera de mis manos poco a poco... ¡Qué imbécil!

–¿Acaso me estas ignorando? –hablaron a mis espaldas, gire encontrándome con Richard.

–¡Hermano! –le di un fuerte abrazo. Estaba más musculoso que antes y tenía más de un tatuaje en su cuerpo.

–¿Dónde estuviste? Te perdiste de mucho... –levanté la cabeza mirando hacia el cielo.

–Lejos, lejos de aquí

–Gran dato –río.

–Tú... –no sabía si preguntar o no, si estaba haciendo lo correcto-. ¿Sabes algo de Olivia?

Su expresión cambió y se volvió más dura.

–Murió –dijo serio.

–¿Qué? –susurré, sabía que pasaría más no estaba preparado para oírlo.

–Murió de desamor –me miro directamente a los ojos.

–Yo no quise...

–Pero lo hiciste –me dio una palmada en el hombro.

–Quiero ver a Joel, ¿podrías llevarme?

–Eso creó

Y aquí íbamos, no sabía que sorpresas me encontraría, pues hace mucho que no sabía de el. Tan sólo espero que no me odié.

–¿Porqué la dejaste? –preguntó. Sabía a que se refería.

–¿Cómo lo sabes? Eso era algo que sólo nosotros...

–Ya todos lo saben, también lo cobarde que fuiste. Nos queda claro –comento mientras seguía caminando.

–Te contaré lo que pasó, mi versión de la historia. No la de ellos.

No entiendo |Erick Colón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora