—¡No quiero esto! ¡No quiero sentirme separa de ti!... ¡No quiero perder los momentos preciados que tenemos!...

El joven cerró fuerte los párpados al escucharla, había pensado que las cosas habían quedado un tanto más calmas luego de la propuesta, regalándole todas aquellas hermosas palabras que reafirmaban el vínculo entre los dos, para terminar prometiéndole que haría lo que fuera por ella y tras esto reafirmar el inmenso amor que los une en una demostración intensa de su deseo por el otro, nuevamente en la cama de ella. Sin embargo, las cosas no eran tan fáciles como él pensaba... aquí el que más sufría no era él, quien había sufrido la pérdida en su propio cuerpo... era ella... que trataba de mantener su vínculo latente a pesar de sentirse quebrar por dentro día con día... No pudo evitar pensar en el anillo que recién había adquirido, haberse quedado viéndolo, mientras sonreía bobamente sentado en su cama, pensando en la expresión que tendría ella al verlo, preguntándose ahora si hubiera sido mejor esperar a proponerse con él. ¿Será que no había sido tomado en serio? ante su propia duda cerró los ojos con fuerza, no se dejaría inundar por sus preocupaciones, cuando lo más importante en ese momento era ella.

—No los perderás... te lo juro... —agachó su cabeza hasta encontrar la de ella y atraparla en un beso esta vez con intenciones de no dejarla ir, más que por el deseo permanente que su amada le despertaba, por su propia sanidad mental... nada podía hacerlos sentir más unidos que eso... La besó... la besó... y la besó de manera tan posesiva y adicta que terminó haciéndola jadear, momento en que su lengua intrusa inició su escrudiñar dentro de su boca, haciendo contacto con la de ella, elevando la intensidad del beso al punto de reacomodarse sobre la cama. Terminando por verse a los ojos que entre temblores, se transmitían sus propios miedos y dudas sobre los acontecimientos por los que estaban pasando.

ADVERTENCIA: LEMMON

La había halado bajo de él, dispuesto a todo en un segundo, pero la imagen del anillo y él mirándolo lo abarca por completo, nublándole el pensamiento sobre lo que estaba por hacer. Debía tranquilizarse... de la misma forma que seguiría adelante con sus planes de entregarle tal objeto preciado a su amada... debía comprender que ella en ese instante no era ella misma... Situación con la que había tenido que convivir... a su gusto o sin él... el sufrimiento de verla perderse dentro de sí misma iba a terminar por desquiciarlo si no ponía de su parte.

—...Ash... —lo llamó casi en un susurro, lo que lo trajo de vuelta a la realidad, la mirada de zafiro se había desviado, mientras las lágrimas se le escurrían a los lados del rostro. —Si no... lo deseas... —no sabía que hacer consigo misma, tumbada debajo de él, sin mover un músculo, pero sin que él reaccionara tampoco, la hacía sentir completamente extraña y ajena... a él y a la relación. A pesar que hace tan sólo unas horas habían estado juntos... ¿Acaso lo había hecho por compromiso?... ¿Por no dejarla sola?... ¿Podía él saber que era lo que había dentro de su cabeza?

—¿Cómo puedes pensar eso?... —jadeó de solo pensar que ella le reclamaba algo como eso... ¿Desearla?... si eso lo hacía con cada respiración de día con día. Jamás había hecho alarde de su virilidad, pero ante su iniciativa, tomó su miembro con una mano y rozó la punta contra la entrada escondida entre sus piernas, en dos... tres ocasiones, lo que alteró la respiración de ambos.

—¿Puedes sentirlo?...

—A... ¡Ash! —abrió grandes los ojos en sorpresa de aquella sensación que la invadió al instante, sentía sus piernas temblar y los dedos de sus manos tornarse fríos, por la inminente necesidad de sentirlo abarcándola, sólo con aquel sutil toque. Apretó los párpados, mismos que casi al instante se suavizaron en expresión al sentir sus labios en contacto con los suyos nuevamente.

Iba a recuperar su yo de siempre... su sonrisa adorada... costara lo que costara... pero no estaba dispuesto a esperar a ese entonces para demostrarle cuánto la amaba y que era su dueña incondicional. Las dulces expresiones que escapaban de sus labios y los movimientos tímidos de su cuerpo se lo decían... ella también lo necesitaba, no era el momento de quebrarse, sino más que nunca mantener unidas todas sus partes, entre sus fuerzas, convicciones, cuerpo y mente para hacerla sentir tranquila, segura, pero sobre toda confiada de él.

Other Way to BattleWhere stories live. Discover now