Cαριтυℓσ 17:

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—A lo mejor no eres tan malo después de todo —murmuró Laila en voz baja —. En este momento podría decir que casi me gustas. — A GongChan le brillaron los ojos.

—Deja de hablar, Laila. Podrías decir algo de lo que puedas arrepentirte. —dijo GongChan, arropándola.
—Lo siento. Olvidaba que no quieres gustarle a las mujeres... —Laila hizo una mueca al sentir otra cuchillada de dolor—. Bueno, esto debe de ser toda una novedad para ti. Arropar a una mujer enferma en tu cama. — dijo Laila arrastrando las palabras.
— ¿No tienes pastillas en el bolso? —preguntó GongChan en un tono frío y enciente.
—Las olvidé —dijo Laila, apretando los dientes y los párpados para soportar el dolor—. Hice las maletas a toda prisa — Laila se acurrucó sobre la almohada—. Ni siquiera sabía que los aviones tuvieran camas. Supongo que es una comodidad esencial para alguien como tú. — dijo Laila aguantando el dolor.
—Lo creas o no, no la uso para seducir. Poder dormir cuando lo necesito me hace más eficiente —dijo GongChan con sequedad mientras la seguía arropándola con las mantas de seda—. Bueno, ¿qué voy a hacer contigo? — dijo el sin más.

El dolor se hacía cada ver más inaguantable y Laila hizo una mueca al ser deslumbrada por un rayo de sol.

—Dame el teléfono móvil. Voy a llamar de nuevo a Abigail. — dijo Laila levantando sentándose en la cama y estiro la mano.
—Deja de pensar en tu hermana y piensa en ti por un momento —le dijo GongChan, frunciendo el ceño y bajando su mano. Se dirigió hacia las cortinas y las cerro —. ¿Mejor así? — dijo él mirándola.
Laila se sorprendió mucho. Jamás le habría creído capaz de tantas atenciones, pero el estómago seguía dándole vueltas y tenía miedo de vomitar encima de sus impecables mantas de seda.

—Creo que deberías irte ahora, por tu propio bien. — dijo Laila.
GongChan pareció seguir su consejo, porque se separó de la ventana y abandonó la habitación. Sin embargo, volvió un momento después con un recipiente. Lo puso junto a la cama.
—Voy a buscar al médico. — dijo él.

Sí hubiera tenido fuerzas, Laila se habría echado a reír. Estaban sobrevolando el océano. ¿Dónde iba a encontrar un médico?
Los latigazos de dolor eran insoportables, pero de pronto Laila oyó voces a su lado y abrió los ojos. Había un hombre junto a GongChan.

Con gesto preocupado, se sentó sobre la cama, le hizo algunas preguntas y abrió su maletín.

En un remoto rincón de su mente Laila se preguntó cómo había encontrado a un médico en mitad de la nada, pero la cabeza le dolía tanto que casi lloró de gratitud cuando el doctor le dio la medicación y salió de la habitación. Unos momentos más tarde, sintió algo deliciosamente frío sobre la cabeza. Entreabrió los ojos y entonces vio a GongChan, sentado a su lado. Se había quitado la corbata y remangado la camisa, dejando ver fuertes antebrazos. Como siempre, parecía poderoso y capaz. Sin embargo, aunque resultara increíble, no parecía molesto.

—El médico dijo que esto podría ayudar. — dijo GongChan mirándola y volver a mojar el paño y ponérselo en la cabeza.
—Gracias. Me siento mucho mejor. ¿Por qué sigues aquí? —preguntó Laila, aunque por dentro se sintiera inmensamente vulnerable y agradecida por tenerle allí—. Supongo que nunca dejas que una mujer ponga la excusa del dolor de cabeza cuando está en tu cama. — dijo Laila mirándolo.

GongChan sonrió.

—Quédate tranquila y duérmete, Laila.
—Eres increíblemente guapo —murmuró Laila entre sueños a medida que hacía efecto la medicación y se le cerraban los ojos—. Es una pena que seas un bastardo egoísta...— dijo Laila antes de quedar totalmente dormida.


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Holaa!' 

Se que les había dicho que actualizaría día por medio, pero esta semana no pude. Me han pasado muchas cosas y en verdad no tenia tiempo :c Perdón!' 

Se que me van a salir odiando por prometerles cosas y no las hago, y la verdad es que yo si cumplo. Me tardo pero cumplo.😁😅

Les dejare mas capítulos! >w< 

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