Stiles sintió una presión en el pecho y un nudo en la garganta al ver a su novio tan triste y desprotegido al recordar que casi lo perdía y que si no le hubiera mordido, él hubiera muerto. Pues tenía razón. Tal vez ese par de demonios volvieron para vengarse de alguna manera el no haberles permitido regresar a la amada de Archie del infierno.

- Esta bien. No lo haré. - dijo el chico antes de abrazarlo y esconder su rostro en el pecho de Derek.

Éste le respondió el abrazo y cerró los ojos para después suspirar. - Prométemelo. - le susurró al oído.

Stiles se separó unos centímetros para mirarlo y asintió inocentemente. - Lo prometo. -

- Perdóname por haberte gritado así. - se disculpó el mayor acariciándole la espalda.

- No te preocupes. Tenías razón, Derek. -

Volvieron a abrazarse. Después volvieron a la fiesta y partieron el pastel. Que por cierto casi nadie quiso comer. Solamente la manada.

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La primera navidad de Cora y Derek después de tantos años creyéndose muertos. Pensaron que jamás volvería a ser lo mismo. Creyeron que nunca más volverían a pasar una navidad juntos y por fin lo volvieron a hacer. El hiperactivo y pálido castaño le había cambiado la vida a Derek y él estaba muy agradecido por eso. Pasó tanto tiempo evitando sentir lo que sentía en ese momento y cuando decidió abrir su corazón, el chico lo valoró. No como con Jennifer o Kate. Stiles le había devuelto lo que era antes Derek.

Todos. Absolutamente todos estaban felices por pasar la navidad juntos. Esa noche, la cena de navidad incluyó pavo, puré de papas con salsa y pasteles salados. Y disfrutaron de la bebida tradicional de nochebuena; ponche de huevos que había hecho la madre de Lydia. Tenía leche, crema, huevos batidos y brandy.

Por culpa de la fiesta de hacía dos días, la manada se dispersó temprano. Los invitados se marcharon a sus casas y la manada a sus cuartos. Obviamente luego de abrir los regalos de navidad.

...

De repente Derek se sentó en la cama, frente a frente con Stiles. Estiró la mano y le acarició detrás de la oreja mirándolo con ternura. - Gracias. - susurró contemplando sus ojos, sus labios y cada lunar de su pálida tés.

- ¿Por qué? - preguntó elevando las cejas, muy similar a como él lo hacía.

- Por todo lo que estás pasando conmigo. - contestó el moreno.

- No agradezcas por eso, tonto. - replicó el menor.

- Eres un buen chico. - dijo de pronto con una pícara sonrisa.

Y como Derek no era alguien de demostrar sus sentimientos, a su modo rompió la tensión haciendo un chiste sobre perros. Rascarse detrás de la oreja y decirle que era un buen chico. De un manotazo, el castaño apartó la mano de su novio y éste se echó a reír. - Eres un imbécil. - le regañó y se levantó de la cama.

- Vamos... era broma. - el mayor no podía dejar sonreír. Stiles se ponía peor que él con esos chistes. - Ven a dormir. - bromeó golpeando su lugar en la cama.

- Dormiré en el sofá. - farfulló tomando su almohada y la sabana. - Hasta mañana, Derek. -

El moreno se puso de pie y le tapó el camino. - Vuelve a la cama. - le ordenó.

- Quitarte de mi camino. - recalcó haciendo brillar sus ojos amarillos.

- No seas un lobo amargado. - se burló Derek cruzándose de brazos. Pero no vio rastros de buen humor en el chico. Entonces le abrió el camino y el menor salió sin pensarlo dos veces. Pero creyendo que era broma, le dejó irse.

Beat of my heart | Sterek |Where stories live. Discover now