8

1.8K 251 147
                                    

Capítulo 8



—Veo al viejo de zorro de tu abuelo en todo tu rostro cariño. Y no lo digo porque te parezcas a la familia.

La tía Ye Il era una prima de su padre, una mujer con carácter, un poco pequeña y siempre vestía como una ajumma rica y acomodada. Aunque distinguiera de las demás señoras de su club de cartas, siempre tenía algo que decir y jamás se callaría, menos, cuando se trataba de su propio tío.
La música estaba al máximo y eso no frenaba a que la poderosa voz de su tía paterna llegara claramente hasta sus oídos. WonWoo tomó aire, alejando su vista de aquella escena que le descomponía y posando de nuevo sus ojos en los de aquella mujer que chispeaban de personalidad. Allí notó que Ye Il tenía un conjunto floreado con chaqueta y pantalones haciendo juego, un sombrero blanco que era lo más parecido a un ovni y, claro, había pasado por el salón de belleza para ondular su cabello.

—¿Lo ves? Tengo razón. Tu no quieres a este hombre. —Jun no supo si sentirse ofendido o no pero tuvo que correr sus ojos de aquella uña afilada y color carmín. —Esto es obra de ese viejo tío que tengo, y no es que seas horrible cariño, pero sé que ustedes no podrían ni siquiera dormir en la misma habitación.

—Tía Ye Il...

—¡Dime que miento! —escandalizó la mujer pero, acercó peligrosamente a su sobrino para susurrar en tono secreto. —Lo veo en tus ojos muchacho, no te dejes manipular por ese vejestorio, consigue realmente lo que quieres antes de que sea demasiado tarde.

La voz de la tía susurró suave en los oídos de WonWoo y este no pudo evitar levantar la vista para dirigirla hasta su guardaespaldas que seguía en una animada conversación con su hermano menor. Lo que realmente quería, en ese momento era las manos de ese hombre en su cuerpo, en su piel, en sus nalgas tocando con desespero, pero la mente es maldita y traicionera. Las imágenes de Chan en su lugar, bajo el gran cuerpo de Mingyu y su piel morena, gimiendo, sudando. Quería vomitar en ese momento, o mejor aún, borraría esos recuerdos con la copa de alcohol más cercana que tuviese enfrente.

—¿Por qué nunca se lo dijiste?

Chan enrojeció ante el comentario del mayor y bajó la vista apenado, MinGyu le agradaba porque también se dio cuenta de varias cosas y una de ellas, era lo que la presencia de cierto chico le causaba algo más que un dolor de estómago.

—¿Cómo podría decírselo a ellos? Aún creen que me divierto con mis juguetes de pequeño. Para ellos solo soy un bebé que los mete en problemas.

—Sabes que para WonWoo eres más que eso y tú, te has enamorado. —Chan sonrió, las mariposas en su estómago, eran aves a ese paso.

—Hyung, pareces saber mucho del amor para ser alguien quien ha trabajado en toda su vida. —MinGyu tomó aquello como una llamada de alto a esa confianza que comenzaba a tener con el menor, delante de todo el mundo en aquella fiesta, no estaba cumpliendo con su trabajo. —No se preocupe, soy yo el que te ha buscado. Soy un imán de problemas y no quiero causarte uno a ti.

Eso era. Chan era tan inseguro y se sentía tan culpable de sus acciones que creía que el perder a Jun era parte de su castigo y no se merecía ser feliz por ello. También creía que el chino no lo quería, que tal vez solo había jugado con su inocente corazón y que, seguiría siéndole fiel a sus padres el resto de su vida. Como WonWoo lo era con la suya. Para Chan, era el destino y el karma, para MinGyu, era un tema que no le debía importar.

Wherever You Go ►MeanieWhere stories live. Discover now