Capítulo 24

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Si no lo enfrento, jamás aprenderé.

Tres semanas habían pasado volando y Stiles estaba muy nervioso porque en tres días iba a ser su primera luna llena y ya empezaba a sentir los efectos. De repente tenía mucha ansiedad y por momento creía que iba a tener un ataque de pánico sin razón aparente.

Por otra parte Liam también estaba con los pelos de punta y su autocontrol dejaba mucho que desear. Haberlo tenido bajo la influencia del veneno de Kánima en su primera luna llena, hizo aumentar sus problemas por dos. Pero claro, los hombres lobo necesitaban un ancla y Stiles tenía a su padre y a su fuerte novio. Y para suerte del pequeño rubio, Theo y Mason estarían a su lado. Scott y Liam, hablaron con los dos y le contaron la verdad. Aunque Theo se aterrorizó un poco al principio, lograron convencerlo de que los hombres lobo no eran monstruos como la mitología lo narraba. Mason se alegraba de tener un fenómeno como amigo. Tal como él mismo lo describió.

Luego de una seria y larga charla con la manada y los mayores, llegaron al acuerdo de que aquello dos humanos podían ir a la mansión e incluso dormir allí si así lo deseaban, pero si se descubría que alguien intentaba traicionar a la manada o causar problemas mayores, serían expulsado. Pero podían estar tranquilos. Mason era una increíble persona, muy decido a ayudar e interesado por el tema de los hombres lobo, tal y como le pasó a Stiles cuando supo que su mejor amigo era uno. Y Theo, gracias a que se había puesto de novio con Liam y se reunía en los recesos con la manada, tenían suficientemente claro que en esa pareja había mucho cariño y compañerismo por el aroma que irradiaban al estar juntos.

De momento, Scott, Derek y los mayores ya estaban listos para ese día.

- Oye, Stiles. - llamó Lydia al castaño entrando a la cocina donde el chico estaba tomando su café. Él la miró y le sonrió radiante a pesar de estar un poco incómodo con su lobo interior. - Mi auto no enciende. ¿Me puedes llevar? - preguntó sentándose a su lado.

- Por supuesto. - asintió dándole un mordisco a su tostada. La pelirroja miró el pan tostado e hizo una mueca de desagrado. - ¿Quieres? - le dijo él y ella negó mirando a otro lado.

- ¿Derek duerme? - preguntó extrañada de no verlo desayunando con Stiles.

- Sí, está agotado. Después del entrenamiento de ayer, quedó casi muerto. -

- Es cierto. Te pasaste un poquito con los golpes. - dijo ella riendo apenada.

- Me siento mal por él, lo lastimé en serio. - admitió cabizbajo.

- Claro que no. - susurró Derek detrás de los dos. Colocó la mano en la espalda de Lydia y la otra en el hombro de Stiles. Le dio un beso en la mejilla de la pelirroja... - Buenos días. - la saludó amable. Luego se giró hacia el castaño que lo miró justo en ese momento y dejó un beso en sus labios.

- Buenos días. - saludó un poco más tierno y con ganas de besarlo aún más. - Peleaste muy bien. -

- Peleó muy bien pero te dio una paliza que casi te deja inconsciente. - se burló la chica. Derek la fulminó con la miraba y ella alzó las manos en señal de paz. - Bueno, te espero en cinco, Stiles. - avisó antes de dejar sola a la pareja.

- ¿Estás bien? - inquirió el moreno colocándose entres sus piernas cuando el menor se giró en la silla. El castaño asintió y acortó la distancia que había entre los dos, uniendo sus labios a los de Derek, quien respondió aquel beso con ganas y deseo.

Empezar el día probando los labios del menor, para Derek Hale era tener buena suerte el resto del día. Todos los días eran igual que el anterior pero su conexión con Stiles era cada vez más fuerte, cada vez le costaba más y más estar lejos de él, cada día se enamorada más.

Beat of my heart | Sterek |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora