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Capítulo 11: 천국(Cheongug), segunda parte.

Luego de un paseo rápido por el pequeño centro del pueblo; MinGyu llegó hasta las puertas de una tienda que, a lo lejos, parecía una pequeña boutique de ventanales hasta el piso y de interior desconocido ya que WonWoo solo sonreía mientras el moreno aún tenía sostenida su mano. Debían reconocer que aquello se sentía como un momento de cordura en esa inmensa locura que compartían y que era testigo solo el departamento del mayor, pero en aquel lugar, todo se sentía bien.
Observando como los caninos de MinGyu brillaban de día y sus ojos se arrugaban como los de un niño, WonWoo por fin se sentía libre. Era libre por caminar en una calle sin miedo, era libre de ver a MinGyu sin que alguien los fotografiara, se tocaban o rozaban sus manos como dos personas comunes y corrientes. Aunque, sobre todas las cosas, WonWoo era libre de ser él mismo con MinGyu.
Las cosas estaban raras, también tenía que aceptarlo, la realidad era que había escapado unos días con su guardaespaldas a un pueblo pesquero y se sentía tan asquerosamente bien que la vocecilla en su cabeza, por primera vez, estaba en silencio.

—Entremos aquí. Sé que te gustará.

WonWoo solo pudo sonreír y dejar que MinGyu lo arrastrara a otro lugar que encontraría fascinante. Su cuerpo no se resistió cuando subió el pequeño escalón y sus pies caminaron por la madera desgastada del piso. Un olor peculiar lo hizo despertar de ver solo la espalda del más alto, allí olía como la bodega de la editorial, pero su interior era más que espectacular a los ojos de Lee WonWoo.
Había miles de libros, desde el techo hasta el suelo. Todos comprimidos por la falta de espacio, pero en perfecto estado. Desde el ejemplar más viejo hasta los más nuevos que seguramente algún adolescente querría leer.

—Creí haber escuchado la campana.

Una voz traspasó una puerta angosta que se abrió desde el fondo de ese pasillo lleno. No tardó en aparecer un anciano de anteojos redondos y pequeños, de estatura media y vestido con un chaleco escoces. Una pipa colgaba de su boca y se sorprendió ver un poco a los muchachos que ocupaban su tienda.

—¡Señor Wan!

—¿Eres tú, Kim MinGyu? —dijo apenas susurrando y aceptando de mala gana el abrazo del guardaespaldas que prácticamente se le tiró encima. —¡Ya! ¿Acaso no fuiste a una academia de seguridad? ¡Abrazas como niña!

—Lo extrañé Wan-nim. —MinGyu rió divertido y soltó al viejo que se acomodó las ropas refunfuñando. —He venido con WonWoo

—Es un gusto. —saludó el nombrado con una reverencia rápida. —WonWoo.

—Lo sé. —dijo el viejo caminando hasta el otro joven y estrechándole la mano como si fuese otro ejecutivo lo saludó. Luego fue hasta el mostrador donde estaba la vieja caja registradora y comenzó a escribir algo en una libreta. —Kwan Hyu Yo, ha venido a decirme personalmente que has llegado con un novio de la ciudad y no sé cuántas tonterías más. Sabe que detesto los chismes.

—Pero... señor. —MinGyu quiso reprochar, pero el hombre le señaló una caja en el suelo que no podía llevar hasta los ventanales vacíos.

WonWoo sonrió como el más alto tomaba dicha caja como si fuese una pluma y comenzó a sacar su contenido para apilarlos en la pequeña mesa que se encontraba justo en medio de la sala. MinGyu protestaba de lo chismosas que era la gente allí mientras apilaba libros en la mesa y WonWoo decidió ayudarlo con una sonrisa. El anciano arrancó el pedazo de papel en el que escribió y se acercó a los jóvenes para entregárselo a WonWoo.

—¿Qué esto?

—Es una lista de los libros que me han pedido para el semestre de la escuela media. Otros son algunos tomos que no tengo en mi colección personal y otros me los han pedido varias jovencitas del pueblo.

Wherever You Go ►MeanieHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin