[Capítulo 2] |Coincidencias y más coincidencias|

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— ¡Espera un momento!— Exclamó Rakan, sorprendido, una vez salió de la cafetería por orden de Xayah.— ¡Acabo de obedecer a otra persona!

Rakan se sentó en una parte llena de hierbas, algo indignado. Él era libre, él podía hacer todo lo que quisiera, no tenía que hacer caso a más personas. Pero algo había en la mirada de Xayah que le había hecho obedecer sin pensárselo. ¿A caso esos ojos ámbar tendrían el poder de controlar sus emociones?

Rakan apoyó la palma de su mano en la mejilla, acariciando las primeras plumas de su oreja derecha. No entendía qué estaba pasando con sus sentimientos, pero quería aclararse de una vez. ¿Era una simple atracción en verdad se estaba enamorando? El vastayano deseó con todas sus fuerzas que fuera la primera opción, pues había escuchado que el amor dolía. Y él quería mantener su bello cuerpo saludable, y no tener que vivir bajo la presión de una mujer.

Bostezó, cansado de lo que había tenido que pensar aquellos dos días, reflexionar sobre sus sentimientos. Iugh, odiaba pensar. E intentaría no volver a hacerlo en mucho tiempo, si es que no quería morir de un derrame cerebral, no sería muy bonito, y menos agradable.

— Creo que iré a dormir.— Dijo para sí mismo el joven mientras se levantaba, preparado para regresar al hotel. Lo bueno, es que el hotel tampoco era tan malo, cuatro estrellas y un servicio genial, y la comida que ofrecían en el restaurante que se hallaba en el interior del hotel era deliciosa.

Pronto, Rakan alcanzó la entrada del hotel, y con arrogancia, entró, con unos aires de elegancia que maravillaron a todos los humanos que estaban en la recepción.

— ¡Aquí llegó vuestro huésped preferido!— Exclamó mientras se acercaba al ascensor, entrando y pulsando el número de su piso. Pero antes de que se cerrara la puerta del ascensor, Rakan pudo distinguir una silueta bastante familiar entrando por el hotel, una silueta que poseía unos bellos ojos color ámbar y un pelo escarlata.

Rakan movió la cabeza de un lado a otro, frenéticamente, y se dijo en voz baja de que quizás eran simples alucinaciones, era imposible que Xayah se hospedara en el mismo hotel que él. O eso quería creer el vastaya, pues la realidad parecía ser otra. Al fin, llegó al piso del hotel en el que se encontraba su habitación y abrió la puerta con una tarjeta que extrajo de su bolsillo.

Al entrar en la habitación, se tiró encima de un sofá dorado, con unas cuantas almohadas bien cuidadas, suaves y cómodas, calmando un poco sus nervios. Entonces decidió dedicarse a diseñar algún nuevo paso de baile, pues desde hacía una semana hacía los mismos, o casi los mismos, cada noche.

De un estante, lleno de libros y otros materiales parecidos, tomó un cuaderno, y después abrió uno de los cajones de un mueble y sacó un lápiz de punta fina junto a un borrador. Sonrió para sus adentros, amaba crear distintos pasos de baile en su cuaderno, dibujándose recreando los movimientos para después hacerlos realidad en el escenario y que todos aplaudieran.

Rakan se perdió en sus pensamientos, babeando pensando en cómo bailaría Xayah. ¿Sería digna de él? No lo sabía, pero quería averiguarlo de cualquier manera. Contempló sus antiguos bocetos y pensó en re-diseñarlos. No serían nuevos pasos, pero serían más especiales, pues le recordaban a los antiguos tiempos en los que disfrutaba bailando sin tener tantos admiradores, no bailaba por dinero, como ahora hacía algunas veces. Bailaba porque era libre, y deseaba volver a hacerlo.

Su mano se movió con destreza aguantando el lápiz, deslizándose en el papel y creando unos pasos de bailes típicos de él, elegantes y arrogantes, de los que estaba muy orgulloso. Al acabar de hacer su figura realizando distintos pasos en papel, Rakan empezó a dibujar involuntariamente un silueta femenina danzando junto al boceto de su cuerpo. Y sí, esa era la figura de Xayah.

[Rakan x Xayah] Un nuevo despertar [League Of Legends]Where stories live. Discover now