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Narración: omnisciente

Viernes 7 de julio - 1:02A.M.

Un peliblanco había llegado al territorio que fue dominado por Aogiri o mejor dicho el distrito que fue dominado por este: el distrito 11. Caminaba por el edificio que le había tocado establecerse, el cual era uno medio antiguo, pero aun parecía nuevo y contaba con una biblioteca, cosa que le alegraba un poco. Él chico se fue directo a esa biblioteca a buscar un libro para investigar sobre el edificio, él tenía un plan, pero primero tenía que encontrar un buen lugar para poder llevarlo acabo. Cuando estaba leyendo con un café en manos encontró algo bueno, lo que significaba que podía poner en marcha su plan. No podía llevarse el libro o mejor dicho: un diario que había sido escrito por alguien que sabía del edificio de arriba abajo. Tatara había dicho que no saque libros de la biblioteca hasta que él le deje hacerlo, así que puso un separa páginas en el libro/diario y luego lo puso nuevamente en su lugar. Mientras lo ponía en su lugar pensaba porque ese antepasado dejo su diario en esa biblioteca y como nadie tal vez nunca lo había leído, pero el peliblanco aún no sé había percatado que cierto peliazul lo observaba; cuando el peliblanco volteo se sorprendió, pero aún así conservo su actitud fría.

—¿Qué se te ofrece, Ayato?— preguntó mirando al ojiazul.

—Tsk, híbrido, ya mañana tenemos una misión para ti y andarás conmigo— respondió el joven algo molesto.

—Esta bien— asintió aún con su actitud fría.

—Sé que estos primeros días se te han dado libres a lo que surgía una misión, ¿pero dónde andabas? Si nisiquiera se te veía por Aogiri— exclamó el chico frunciendo el ceño.

—Eso no te importa, Ayato— dijo y seguido salió por la puerta. —Buenas noches— dijo antes de largarse del lugar.

El peliazul solo frunció el ceño y miro la estantería de libros en la que estaba ubicado Kaneki para luego chasquear su lengua.

—El híbrido apenas entro a Aogiri y ya siento que trama algo— comento rodando los ojos y seguido largandose de esa biblioteca a su alcoba que también se encontraba en ese edificio.

Por otra parte el peliblanco en vez de subir a su alcoba siguió subiendo las escaleras hasta llegar al último piso, el cual estaba lleno de polvo. Las habitaciones comunes y corrientes aún no habían sido habitadas por algún miembro de Aogiri; al parecer no serían usadas y tampoco este piso, pero no podía usar ninguna de esas habitaciones para lo que quería porque si no lo descubrirían, así que siguió su camino en el mismo piso hasta que empezó a cruzar por un pasillo polvoriento, las paredes de este piso eran un verde oscuro con unos detalles de oro y piso de madera, en fin, era un edificio antiguo. Al llegar al final del pasillo por el que nadie pasaba se paró frente a la pared y suspiro.

—"En este edificio habitaciones y pasajes secretos hay, pero pocas personas de estos saben. Al final del último piso del edificio con un pasillo te encontrarás sin sentido alguno, ya que en este pasillo ninguna habitación común y corriente hay. Caminarás por ese pasillo que sin sentido alguno ahí esta y al final de este, en la pared de la izquierda voltearás y tres golpes le darás al centro de la pared, arriba, luego abajo y finalmente arriba nuevamente y una habitación secreta se abrirá". — repetio Kaneki lo que había leído en el libro/diario y empezó a realizar lo que este le indicó y si resulto ser cierto; una pequeña parte de la pared en tamaño de puerta se movió y abrió, dejando ver una habitación.

Esta estaba llena de polvo y tenía una cama, un baño propio, un armario y un pequeño estante con unos cuantos libros. Kaneki suspiro, según recuerda en el libro/diario decía que esta habitación era usada para esconder a una persona valiosa o importante cuando había guerra o un problema que afectara a esa persona. Él salió de la habitación, se apresuró y busco todo lo que necesitaba sin ser visto para luego correr de nuevo a esa habitación y iniciar a limpiarla y prepararla.

Ternura -Kaneki y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora