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El haz de la linterna hizo retroceder momentáneamente la oscuridad en los alrededores de la siguiente cubierta que el hombre había alcanzado. Aquí la cantidad de escombros era algo mayor por lo que debía prestar atención.

Hacia rato que había dejado de percibir los sonidos del grupo que se había alejado en la cima de aquel enorme pozo ¿Cuanto tiempo había pasado ya? Mac consultó su Pad y comprobó resignado que la granada EMP de Otako también había freído los componentes internos de su aparato. De todas formas estimó que casi una hora había transcurrido desde que se separara de Greg y su extraño sequito de guardianes.

No era ni por casualidad la primera vez que el pensamiento de abandonar esa maldita misión pasaba por su cabeza, pero era justamente la visión de la cabeza cercenada de Lee la que le recordaba que era mejor no tomar a la ligera las órdenes de su jefe.

¿Como mierda había podido organizar un motín? Llevaban años planificando esa operación, al menos por lo que el propio Mac podía conocer. ¿Acaso Lee había perdido el seso a última hora?

Al final había perdido algo más que eso, pero no dejaba de resultar extraño; Lee era un tipo imprevisible y especialmente violento en la forma de ejecutar las órdenes de Greg ¿Pero amotinarse? ¿Y hacerlo a costa de las vidas de sus propios camaradas?

Caminó hasta el borde de la cubierta y apoyando una de sus manos sobre la barra de metal de la barandilla miró hacia abajo. Un soplo de aire caliente lo hizo retroceder casi de inmediato. La temperatura había estado aumentando progresivamente desde que se adentraron con Otako por esos túneles del interior de la nave, pero ahora el aire caliente que ascendía por el gigantesco pozo de ventilación parecía salido del interior de un rugiente horno.

—O del mismísimo infierno. —exclamó Mac sacudiendo la cabeza. La perspectiva de seguir descendiendo por aquel lugar abierto no lo entusiasmaba en lo más mínimo, especialmente por el miedo que aquellos terribles Drones de Combate despertaba en la mente del soldado.

Esas cosas podían trepar por paredes verticales como si fueran enormes arañas de metal y ademas de eso su puntería era casi infalible. De solo recordar el calamitoso estado de los cuerpos que los hombres habían llevado frente a la escuela... le daban ganas de vomitar.

Se alejó de la barandilla y comenzó a caminar por entre los escombros revisando el suelo frente a el. Había toda clase de restos de chatarra que habían caído por todas las cubiertas luego que la gravedad artificial hubiera sido restaurada.

Las botas del soldado aplastaban los cristales rotos y cada tanto un tornillo o una pieza de metal salía disparado y caía por el abismo haciendo un lúgubre eco al golpear contra las paredes de metal.

Tras dar la vuelta completa al perímetro del pozo, Mac llegó a la escalerilla que bajaba al siguiente nivel. Se colgó el rifle en la espalda y lentamente descendió escalón tras escalón mientras no quitaba la vista de la oscuridad que se abría a su alrededor.

La cubierta siguiente había colapsado casi por completo cuando una enorme viga de metal colisionó contra la estructura de soporte, doblando las endebles pasarelas como si se trataran de simples pajitas de refresco. El pirata usó su linterna para iluminar el desastre y continuó descendiendo al siguiente nivel.

La plataforma inferior estaba intacta aunque llena de los restos retorcidos que había caído producto de la destrucción del piso superior. Tras abandonar la escalera, Mac tomó su rifle y avanzó lentamente por el medio de toda la destrucción mientras escudriñaba los alrededores en busca de algo.

Sus pisadas resonaban contra el frío metal de la pasarela, pero en un punto el sonido de sus pasos se vió reemplazado por un chapoteo. Mac bajó el haz de la linterna y a la luz blanca de la misma vió un enorme charco de sangre.

Chatarra [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora