39-Boda |1|

4.6K 409 49
                                    

Capítulo 39: Boda [Primera parte]

La vida te plantea una serie de decisiones a tomar, que consiguen poner en entredicho todos los aspectos vitales que cohabitan en tu mente. Nunca sabes cual la correcta, ni siquiera si hay una malditamente correcta. Quizás todas y cada una de ellas sean grandes equivocaciones con las que hay que aprender a vivir.

Nunca es fácil optar por un camino.

Y mucho menos en la encrucijada que se presenta frente a mí, dejándome un terrible y fatídico horizonte. La mayor lucha existente en mi panorama tanto mental como emocional se disputaba sin descanso, estructurando sólidos argumentos que se deshacían con insultante rapidez. Elaborando hipótesis, tablas de pros y contras... para terminar siempre en el mismo punto.

Rayos, no tenía ni la más mínima idea de lo que debía hacer.

Ahogué un chillido de pura frustración, escondiendo el rostro en la almohada, presionando los dientes con la fuerza de la rabia y la desesperación. Mi pecho se sacudía a velocidades ultrasónicas, acompasando al ritmo errático de mi órgano motor, que se apretujaba dolorosamente.

Un suspiro lastimero escapó entre mis labios, al tiempo que mi cuerpo se desplomaba miserablemente sobre el colchón, sumido en una violenta vorágine de pensamientos enfrentados.

El chasquido de la puerta me alertó lo suficiente como para que todos y cada uno de mis músculos se tensaran. Con lentitud giré la cabeza, vislumbrando entre la cascada que conformaban mis cabellos, el familiar y acongojado rostro de mi particular dolor de cabeza.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —Demandé saber con cierta brusquedad, fracasando en la tarea de no dejar translucir la debilidad que se filtró a través de mi tono de voz.

Hunter James cerró la puerta a sus espaldas, presionándose contra ella, contemplándome con tal intensidad que el corazón se precipitó contra mis costillas. En sus rutilantes ojos azules brillaban sentimientos adversos, aderezado con una fulminante preocupación.

—Tu padre me dejó entrar —contestó con suavidad, llenando hasta el último rincón de mi habitación con el melodioso y ronco sonido de su voz— necesitaba verte.

Me incorporé con torpeza sobre el colchón, pasando una mano por mi caótico peinado.

—He estado... ocupada —traté de disculparme.

Hunter no pareció excesivamente convencido ante mis palabras porque, mediante largas zancadas, avanzó hasta mi posición.

—Alba, llevas dos días sin salir de aquí. No sé lo que te ocurre, ni si puedo hacer algo para ayudarte pero... shit, no logro dormir pensando en ti, en lo que te ocurre. Ni te has dignado a contestar a mis mensajes y siempre me topaba con el contestador. Sweetie... ¿qué te pasa?

Separé los labios, sin emitir sonido alguno, con las cuerdas vocales estrangulándose por la angustia. Bajo sus profundos ojos azules me sentía aún más confundida.

Me estremecí cuando sus manos tomaron mi rostro, con suavidad y mimo, mandando una serie de descargas por mis nervios.

—Yo estoy preocupado por ti. Tus padres también. Y estoy convencido de que tus hermanos. Pero no quieres decirnos lo que ocurre, ¿por qué?

No podía seguir mintiéndome a mí misma, ocultando al mundo lo que había caído en mis manos y había desatado esa infinita desazón.

—Es culpa tuya —admití— eres tú, estúpido, quien ha provocado esto —Hunter frunció el ceño, sorprendido ante mis palabras— Yo... siempre lo había tenido claro. Me eran indiferente el resto de seres humanos, menos mi familia. Pero ellos siempre estarían aquí, brindándome un lugar al que regresar. Podía marcharme sin remordimientos... y llegaste tú, con tu maldito acento y esos ojos azules, mi gran fracaso. No sé si seré capaz de abandonarte a ti.

¡Maldito Karma! [✓]Where stories live. Discover now