[Capítulo 6] |Preguntas necesarias|

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Rakan empezó a caminar con paso sigiloso, algo preocupado por la escena que había presenciado, no sabía a qué hacer caso, a su corazón, quien le pedía a gritos socorrer a Xayah, o a su cerebro, quien le decía que debía dejarla tirada, pues no quería empezar ninguna discusión con la chica.

Pero Xayah estaba herida, y el tenía el poder de sanarla. ¿Por qué no ir a socorrerla? Ella ya lo había ayudado antes, así que devolverle el favor sería bastante caballeroso. Rakan se infló de aire, sacando pecho, y caminó hacia la chica, quien se había sentado en el borde del río con la mirada perdida y sin sonrisa alguna.

El corazón de Rakan se estrujó al ver aquella escena, no era muy bonito que la chica de la cual gustaba estuviera en esa situación, llena de rasguños y quemaduras. ¿Quizás ella también había escapado del incendio del hotel? Era lo más probable. 

— Oh... Hola.— Saludó con timidez Rakan, mientras que la otra vastaya se sobresaltaba por la sorpresa de escuchar otra voz en aquel lugar solitario.

— ¿Qué se supone que haces aquí?— Soltó algo fría, pero se notaba que estaba asustada, Rakan lo notaba en su tono de voz, en sus hombros temblando levemente y su rostro decaído. 

— Yo estaba paseando por aquí y te vi con todas esas heridas.— Explicó Rakan, mientras que la chica solo abajaba la mirada, en un gesto adorable, según el vastaya.— ¿Qué fue lo que te ocurrió? 

La de ojos ámbar se limitó a cruzarse de brazos, sin la intención de aclarar las dudas en aquel molesto chico. ¿Por qué tenía que hacerle tantas preguntas? Y lo más extraño es que casi siempre se cruzaban. ¿A caso era el destino que quería molestar a Xayah? Quizás era el karma. 

— Eso a ti no te incumbe, querido. Ahora, si me lo permites, me gustaría estar sola.— Su tono era cortante, como si guardase un secreto altamente importante.  

Rakan sintió una extrema necesidad de abrazarla, pues parecía tan débil, indefensa, sentía una extraña necesidad de protegerla. ¿Pero de qué? Esa era la pregunta, lo que necesitaba saber. Esas heridas no eran de simples árboles, parecían hechas a posta.

¿Alguien se las había hecho? Rakan sintió la furia hervir en sus venas, no dejaría que nadie tocara a Xayah. Comprendía que las quemaduras eran naturales, pero los rasguños no. Eran rasguños hechos con armas.

— ¿Dónde te has hecho esos rasguños?— Preguntó el peliblanco, fijándose todavía más en la piel de Xayah. Ésta parecía incomodada por la mirada inquebrantable de Rakan y se levantó, dispuesta a alejarse lo más lejos posible de ese vastayano.

— Ya te he dicho que no te incumbe. ¿Por qué me persigues?— Preguntó al notar como Rakan caminaba tras suya, como si no la fuese a dejar marchar por nada en el mundo.— ¿Qué quieres de mí?— Volvió a preguntar.

— Yo solo quiero saber quién te hizo daño.— Respondió con simpleza, mientras que Xayah bufaba, algo demasiado molesta como para hablar con calma.— Oye, podrías hablar, ¿no? Por favor.— Rogó alargando el 'or' exageradamente.

— Por Dios, es mi vida, no la tuya. ¿Por qué siempre te tienes que entrometer en mis asuntos? Es molesto.— Confesó con molestia Xayah. Rakan se paró en seco, y sintió como si le pisotearan el corazón, se lo dieran de comer a un elefante, el elefante lo vomitara y trituraran las restas. Sí, así de jodido estaba. 

¿A caso era solo un incordio para Xayah? Quizás la tendría que olvidar, buscar otra chica, enamorarse era fácil para él, sobretodo por tener tal variedad de chicas lindas que elegir.

Rakan borró esos pensamientos de su mente. ¿Cómo podía estar pensando aquello? Después de todo, él no se rendía con facilidad, solía luchar para ganar todo lo que se proponía. Pero el problema en aquel caso es que Xayah parecía una chica demasiado difícil en el sentido de ganársela sentimentalmente, e incluso, difícil en sentido de entablar una amistad con ella. 

— Yo solo quería ser amable, pero bueno...— Dijo en un tono afligido, claramente fingido, para comprobar si Xayah en verdad tenía sentimientos y se compadecía de él.

— Mira, no es que no quiera ayuda, es algo más complejo. No quiero que nadie lo sepa, ¿de acuerdo?— Contestó, al fin rendida Xayah, abrumada por la tristeza que derrochaba el tono de voz de Rakan. Pero era la verdad, no quería confesar el oscuro secreto que albergaba. 

— Bueno, si no me quieres contar al menos deja que sane tus heridas.— Dijo Rakan, comprensivo, sonriendo de una forma dulce y amable. Xayah abajó la mirada, algo nerviosa por la caballerosidad del vastaya.

— De acuerdo. Solo para que me devuelvas el favor.— Murmuró frívola, girándose para ver los ojos de Rakan. Y para que lo iba a negar, el chico era lindo, demasiado. Xayah sintió ganas de abofetearse al pensar en el atractivo del vastaya, pero no podía pensar con claridad.

Rakan hizo un gesto para que Xayah se sentara, y él se puso a su lado, tomando los brazos de la chica, los cuales estaban llenos de rasguños y una que otra quemadura. Con delicadeza, tomó unas de sus más brillantes plumas y las pasó por encima de todas las heridas de Xayah, dejando solo unas poco visibles cicatrices.

Xayah miró asombrada a Rakan, pensando que quizás le podría ser útil, después de todo viajar sola por el mundo no era muy seguro, y menos si viajaba con el nombre de La Rebelde. Pero no quería poner en apuros a aquel vastaya, y menos si él estaba ausente a su problemática situación de fugitiva.

— Mira, Rakan. No quiero ponerte en peligro, pero lo mejor sería que dejaras de acosarme y marcharte a tu vida de belleza y popularidad, ¿de acuerdo?

— ¿Cómo que ponerme en peligro? Tú no eres peligrosa.— Sonrió Rakan, mientras acariciaba la mejilla de Xayah. Ésta movió la cabeza, sintiendo calor en las mejillas, intentando evitar todo contacto visual con Rakan.

— Mira, yo no soy inofensiva, y menos a la hora de pelear. Por lo que tu presencia a mi lado podría afectar tu "carrera" y acabar con tu popularidad, además de que serías buscado por toda la policía.

— ¿Pero por qué?— Preguntó Rakan, desesperado por saber el motivo que tenía Xayah para poder librarse de él. No comprendía qué estaba pasando, pero saber que la bella vastaya estaba en peligro era suficiente motivo para quedarse a su lado. 

— Soy una fugitiva, Rakan.— Murmuró Xayah, sin tener más opción que confesar, pero pronto se puso a la defensiva, tomando una de sus plumas y colocándose encima de Rakan, posando la afilada cuchilla en el cuello del vastaya.— Como digas a alguien de esto, dile adiós a tu cuello.

Rakan tragó saliva, y sonrió aliviado al notar cómo Xayah le dejaba vivir. Quizás, aunque fuese una fugitiva, seguiría estando enamorado de ella, pues así podría vivir mucha más emoción en su vida. Proteger a una chica peligrosa sonaba genial. 

Rakan se dispuso a calmar a la vastaya, cuando de repente, entre un montón de árboles, salieron decenas de personas con antorchas en las manos.

— ¡Atrapen a la Rebelde!

CONTINUARÁ

[Rakan x Xayah] Un nuevo despertar [League Of Legends]Where stories live. Discover now