Cαριтυℓσ 21:

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GongChan contemplaba el agradable océano mientras meditaba sobre el caso frente a una copa refrescante de vino blanco. No era de extrañar que la superestrella de Hollywood quisiera el divorcio. Lo que sí resultaba sorprendente era que el hombre se hubiera casado con una superestrella como él. Ella llevaba la palabra oportunista escrita en su impecable frente. ¿Qué tenían las mujeres hermosas para volver locos a los hombres sensatos?

Un yate cruzó el mar a lo lejos. El llamativo color de las velas resaltaba sobre el fondo azul del agua.
— ¿C-Shik?

Enojado por la interrupción, volvió la cabeza y se encontró con la mirada seria y grave de Laila Smith. Todavía llevaba la falda oscura y la blusa hecha a mano, es como un gorrión en medio de aves exóticas.

«Sea controladora o no, debe de querer mucho a su hermana...», pensó GongChan.

Era evidente que se sentía muy incómoda y que no deseaba estar allí.
—Pensaba que ibas a cambiarte. — dijo él, frunciendo el ceño.
—Y me cambié —sorprendida, Laila se miró la ropa—. Es una muda diferente. — dijo ella sin más.

GongChan examinó su atuendo con una mezcla de enfado y irónico.
—Es evidente que crees prudente estar siempre lista para un funeral. — Dijo GongChan con un tono burlón.

Laila se sonrojó ligeramente.
—Estoy vestida para trabajar. Tuve una entrevista en televisión en Londres antes de salir hacia Roma. Obviamente en ese momento no sabía que iba a necesitar ropa para un clima cálido. — dijo Laila, en defensa.

Apartó una silla y se sentó. GongChan se fijó en sus manos temblorosas. Laila no se atrevía a mirarlo a los ojos.

—Muy bien, empecemos —dijo Laila, abriendo un cuaderno de notas frente a él.

Incapaz de resistir la tentación de tomarle el pelo, GongChan se recostó en su silla.
— ¿Qué? ¿Y los preliminares? — dijo ella.

Laila lo miró a los ojos y un destello de sensualidad oscureció su mirada, que se volvió avellana rojizo. Un color hermoso de apreciar.
Observando su reacción, GongChan fue testigo del momento exacto en que rechazó su propia respuesta. Laila respiró hondo varias veces y apretó con fuerza el bolígrafo.
Ignorando el comentario, escribió la fecha con letra clara al principio de la hoja.

—Creí que sería útil tomar notas. — dijo Laila, terminando de escribir la fecha en la hoja.

—Qué eficiente, Laila. Siempre tienes el control. Dime una cosa... —la miró fijamente un momento—. ¿Nunca haces nada impulsivamente? — dijo el en un tono serio y mirándola fijamente.

—Venir aquí fue un acto impulsivo. No tenía previsto pasar la próxima semana en una isla caribeña con un... — Laila se detuvo y levantó una ceja.
— ¿Qué decías? ¿Con un...? — dijo GongChan mirándola, esperando a que terminara lo que estaba diciendo.
—Estoy aquí sustituyendo a mi hermana, para que no tengas motivos para echarla. Y hablando de eso, ¿has podido contactar con tu hermano? — dijo Laila intentando cambiar el tema con lo último que dijo.
—Ni lo he intentado —GongChan miró hacia uno de los camareros del bar, que enseguida les llevó dos refrescantes cócteles con hielo picado y frutas exóticas—. Tómate algo. Necesitas relajarte un poco. — dijo él, intentando que Laila se relajara.

Ella ignoró la bebida.

— ¿Por qué? —dijo Laila, seria.
—Porque la tensión es mala para tu salud. — dijo GongChan pero en un tono suave.
Ella frunció el ceño. Al ver que GongChan se estaba comportando así con ella.
—Quería decir, ¿por qué no has intentando contactar con tu hermano? Me prometiste que lo harías. — dijo ella, mirándolo.

—Le he dejado un mensaje. — dijo GongChan, mirando hacia el océano.
—Entonces déjale otro. ¡Insiste hasta que conteste! — dijo Laila insistiéndole a GongChan.
— ¿Y qué sentido tendría? Responderá cuando esté listo —GongChan agarró su copa—. ¿Siempre estás tan acelerada? Debes de tener la tensión por las nubes. — dijo GongChan tomando de su copa.

—No estoy acelerada —dijo Laila, pero incluso su forma de sentarse era algo forzada. Estaba apoyada en el borde de la silla, con la espalda recta y la mano sobre el cuaderno de notas, lista para tomar apuntes.
— ¿Al menos sabes cómo relajarte? ¿O es que tienes miedo a relajarte conmigo? — dijo GongChan mirándola con una sonrisa de lado.
—Me relajo en el momento apropiado. Y ahora no es el momento. ¿Entonces qué pasa con tu cliente? — dijo Laila.

Laila era toda profesionalidad. Llevaba el cabello recogido y la blusa abotonada casi hasta el cuello.
— ¿A qué hora vamos a verlo? —preguntó Laila con un tono serio.
—No tengo ni idea. No ha llegado todavía. — dijo GongChan con tranquilidad.
Laila no pudo ocultar su impaciencia.
—Entonces, ¿cuándo viene? — Preguntó ella con inquietud.
—Cuando le venga bien. — dijo él.
— ¿No le has preguntado? — dijo ella mirándolo con el ceño fruncido.
GongChan sonrió.
—Estoy seguro de que vendrá cuando esté listo. — dijo él, mirando hacia el océano.
—Pero has ajustado su agenda para hacerle un hueco y...— dijo Laila
—Y él me paga por ese privilegio —dijo GongChan con suavidad, interrumpiéndola—. El uso que haga de mi tiempo es cosa suya. Mientras tanto tenemos libertad para... relajarnos y conocernos mejor. — dijo GongChan mirándola.
Laila tragó con dificultad.
—No quiero conocerte mejor. Ya te conozco bastante. — dijo ella, con un tono frio.
— ¿Pero no me dijiste que era importante llegar hasta el fondo? — dijo el mirándola fijamente.
—Estás cambiando mis palabras! — dijo Laila alzando un poco la voz.
—Sólo te estoy repitiendo lo que me dijiste de otra manera. — dijo GongChan en un tono calmado.

Ella se volvió hacia el océano y respiró hondo, pero GongChan pudo ver la desesperación que había en sus ojos.
—Si no me necesitas inmediatamente, entonces podrías dejarme el informe. Yo volvería a la villa y tomaría algunos apuntes. Por lo menos así estaré preparada para cuando llegue. Puedo firmar un acuerdo de confidencialidad si lo crees necesario. — dijo Laila seria y sin dejar de ver el océano.

GongChan se preguntó qué hacía falta para sacarla de aquella falda estirada y hacerla olvidar el cuaderno de notas.

— ¿Alguna vez has salido a navegar? — pregunto GongChan cambiando el tema.
— ¿Disculpa? —dijo Laila, desconcertada—. ¿Por qué me preguntas eso? — dijo ella.
—Porque tenemos que encontrar una forma de pasar el tiempo hasta que llegue el cliente. Tengo otras sugerencias, claro... —GongChan dejó la frase incompleta a propósito y disfrutó de la confusión que desencadenaba en Laila.
—No necesito que me diviertas —dijo Laila y evidentemente, esa última afirmación había sido suficiente como para hacerla probar la bebida de la copa.

Laila le dio un buen trago y volvió a dejar la copa sobre la mesa.

—Si no tienes ninguna necesidad inmediata, me quedaré en mi habitación y nadaré un rato. Tú sigue a lo tuyo y haz lo que quiera que hagas cuando vienes aquí —dijo Laila, la tensión de su voz daba a entender que sabía perfectamente lo que él hacía cuando visitaba el lugar.
GongChan se echó a reír.
— ¿Vas a nadar? — dijo GongChan, en un tono sarcástico.
— ¿Y qué tiene de malo? —dijo Laila frunciendo el ceño.
—Nunca he visto a nadie nadando con una falda como ésa. Pero parece que tú estás decidida a no deshacerte de ella. — Dijo GongChan en un tono burlón con una sonrisa de lado.
—No seas ridículo. — dijo Laila molesta.
—No te imagino lo bastante relajada como para quitarte la ropa. — dijo GongChan mirándola.
—Ya te lo he dicho. Soy perfectamente capaz de relajarme, GongChan.

GongChan la miró fijamente y se preguntó qué era lo que le llamaba tanto la atención.
—En ese caso, ve a cambiarte y date un baño en la playa. Te recogeré a las ocho para cenar. — dijo GongChan sin dejar de mirarla.
—No tengo nada para cambiarme. —dijo Laila seria y un tanto apenada.
—De seguro que Natalia ya habrá solucionado ese problema a estas alturas. —dijo GongChan mirándola fijamente y con una sonrisa de lado.

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Aquí el otro capitulo ^^

Este es mas largo, recompensa de todo lo que tuvieron que esperar esta semana :'v 

...Al rato les subo otro. :3 

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