Hamilton Origin [TERMINADA] |Serie Hamilton| #0.0 <SIN EDITAR>

Capitulo 32: La boda esperada.

Dimi puso una regla muy en claro "NADA DE PELEAS EN MI BODA".

No creí que unas simples palabras fueran a detener a los Hamilton, pero a Chase si. No quería arruinar la boda de su hermanita, así que me encargare de mantenerlo lo mas alejado posible de esos seres sin corazón.

Suerte para mí que no tendría que encargarme del maquillaje ni el peinado de Dimi y el vestido se lo pondría en la iglesia, en un cuarto que dejamos preparado ayer con los vestidos, flores, kit de emergencia. También dejamos unos chocolates, no fue muy inteligente ya que se podría derretir, pero era eso o arriesgarnos a olvidarlos hoy. Estaremos con los nervios de punta, obviamente.

-No vuelvo a bañarme contigo, Chase! -salí corriendo del baño- Se me esta haciendo tarde.

-Adentro no te quejaban. Mas bien, parecías disfrutarlo -lo fulmine con la mirada- Esta bien. Venga, te ayudare con el cabello.

Lo mire sorprendida.

-Enserio? -me senté en la silla enfrente del tocador- Serás mi estilista.

-Algo así.

Era sorprendente. Tengo el novio soñado! Cuantos hombres saben usar una secadora de cabello tan bien como él? Ni siquiera yo puedo dejarlo tan bien.

-No se te olvide que tengo una hermana menor. -dijo como si estuviera leyendo mis pensamientos- Tuve que participar en muchas pijamadas.

-Eres increíble -me le colgué del cuello- Cada día me sorprendes más.

-Deberías cambiarte, antes de que te sorprenda aun más.

Me separe de golpe y empecé a cambiarme. Necesitaba llegar en 10 minutos a la iglesia o Dimi me matara.

-Cámbiate rápido si no quieres que te mate! -le grite a Chase que no dejaba de verse en el espejo-

-Ya voy, nena. Cálmate un poco, quieres? -le tire un zapato a la cabeza que por poco y no lo esquiva- Entendí, capitana!

En menos de 8 minutos ya estaba con Dimi ayudándole a ponerse el vestido. Estaba histérica gritándole a todos ordenes que seguir al pie de la letra. Todas corrían de un lado a otro, ni siquiera pude saludar a Becky, Sam y Fran, menos a Lucy que había desaparecido al momento en el que entre. Según entendí, fue a comprobar que Derek estuviera ya en el altar, por onceava vez. No es como si fuera a escapar, aunque lo intentara Chase no permitiría, la ama con todo su corazón.

-Como me veo? -preguntó nerviosa-

-Hermosa -respondí con lágrimas en los ojos- Lo siento, estoy muy sensible.

Me agarro por sorpresa, abrazándome de la nada. Lloraba en mi hombro y yo me uní.

-Es lo que siempre soné, es tan perfecto que parece...

-Irreal -concluí- Es un sentimiento totalmente abrumador.

Asintió sin separarse de mí. Lucy volvió uniéndose a nuestro abrazo, seguido de las chicas. Todas estábamos muy sentimentales, posiblemente por los gritos que nos dio Dimi, y porque estábamos muy felices por ella.

Nos separamos aun con unas cuantas lágrimas rodando por nuestras mejillas.

Unos brazos me rodearon, pegando mi espalda a su pecho.

-No lloren, sentimentales! Es un día para celebrar.

-Tu que haces aquí? -me doy la vuelta para quedar frente a él- No tienes que estar cuidando a Derek?

-Estará bien por un minuto. Su primo esta con él. -acaricio mis mejillas quitando una lágrima- Yo tengo el honor de entregar a mi hermanita.

-Por supuesto! -Dimi nos abrazo, dejándome en medio de ambos- Pero hoy romperemos ciertas tradiciones.

La miramos confundidos.

-Que quieres decir? -pregunte

-Ambos me entregaran! -se separo, agarrando mis manos- Por que tu eres mas que mi mejor amiga y ahora cuñada. Eres como mi hermana, algunas veces fuiste hasta como mi mamá. Regañándome cuando lo necesitaba, alimentándome a seguir mis sueños, ayudándome a cuidar a mi hermano tonto -Oye!- Eres mi familia, Alas.

Ahí van las lágrimas de nuevo.

-Les gusta hacerme llorar -solloce-

Ambos nos volvimos a abrazar. Ellos eran mí todo. Nada me alegraba mas que saber que también era su todo. Tantos años de conocernos, de hacernos compañía en las buenas y en las malas. Cuando nos conocimos por una simple coincidencia en una fiesta. Y ahora aquí estoy, en su boda entregándola al hombre que ama.

Este día era simplemente perfecto.