Capítulo 36

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Milagros inesperados.

Dos semanas más habían pasado y el Sheriff no mejoraba, pero al menos no empeorará. Y a pedido del paciente lo mandaron a una habitación normal donde por fin podría quedarse bajo el cuidado de su hijo.

Por supuesto que Derek no le dejaba solo porque sabía que intentaría quitarle el dolor con sus poderes, así que entonces pasaban las noches juntos en un cuarto más grande; cortesía de Melissa.

Lo cierto era que los pocos y discretos intentos que hiso por sacarle el dolor, como acariciarle la cabeza, tomarle de la mano, besarle la frente o abrazarlo, no surtían efecto. Tal vez ni siquiera tenía esa habilidad.

Pero Stiles no iba a rendirse fácilmente y el único obstáculo que le impedía hacerlo tenía nombre y apellido, Derek Hale. Por eso Stiles tenía un plan.

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Desde el día siguiente que vio Derek a Jughead en la casa de Stiles, había notado que el demonio no se despegaba del castaño cuando se encontraban en la mansión, y aunque deseaba quitarle la cabeza con los dientes no hacía nada para separarlos porque había notado que al menos Stiles sonreía de vez en cuando o participaba en las conversaciones de sus amigos.  

El simple motivo de poder quedarse con su papá en la noche había cambiado un poco el humor de lobito.

Mientras el moreno bajaba por las escaleras luego de tomarse una sienta, vio que el chico estaba hablando con el demonio de una manera extraña donde parecía reprenderlo y el otro ponía cara de decepción. Y cuando quiso usar su oído de lobo, los dos habían callado.

- ¡Derek! - llamó con ánimos Stiles como queriendo evitar preguntar hablándole así. - ¿Me llevas a la veterinaria de Deaton? - preguntó inocentemente.

- ¿Para qué? - devolvió frunciendo el ceño mirando a Jughead un instante y este encogió los hombros.

- Yo... quiero saber si sabe algo de Mary. - respondió pensativo.

El latido acelerado del corazón del castaño indicándole que mentía no pasó desapercibido por su Alpha pero decidió seguirle el juego y asintió lentamente yendo hacia la salida.

...

- ¿Me esperas aquí o entras conmigo? - preguntó el menor.

Derek arrugó el entrecejo. - Stiles, ¿qué vienes a hacer aquí? -

- Ya te dije... yo... - trató de mentir.

- ¿Desde cuando tú entras y yo me quedo a esperarte en el vehículo? Menos aún si se trata de una investigación. - replicó extrañado.

- Yo solo decía, amor. Acompáñame si quieres. - dijo con naturalidad.

- Sí. Lo haré. - afirmó descaradamente y salió del Camaro.

Deaton los recibió como siempre con una sonrisa irónica y esa actitud sabelotodo que Derek tanto odiaba.

Al principio Stiles buscó la forma de entablar una conversación con el veterinario y luego de intercambiar unas cuantas palabras que realmente no sirvieron de nada, el castaño interrumpió y le dijo a su novio que sería mejor volver a casa para bañarse antes de regresar al hospital.  

Algo tramaba Stiles, y sabía que casi todos sus planes eran infalibles. Tenía que estar atento. Mentiría su dijera que aquello no le aterraba.

La miraba cómplice que Stiles le dedicó al demonio cuando llegaron a la casa, y que Jughead haya negado con  cabeza muy débilmente fue la gota que rebalsó el vaso. Y en cuanto llegaron al cuarto se arrojó a la cama tapándose la cara.

Beat of my heart | Sterek |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora