[Capítulo 8] |Hacia Demacia|

2.3K 173 28
                                    

— ¿Qué problema tienes, Rakan?— El tono de molestia era más que claro. Pero... ¿Quién no se enojaría porque le han tirado al suelo un helado comprado con su propio dinero?— Si también querías solo tenías que decírmelo, no tirar el mío al suelo. 

— Ups...— Rakan se dedicó a correr intentando que Xayah no le atrapara. En verdad él no quería un helado, sin querer le había tirado del de Xayah, y pues bueno, no le quedaba más remedio que fingir que se lo había tirado por envidia.

— Ya bueno, al menos cómprame otro helado.— Se quejó la vastaya, mientras se cruzaba de brazos. Rakan rió y tomó un poco de dinero de entre sus plumas, dirigiéndose al vendedor de helado.

— Aquí tienes.— Dijo con un nuevo helado en la mano, pasándoselo a la vastaya, quien se limitó a sonreír para empezar a devorar aquel dulce helado. 

Ya habían pasado dos días desde que Rakan acompañaba a Xayah en sus aventuras, y aunque no habían hecho nada interesante, Rakan igualmente se sentía feliz por estar junto a la chica de la cual estaba enamorado. 

Quizás Xayah todavía no le había tomado la suficiente confianza, pues él amaba gastarle bromas que acababan con la paciencia de Xayah, pero aun así ella le aceptaba y le soportaba como podía. Y eso que solo llevaban dos días juntos, a saber qué pasaría al cabo de dos semanas. 

El joven vastaya, de vez en cuando, tomaba su cuaderno y empezaba a planear distintos bailes inspirados en la bella vastaya de ojos color ámbar. Ese cuaderno fue su entretenimiento primordial aquellos días, pues todavía no tenían ninguna misión que cumplir.

— ¿Hacia dónde iremos ahora?— Preguntó Rakan, observando todo su alrededor. No sabía a qué tierras se dirigían, pero la emoción poco a poco lo carcomía, y necesitaba alimentar su curiosidad.

Xayah consultó un mapa que tomó el día anterior en una de las tabernas en las que se hospedaron, y se lo enseñó a Rakan, quien miró curioso la dirección que Xayah había señalado.

— ¿Vamos a Demacia?— Murmuró, mientras que pensaba en lo que había escuchado decir sobre Demacia. Decían que la gente era muy amable, la región estaba llena de caballeros perfectamente entrenados y contaban con el mejor guerrero y la mejor maga: los hermanos Garen y Luxanna, más conocida como Lux.

Quizás no iba ser tan malo ir a alguna región, pues nunca había salido de sus Tierras, e ir a un lugar del cual hablaban tan bien era emocionante. ¿Pero qué iban a hacer allí? ¿Irían a provocar catástrofes a doquier, o era un simple viaje de turismo?

— Exacto.— Asintió Xayah mientras tomaba el mapa de las manos de Rakan.— Iremos a cumplir una misión que nos tiene reservada Luxanna.— Explicó.— Aunque ni tan solo sé a qué tipo de misión se refiere.

— Es decir, vamos a ir a ayudar a una maga en una misión que ni conocemos. 

— Pues sí, pero no podía rechazar la oferta. La recompensa es de quince mil monedas de oro.— Rakan abrió los ojos ante tal cantidad exagerada de dinero que les darían a cambio. Ahora comprendía por qué Xayah hacía aceptado. ¿Quién rechazaría aquello?

— Quince mil monedas.— Repitió Rakan.— ¿Eso no es demasiado dinero? ¿Y si la misión implica la vida de nosotros mismos?

— Eso no tendría sentido, Rakan.— Contestó.— Además Luxanna es de confianza, no creo que ponga en peligro nuestras vidas. O eso es lo que me contaron de ella, que es una chica alegre, jovial y generosa, un ejemplo a seguir de carácter demaciano.

— Oh, bueno, creo que entonces no me tendré que preocupar de mi vida. ¿Y cuando llegaríamos a Demacia?

— En una seis horas.— Rakan esbozó una mueca de disgusto, no le apetecía estar seis horas paseando por campo— Bueno no, en verdad solo cuatro.

— Ah, bueno, me asustaste. No es que sea muy gracioso estar caminando durante seis horas seguidas y sin un pequeño descanso.— Dijo colocando sus manos en sus caderas, haciendo una pose algo dramática.

— Solo quise asustarte. Ya sabes, venganza por lo del helado.— Murmuró con una sonrisa socarrona, acabando su helado. 

No hacía ni frío ni calor, y aquello es lo que hacía de su viaje algo agradable, pues no se imaginaban paseando con una tormenta de nieve o una ola de calor. Aunque de todas formas, la caminata iba a darles mucho cansancio por los miles de caminos que habían de región a región.

El camino fue algo solitario, no se encontraron con ninguna persona ni con ningún animal, y poco a poco se iban metiendo en una zona rocosa llena de plantas llenas de espinas. El cielo, casi sin nubes, se estaba volviendo rojizo con leves tonos anaranjados y amarillentos. Una suave brisa acompañaba aquel tiempo neutral. Algunas flores doradas habían empezado a crecer, y un poco lejos de allí, una zona campestre llena de una fina capa verde bosque con algunos toques manzana.

Cerca de ellos, un riachuelo bajaba por el campo, brindando un suave sonido cuando el agua tocaba las rocas. Ya llevaban dos horas y media caminando por la zona desértica y rocosa, y encontrar aquel paradero les adormeció.

— ¿Crees que sería buena idea descansar?— Preguntó Rakan, tumbándose en el pasto, cerrando los ojos y respirando aquel aire limpio. 

— No lo sé. Tenemos que llegar rápido o Lux se creerá que no iremos. Aunque... No importa si nos quedamos unos veinte minutos.— Susurró Xayah, tumbándose también y cerrando los ojos, disfrutando del clima. 

Rakan observó el rostro de Xayah. Para él, ella era la chica más bella que había visto jamás, con una personalidad atrayente y una mirada inigualable, enigmática y severa. ¿Cómo se sentiría poder besar sus labios carmesíes? Por ahora solo tenía que usar la imaginación, e intentar poder hacer realidad esas fantasías. 

¿Cuánto tiempo le tomaría el poder enamorar a Xayah? ¿Lo lograría siquiera? Sí, lo lograría, él no iba a rendirse fácilmente, y si no caía en la FriendZone significaba que tenía posibilidades suficientes. 

Los veinte minutos pasaron, y Xayah decidió que debían retomar el camino, pues si no se daban prisa, tendrían que caminar bajo la oscuridad de la noche, cosa que ni Xayah ni Rakan querían. 

— ¿Encontraremos civilización por aquí? La última vez que vimos a una persona fue en la tienda de helados.— Se cruzó de brazos Rakan, algo extrañado por la falta de humanidad. Pero bueno, todas las personas vivían en las grandes ciudades, y casi ninguna salía de sus regiones. 

— Lo más probable es que no. Pero ya queda poco para llegar a los muros de Demacia.— Aclaró Xayah, notando la frescor del atardecer. Su piel se erizó por haber pasado de un suave calor a un frío leve. 

— ¿Y cuantos días nos quedaremos allí? ¿Podremos hacer turismo?— Preguntó emocionado el vastaya, ansioso de poder llevar sus bailes hacia un lugar desconocido para él.

— Depende de qué tipo de misión tengamos que cumplir, quizás tendremos que quedarnos máximo una semana. Y bueno, si tenemos tiempo libre puedes hacer turismo. 

— Una semana de vacaciones.— Murmuró, con una chispa de felicidad en los ojos.— ¿Y tenemos alojamiento?

— Sí, en un hotel, gracias a Luxanna, que nos pagará la estancia.

Después de aquella conversación, los dos se sumieron en un incómodo silencio, caminando sin parar, sedientos y hambrientos, pues un helado no bastaba para quitar el hambre. Otra hora y media pasó, y al fin, ante Xayah y Rakan se alzaron los muros de la muralla que envolvía Demacia.

Un azul Medianoche había cubierto el cielo por completo, y puntos blancos resplandecían, pero las estrellas no eran las que más brillaban, pues en la entrada del Reino una muchacha rubia les esperaba, con unos ojos que derrochaban un brillo especial, de un color azul capri.

— ¡Bienvenidos a Demacia!— Exclamó con emoción, mientras les abría las puertas al interior de la nación. 

CONTINUARÁ 

[Rakan x Xayah] Un nuevo despertar [League Of Legends]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora