Cαριтυℓσ 31:

38 4 0
                                    

-Estás temblando. ¿Tienes frío? - GongChan metió el resto de las cosas en la cabaña y cerró la puerta, bloqueando el rugido del viento.

-No tengo frío -dijo Laila, aguantando el impulso de frotarse los brazos.

En ese momento deseó haber ido al bote por más provisiones, incluyendo algo para cubrirse, pero GongChan le había dicho que tenían que moverse rápido.

Y la decisión había sido acertada. Durante los veinte minutos que habían pasado caminando por la playa el viento había empezado a soplar con fuerza. Por suerte la pequeña cabaña estaba protegida por la curva de la isla y era evidente que allí estarían más seguros.

- ¿Qué es este lugar? -pregunto Laila.

La cabaña era muy antigua y Laila titubeó al entrar.

- ¿De quién es? -pregunto de nuevo ella.
-Supongo que mía, técnicamente. Antes de mí pertenecía a un millonario excéntrico al que no le gustaba la gente -le dijo GongChan mientras investigaba en las habitaciones, como si buscara algo. A veces se detenía y ponía la mano sobre las ventanas.
-Nos refugiaremos aquí. No te acerques a las ventanas por si se rompen. Tenemos mantas, mucha agua y algo de comida. Estaremos bien durante unos días, si es necesario.
- ¿¡Unos días!? -Laila no pudo ocultar su desolación-. ¡No puedo quedarme aquí unos días! Tengo que hablar con Abigail.

GongChan extendió la manta en el suelo.

-Da igual que estés aquí o en KingFisher. Abigail no contesta a tus llamadas. -dijo él.
- ¿Y qué pasa si trata de ponerse en contacto conmigo? -Laila iba de un lado a otro, preocupada-. ¿Y si llama por una emergencia? ¿Qué pasa si necesita mi consejo, mi ayuda? No voy a poder contestar y, ¿qué hará ella entonces?
-Tendrá que tomar una decisión por sí misma- Créeme cuando te digo que eso le vendrá muy bien -al verla ir de un lado a otro GongChan frunció el ceño-. Estás atrapada en una tormenta y sigues pensando en tu hermana. ¿Cuándo te preocupas por ti? Deberías preguntarme si vamos a salir de ésta, o si la cabaña aguantará el embiste de la tormenta.
-Estaremos bien. Estoy segura -Laila empezó a morderse las uñas-. Pero si Abigail necesita hablar conmigo, ¿qué pasará si oye lo de la tormenta? -dijo ella.
-No sabe que estás conmigo. Y además, estás segura aquí.

De repente se dio cuenta de lo aislados que estaban y sintió una punzada en el vientre. No se sentía segura. No se sentía segura en absoluto y la tensión que crecía en su interior no tenía nada que ver con el mal tiempo. Fuera el viento empezaba a aullar, golpeando la cabaña y sacudiendo las ventanas. Pero la verdadera amenaza estaba en el interior.

GongChan estaba tumbado en la manta y la observaba con atención.
- ¿Vas a seguir andando toda la noche? -pregunto GongChan mirándola de un lugar a otro.
-No puedo relajarme. -dijo ella con tono de preocupación.
- ¿Cuándo vas a dejar que tu hermana viva su propia vida? Tratas de controlar cada movimiento suyo. No me extraña que se rebele y quiera desaparecer. Tú has provocado esta situación comportándote como una madre en vez de como una hermana.

Aquel comentario fue como una bofetada en la cara para Laila.

-No -furiosa, Laila sacudió la cabeza-. Yo no la controlo. Sólo le ofrezco mi apoyo.
-Ofrecer apoyo es estar ahí cuando te necesitan -le dijo GongChan, cansado de repetirlo-. Ofrecer apoyo no es decirle lo que debe hacer.
De repente Laila se acordó de aquella niña pequeña que dormía abrazada a ella, noche tras noche.
-Tú no lo entiendes. -dijo ella mirándolo.
-Maldita sea, ¿por qué crees que no ha llamado? -le dijo en un tono duro y directo-. Porque sabe que vas a criticar lo que está naciendo. Sabe que cuando descuelgues ese teléfono, sólo va a recibir un sermón de su hermana mayor.
-No. No, eso no es...
- ¿Alguna vez has intentado entenderla? ¿Alguna vez te has preguntado por qué quiso quedarse en Roma? Yo te diré por qué. Porque era la única manera de llevar una vida independiente de ti.
-Eso no es cierto -dijo Laila, indignada-. Y tú no tienes derecho a decirme esas cosas. ¿Qué sabes tú del amor? -

Se dio la vuelta y siguió andando sobre sus propios pasos.

Aquello no era cierto. Nada de lo que había dicho lo era. Sí. Era muy protectora con Abigail, pero ella era la hermana mayor. Ella era responsable de su hermana pequeña. Siempre había sido así, desde que eran niñas.

«¿Me dejas dormir en tu cama, Laila?».

Había asfixiado a su hermana con amor, para compensar la falta de afecto de sus padres. Había tenido que ser tanto hermana como madre.
Atormentada, Laila se llevó las manos a la cabeza. El mundo daba vueltas a su alrededor.

-Necesito aire -dijo al tiempo que abría la puerta.

Una poderosa ráfaga de viento casi le hizo soltar el pomo. El viento aullaba como un coro de mil fantasmas que la retaban a salir.

Pero a Laila no le importaba. Cualquier cosa era mejor que permanecer junto a GongChan.

• ─────── °❈° ─────── •

Holaa!! 😊😊

Les dejare unos capítulos más ^^

En un rato se los subo :3

» SEDUCCIÓN EN EL CARIBE « [GongChan B1A4]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ