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—¡Hijos de puta!

Por suerte Tass estaba cerca del piso cuando súbitamente la gravedad volvió a sentirse dentro del enorme tanque de almacenamiento de Ralph. La relativa poca masa de la chica sumado al tiempo que demoró su cuerpo en tomar velocidad hicieron que aterrizara más o menos de forma brusca sobre sus piernas.

Green no tuvo tanta suerte y cayó dentro de una parte poco profunda del estanque, levantando una gran ola esmeralda que se propagó por toda la superficie. El ojo rojo brilló intermitentemente pero se apagó en cuanto la aeronave tocó el fondo de piedras y quedó "encallada" con la mitad de su fuselaje fuera del agua.

Ralph no tuvo problemas con el cambio, simplemente apoyó sus enormes pies en el piso mientras su gigantesco cuerpo volvía a recuperar todo el peso sobre sus piernas. Inmediatamente se descolgó el rifle y tras apoyarlo contra una de las paredes cerró la pesada compuerta colocando una enorme tranca de acero para bloquear a cualquiera que intentase abrirla desde fuera. Una vez que se sintió seguro se sentó cansado en el borde mismo del estanque.

—Pensaba que me iba a encontrar todo el contenido del Onsen flotando por la cubierta. —dijo mirando el oleaje que perturbaba la superficie cristalina del agua.

Tass se dejó caer sobre una roca y suspiró agotada. —El agua tiende a mantenerse unida en microgravedad por la tensión superficial, mientras nada la perturbe no va a salir flotando de tu estanque.

Ralph levantó la vista en dirección a las plantas que colgaban sobre su cabeza. —Aunque el espectáculo hubiese sido muy interesante.

Ambos rieron de la perspectiva de flotar entre varios cientos de miles de litros de agua en microgravedad, más las risas murieron demasiado pronto; todavía no habían olvidado el peligro en el que se encontraban.

—¿Estas bien Tass? —dijo Ralph inclinándose sobre la chica. —Sucedió todo tan de repente que no pude...

—Estoy bien. —respondió la joven con un gesto de la mano. —Por suerte pudimos salir pronto de esa trampa... actuaste muy rápido.

El gigante se rascó la barba y sacudió la cabeza. —Tuvimos suerte... demasiada. Me confié y bajé la guardia en un lugar que era perfecto para una emboscada... si hubiera...

—Si no hubieras estado allí Mina y Yo ahora seriamos apenas una pulpa sanguinolenta... —La joven bajó la mirada hacia el agua. —Oh Ralph... espero que Mina esté bien.¿Crees que...?

Ralph sacudió la cabeza. —Si, no te preocupes. La corriente de aire la debe haber arrastrado hacia las cubiertas superiores, lejos de esos hijos de puta.

—Pero ahora que ha vuelto la gravedad...

—Mina sabe moverse en Microgravedad. —aseguró el obrero. —Ya se debe haber puesto a salvo en alguna de las cubiertas superiores, te aseguro que la chica esta bien, tiene muchos más sesos que tu y yo juntos.

Las palabras de Ralph parecieron tranquilizar en algo a la nerviosa joven, que seguía con la mirada las pequeñas olas que llegaban hasta la orilla. —Me pregunto por qué habran desconectado el generador de gravedad artificial. —comentó la joven.

—Nada bueno seguramente. —respondió el gigante. —Aunque a nosotros nos sirvió para escapar de esa emboscada... ¿Estas segura que no estás herida?

Tass estiró ambos brazos. —Ya te lo dije, estoy perfectamente bien. —Es por ti y por Mina por lo que estoy preocupada... por cierto ¿Te has visto el rostro?

Ralph se pasó la mano por la cara. —Esos malditos bastardos usaban proyectiles antiblindaje... no me hacen demasiado daño pero pican como mosquitos furiosos.

Chatarra [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora