Capítulo catorce

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La mama de Zabdiel nos agradeció el hecho de ir por las compras, les miraba mientras hablaban, como desearía poder pasar un momento así con mi mama, tan simple.

Sabía que tenía que irme, no podría quedarme aquí, aunque Zabdiel lo negara sabía que sólo era un estorbó. Tome mi celular y mi cargador, fui hacia la puerta principal y agradecí el que estuviera abierta, salí con mucho cuidado, no quería captar su atención.

Lo haría, tengo que hablar con Joel. Arreglar las cosas, si tanto me quería lejos, bien. Camine hacia casa de Erick, tenía ambas manos dentro de mi sudadera, pensando en que decir...

[...]

Toqué el timbre, mientras jugueteaba con mis manos, estaba nerviosa.
La puerta se abrió mostrándome a Erick, el sólo me miro con sorpresa y se acercó a darme un abrazo.

–¡Joel! –grito, me tomo de la mano guiándome hacia adentro. Se escucharon unos pasos, cerré los ojos sintiéndome extraña, no sabía como iba a reaccionar, estuve dos días fuera.

–¿Li...? Liv –oí su voz, levanté la mirada y lo vi ahí, al final de las escaleras, rápidamente las bajó y corrió hacia mi. Me tomo en brazos mientras besaba mi cara entera, sólo sonreía mientras lo hacia, lo había extrañado.

–Para Joel –dije riendo.

–¡No vuelvas a hacer eso! Nunca más, no sabes como me tenías, mierda –volvió a abrazarme con fuerza, susurrando cosas.

–Lo haré –afirme, cuando se separó de mi pude ver su expresión.

–¿Qué? De que hablas –lo tome de ambas manos y solté un suspiro.

–Me iré. Si así lo quieres me iré con nuestra tía, sólo te pido que vallas a visitarme o me llames cada día, sólo para saber que estés bien –el negó rápidamente.

–¡No! Yo... Lo siento, no quiero que te vallas, pensé que estarías mejor allá pero me equivoque, sólo yo puedo cuidarte y se que nada te pasará estando aquí conmigo, nada me asegura tu bienestar estando allá –Erick sólo escuchaba atento, rápidamente desvió la mirada al ver que lo veía.

–Erick, puedo hablar contigo un momento? –pedí, el sólo asintió y Joel se separó un poco de mi dándome espacio.

Camine hacia la cocina, el venía detrás de mi.

–¿Pasó algo malo? –pregunto, negué y el sólo se quedo en silencio.

–Yo, siento mucho como te he tratado estos días –el sólo sonrió, eso será un ¿estas perdonada?

–Oye está bien. No tienes porque sentirte mal, todos tienen sus malos día, anda ven aquí –abrió sus brazos, me acerque a el recargando mi cabeza en su pecho, olía tan bien, podría estar así junto a el todo el día.

–¿Chicos? –la voz de Joel me sacó de mis pensamientos y quise matarlo al interrumpir este momento, me separe de Erick quien me dedico una sonrisa.

–Joel, que pasó –el sólo miraba la cocina, tenía hambre y quería que le preparen algo, maldito.

–Yo cocino –hablamos al mismo tiempo.

–Buenos los dos –añadió Erick, mi hermano sólo rodeó los ojos y salió de la cocina.

–¿Tienes idea? De que cocinar... –el se quedo pensando un momento, sólo dije que cocinaría más no sabía el que, digo puedo hacer huevo ¿también se vale?

–Pues podríamos hacer pasta con lasaña, ¿te gusta? –pregunto, solté una risa.

–La verdad nunca he probado la lasaña, soy rara lo se –me miro incrédulo, negó y camino hacia el refrigerador.

–No me esperaba eso, pues espero y te guste mi lasaña –asentí y comenzó a sacar los ingredientes.

[...]

–¡Erick! Sabe delicioso –gustosa le di un mordisco más. El sólo me miraba divertido, mi hermano se dedicaba a comer en silencio, sólo miraba su celular algo preocupado.

–¿Pasa algo Joe? –levanto la mirada y después negó.

–Sólo vi algo en facebook, nada importante –ni el se la creía.

–¿Viste la foto del cejon? –pregunto mi hermano.

–Quien es el, de que hablas –el sólo río, después comenzó a hablar de nuevo–. Si, aquel chico que le gustaba a Jaquee.

Ahora tenía sentido, comencé a reír junto a el, como olvidar cuando le gustaba el chico de la gaseosa. Seguramente estaba hablando con ella, había perdido el contacto pero seguramente Joel seguía con ella, sabía que desde pequeños ella gustaba de el.
Más nunca lo admitió, Erick me miro queriendo que le den una explicación.

Fue una cena algo extraña, ni yo me entendía.

No entiendo |Erick Colón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora