Deseos de un amor suicida.

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Estoy hecha polvo y de polvos lleno mi organismo. Echo polvos buscando llenar el vacío de mi cuerpo; si no hay sentimientos ni comida que me puedan completar, recurriré a lo carnal. Abandonaré mi mente a los deseos de la muerte, nunca me quiso la suerte. Ni nadie. El amor me produce náuseas desesperadas que retengo con alcohol. Pero, ¿a quién engaño? Me muero por poder morir de amor.

No quiero a nadie que me haga volar, que tirándome de esta ventana nada saldrá mal. No. Quiero a alguien que mantenga mis pies en la tierra, alejados de este precipicio, que llene mi vacío y que evite que caiga en él. ¿Soy exigente? No creo, pues solo busco una mirada que me calme mientras tus palabras me desgarran. 

Azótame. Enséñame que el dolor se puede disfrutar, que se puede amar. Porque si el dolor es detestable, detéstame, pues es todo de lo que estoy hecha. Te detesto. Por hacerme vivir cuando no quería. Y aún sin querer, por quererte a ti, te acompañaré en la vida y su sufrir. En tu risa y el morir. Mátame. Mátame a golpes y orgasmos, sé mi ángel de la muerte, mi condena y mi diablo. Me entrego. Róbame. Siempre fui tuya. Ahora atrápame y nunca dejes que huya. 

Mi rincón oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora