Cαριтυℓσ 26:

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❥ Maratón 1/4:

Luego de ese incomodo momento para Laila, cada uno se fue para sus cabañas. Laila se paró bajo la ducha y dejó que el agua helada mientras le enfriara el cuerpo y las ideas. ¿Cómo había sido capaz de pensar que podría lidiar con GongChan Shik durante toda una semana? Sólo habían pasado unas horas y ya estaba tan tensa que empezaba a sentirse físicamente mal. Tenía una sensación en el cuerpo que el agua fría no podía borrar. El ni siquiera la había tocado y, sin embargo, se sentía muy débil y pesada. Era como si él fuera una droga a la que estaba irremediablemente enganchada.

Enfadada consigo misma, cerró el grifo del agua.

GongChan Shik era arrogante, frío y aterradoramente insensible, y no cabía duda alguna de que esas características habían contribuido a hacer de él un abogado de éxito. ¿Cómo si no era capaz de destruir matrimonios sin perder el sueño?
Pero el problema no era él después de todo. El verdadero problema era ella misma. Sus sentimientos, su reacción consumida por la desesperación, Laila se sentó en el suelo de la ducha y se rodeó las rodillas con los brazos. El cabello húmedo le caía por la espalda y tenía las pestañas cubiertas de gotitas de agua. Se limpió los ojos con los dedos.

Sí. GongChan era arrogante, frío y aterradoramente insensible, pero lo que realmente la preocupaba era que tenía razón en todo lo que le había dicho.

Por mucho que intentara concentrarse en otra cosa, siempre terminaba pensando en el sexo. Le bastaba con mirarle los labios una vez para empezar a preguntarse cómo serían sus besos. Con un suspiro de enojo, se cubrió la cara con las manos. No podía dejar de imaginarse junto a él, en la cama... Y por primera vez en su vida empezaba a entender cómo la gente tomaba decisiones equivocadas movidos por un impulso sexual.

Si él hubiera estado junto a ella en ese momento, no habría dejado de tocarle ni un instante. Pero eso habría sido un desastre porque GongChan Shik no era hombre para ella. Era un amante experimentado y emocionante, pero ¿qué más podía darle? La respuesta a esa pregunta era muy sencilla.

«Problemas y más problemas...».

Con un gemido, dejó caer las manos y apoyó la cabeza contra la pared. Habría sido tan sencillo llamar a la puerta de su habitación... Sin duda alguna él habría tomado la iniciativa inmediatamente. Era esa clase de hombre.
¿Y después qué?

Ella sabía bien de los peligros de ese tipo de relación. Se había pasado media vida aconsejando a la gente para que fueran capaces de ver más allá.

Sin embargo, en ese momento, era incapaz de tomar la decisión correcta. ¿Pero por qué?

«Porque nunca en la vida he deseado a un hombre como deseo a GongChan Shik...».
De repente sintió un ataque de ira hacia Abigail. Todo era culpa suya. Si no hubiera abandonado su puesto de trabajo...

¿Acaso su hermana estaba experimentando algo similar con JinYoung? Sí así era, no era de extrañar que hubiera desaparecido sin que le importara nada.

Además, no podía enfadarse con ella. En realidad no era responsabilidad de ella.
Después de una infancia desordenada y una larga lista de relaciones catastróficas, era fácil ver que se dejara deslumbrar por la riqueza y el carisma de los hermanos Gong.

Con un suspiro, Laila se puso en pie y se envolvió en una de las suaves toallas que estaban a su disposición. Ya era hora de recomponer los pedazos de su identidad. ¿De qué le iba a servir a su hermana si dejaba que le rompieran el corazón así como así?
No. El sexo con GongChan Shik sin duda habría sido maravilloso, pero el precio era demasiado alto.

Se alegró de haberse marchado a tiempo y entonces se sintió orgullosa de sí misma.

Se secó el cabello metódicamente y entonces se puso un camisón de seda que nada tenía que ver con lo que ella solía llevar para acostarse.

Entonces se metió en la cama, y por primera vez en toda su vida, se sintió verdaderamente sola. Era evidente que ella era la única mujer que le había rechazado.

Apretó la cara contra las almohadas y se tapó con las mantas.
Tenía que pensar en los puntos débiles de aquel ejemplar perfecto de masculinidad. Tenía que pensar en todas las razones lógicas por las que no podían estar juntos.
Estaba claro que había motivos más que suficientes...

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Empecemos con la Maratón!!' 😁❤😊

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