No.

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Nunca pensamos en la probabilidad de perder a alguien. Ni si quiera pensamos en la posibilidad de no volverle a ver. Tal vez porque, en el fondo, creemos estar seguros de que los adioses no son definitivos, o de que nada hecho no se puede deshacer. 

Entonces llega un día en el que el camino se ramifica y el cielo anuncia tormentas que separarán las corrientes del mar que nunca volveréis a compartir. Y lo peor es que sabréis que seguís en las mismas aguas, unas aguas que, por más que se mezclen, no se volverán a unir. Y de repente el agua está en tus ojos, y el mar embravecido azota sin piedad la roca que tienes por corazón. Y se rompe. Solo queda espuma de mar en el pulmón; te ahoga con tanto salero, que se ha hundido tu razón.

Y te preguntas. Te preguntas cuestiones que no tienen contestación. Y entras en un bucle en el que mil ojos te rodean y tu solo puedes decir que no. No. ¿No, qué? Simplemente no. 

Y te cabrea tu puta desesperación. Te preguntan por qué lloras y tu respuesta sigue siendo no. Una hostia. Una palabra que retumba como un tambor. 

No hay peor visión que la parte trasera de alguien que se va sin vacilación. 

Y suspiras. Como el grito de un mortal acallado entre los truenos de algún dios. Y piensas: "ojalá vuelva." Pero la respuesta sigue siendo no. Y suplicas, conociendo la respuesta que hace bailar cabezas de izquierda derecha y desgarra la ilusión.

Rogando amor, disimulando y dignificando tu dolor. Ese parásito impuro que es el único que purifica tu percepción.


Ellos lo llaman pesimismo.

Yo conozco que su verdadero nombre es realismo.


Y trazas con tu mirada la silueta de aquel que ocupó ese abismo, ese lugar ahora vacío que hace que entre el frío a tu interior, y piensas que aún pudiendo deshacer los hechos, la respuesta sigue siendo no.

No.

¿Y qué mas da si es imposible?

No.


Una risa cargada de pena.

Pañuelos nuevos en el pantalón.

La nostalgia de la vida pasada.

La falsa esperanza de recuperación.


La respuesta siempre será no, hasta que el no se vuelva pregunta, hasta que el no sea ley y satisfacción.





Mi rincón oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora