Apocalipsis.

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El apocalipsis zombie ya ha llegado, y fingimos no habernos enterado. 

Ando perdida entre una multitud de cuerpos carentes de vida que se dirigen, sin saberlo, a la perdición. Camino contracorriente sabiendo que la vida es una ruleta de las rusas y que todos los caminos llevan al fin. 

Sus ojos no hablan. Sus bocas no callan. Escupen balbuceos incoherentes con una máscara de seguridad que lleva en la frente: "Autosuficiente. Tengo la verdad absoluta. Soy el más inteligente. Escuchad." Yo me alejo de sus alientos que huelen a comida y a palabras prohibidas que ni a vomitar se atreven. Me repugnan. Sus canicas transparentes se posan sobre mi porque soy el único cadáver consciente de su muerte. ¿Para qué fingir? Todos son zombies idiotizados que buscan genitales en vez de sesos con los que ocupar sus bocas para evitar hablar del sufrir. Zombies borrachos de vida y yonkies de la ignorancia y sonreír. Ajenos a la muerte que reposa sobre sus hombros hasta que la aguja de sus relojes se canse de latir. Es lógico que ignoren la muerte futura cuando incluso creen que lo que hacen respirando contaminación es vivir.

Os llamaría personas tóxicas si hicieseis algo más que existir. Por ahora solo sois toxinas de las que soy fumadora pasiva y cuyos efectos me provocan una ira que hará un alivio el morir. 

Mi rincón oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora