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MinGyu quedó en silencio mientras observaba de arriba abajo el cuerpo de su jefe. No tenía golpes, no había sangre y en la casa existía tanto silencio que se podía escuchar perfectamente como una hoja de papel tocase el piso. Lo que sí le decía el movimiento corporal de WonWoo, era que estaba muy tenso, pequeñas gotas de sudor habían dejado canales húmedos en la piel de su cuello y frente, pero con un rápido movimiento, el mayor se libró de ellas y del vaso con agua que dejó sobre el granito de la cocina.

—Está todo bien?

Volvió a preguntar con voz más firme e imponente, no tenía idea de lo que eso significaba en el sensible cuerpo del contrario, aunque este tampoco lo supiese. Caminó un paso, WonWoo se apoyó en la isla de la cocina que los separaba y trató de recomponerse de su propia sensibilidad y de aquel problema en sus pantalones.

—Sólo son sueños.—las imágenes de su subconsciente lo invadieron en una película rápida que lo atormentaron.—Ve a dormir, no debes estar despierto.

—Si se hubiera levantado por alguna emergencia y yo siguiera durmiendo, me despediría al instante.—WonWoo levantó la cabeza casi con una expresión en su rostro de no poder creerlo.

—Tu trabajo, es cuidar de mi lejos del mundo exterior.

—Eso no es lo que, precisamente, dice mi contrato.

MinGyu le dedicó una mueca de pensarlo, subiendo sus ojos a otro ángulo del techo y haciendo un leve puchero que resultó poco serio. Allí es cuando WonWoo pudo ver el cuerpo completo de su guardaespaldas. Unos fuertes pectorales se marcaban detrás de una camiseta blanca, y dos fuertes brazos que también admiró. Si los pantalones de tela fina de un color azulado no fueran tan holgados tal vez podría... No. WonWoo se alejó de los pensamientos descarrilados y sin sentido que comenzaron a aflorar aun, tal vez, producto de la semi-erección que tenía. Resopló con frustración, el reloj en la pared marcaba las cuatro y era muy tarde para alguien que ahora estudiaba y trabajaba.

—Buenas noches, MinGyu.

Pasó por su lado casi chocándole el brazo en clara señal de frustración. Estaba cansado, tenía a un tipo escandalosamente guapo cuidando de él, al parecer, cada vez que se levantaba en la madrugada tendría que chocárselo y, por si fuera poco, su subconsciente le gritaba que necesitaba dejar los libros un momento para un buen polvo.
MinGyu se halló solo en una cocina limpia, se acercó hasta el vaso de agua que WonWoo no se llevó y bebió el resto del contenido. No había tenido la oportunidad de dormir porque el jefe de su equipo le había avisado sobre los posibles nuevos riegos, a los que los hermanos Lee se presentarían, en estos momentos varios diarios y revistas, canales de espectáculos y todo lo que tendría que ver con ellos; estaban publicando la entrevista que el abuelo de la familia les dio en exclusiva.

—"Los herederos asumen el reto." —repitió MinGyu en voz baja y mirando el vaso de cristal vacío frente a él. Aquellas palabras eran uno de los tantos encabezados que esa mañana alterarían los nervios de su sensible jefe.

¿Debería olvidar el bulto entre sus piernas y el saber que ese lindo chico rico de ojos gatunos no podía dormir debido a los sueños húmedos que tenía a mitad de la noche? Era extraño y a la vez le daba curiosidad, él no venía de una millonaria familia y había entrado a la academia de seguridad apenas dejó el colegio. Hubiese postulado a una universidad en Seúl, pero sus abuelos necesitaban el dinero en la granja, las cosechas no fueron buenas ese año. En todo caso, nunca se había hecho una idea de la gente rica y le había intrigado el perfil del chico al que debía cuidar. No tenía una vida conocida fuera de su familia y responsabilidades, no frecuentaba clubes para emborracharse o malgastar su dinero, no hablaba con nadie en su clase o recibía llamadas para que asistiera a reuniones. Su vida giraba en los miles de títulos y autores descansando en la biblioteca de su sala. WonWoo era sinónimo de intocable.

Wherever You Go ►MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora