Los accidentes ocurren

Comenzar desde el principio
                                    

Decido entonces, de pronto, que lo primero que debo hacer es retirar el papel pintado que cubre las paredes. Es de un brillante color morado, nada adecuado para un bebé. He estado leyendo mucho y la habitación no debe tener colores vivos, sino suaves y neutros, que ayuden al bebé a mantenerse tranquilo en su espacio. 

La parte baja de las paredes es sencilla de retirar, con una vieja camiseta húmeda y algo de fuerza, sale con facilidad... pero la alta no es lo mismo. Implica subirse a una escalera y nunca he sido la persona mas hábil del mundo. De todas formas estoy cansado de no poder hacer nada, y Magnus no está aquí ahora para evitar que lo haga, así que  cojo la escalera de dos peldaños y empiezo a retirar el papel de la parte alta de la habitación. 

Estoy casi terminando cuando la escalera se mueve bajo mis pies tras un pequeño mareo. Me llevo una mano al estómago, la otra apoyada en la pared mientras cierro los ojos para recobrar la compostura. Ok, eso ha estado pasando últimamente, solo necesito unos segundos, respirar hondo... y vuelta al trabajo...

  ✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄  

Es temprano cuando llego a casa, mas temprano que otras veces por lo menos. Realmente no tenía mucho que hacer en la empresa, y cuando he reordenado mi escritorio por tercera vez ese día decido que es hora de volver a casa. ¿Para qué seguir perdiendo el tiempo allí? 

Resulta extraño no encontrar a Presidente arremolinandose entre mis piernas nada mas cierro la puerta... pero mas extraño aún resulta no escuchar a Alec devolviendo el saludo que me he acostumbrado a dar al llegar a casa. El piso es grande, pero no lo suficiente para que no pueda oirme, por lejos que esté. A veces me ha llegado a contestar incluso desde dentro de la ducha. -¿Alexander? 

Frunzo el ceño tras unos segundos esperando respuesta. Respuesta que no llega. ¿Dónde está? No es como si fuese a salir de casa solo... no después de aquel encuentro nuestro primer día en el centro comercial. Si los reproductores son acosados incluso yendo acompañados por sus dueños, ¿Qué posibilidad tiene un reproductor que va solo por la calle? No... Alec no se arriesgaría.

Dejo la chaqueta, mi sombrero y el maletín en la entrada, avanzando por el piso, revisando la cocina y el baño del pasillo. El despacho que poco a poco ha ido evolucionando en biblioteca está vacío, y normalmente Alexander tiende a perderse ahí dentro. Camino directamente hasta nuestra habitación, el lugar mas lógico además de la biblioteca... pero tampoco está allí, aunque si una muda de ropa perfectamente colocada sobre la cama. ¿Ha salido?

Antes de entrar en pánico reviso el baño, pero tampoco está ahí. Voy deprisa de vuelta a por mi abrigo cuando un haz de luz llama mi atención. ¿La habitación del bebé? Alec ha asegurado una y mil veces que la decoración de esa habitación será cosa mía, por culpa de su mal gusto... pensaba que no entraba ahí, pero quizá... la puerta está entreabierta.

Abro la puerta del todo y mi corazón se acelera de golpe al ver a Alexander. Alexander tendido en el suelo en una postura nada habitual. Alexander, quien está inconsciente.

Me dejo caer de rodillas a su lado rápidamente, llevando mi mano a su pulso como primera opción. Es tranquilo y continuo, como siempre... -Alexander... Alec... vamos... despierta. -Le meneo un poco, pero su postura me deja bastante claro que no se ha quedado dormido. Por el ángel, ¿quién se quedaría dormido así? 

Sigo intentando despertarlo sin ninguna reacción por su parte. Cada vez mas asustado, sigo intentando lograr que despierte mientras mi otra mano está ocupada intentando realizar una llamada a emergencias. Necesitamos una ambulancia ya mismo.

Mas tarde, ya en el hospital, las pruebas hechas, los permisos firmados...No he podido quitármelo de la cabeza. Ver a Alec en la ambulancia casi no ha sido nada, estaba demasiado asustado por lo que pudiera pasar... pero verlo en una camilla de hospital... mis peores pesadillas han aflorado. No he podido evitar acordarme de él, de mi pequeño Raphael... mi viejo amigo, mi protegido... aquel al que fallé. No pude cuidar de él, al igual que ahora parezco no ser capaz de mantener a Alexander a salvo.

Las horas pasan lentas, el cuerpo de Alexander respirando en la camilla, como si estuviese profundamente dormido... solo que en realidad lleva desmayado vete a saber cuanto tiempo. Una enfermera me trae el informe de daños. Alexander esta bien, al menos en apariencia... y nuestro bebé está sano, aún fuerte y creciendo. Vivo. Pero hay que averiguar si se ha caído por un tropezón o un despiste... o si hay otra causa para el desmayo. No lo sabremos hasta que despierte, y parece que no llega el momento de que lo haga.

  ✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄✂ ✄ 

  Siento los párpados pesados y la boca pastosa. Intento tragar saliva, pues toda mi garganta está seca pero es como si hubiese perdido la capacidad de producirla. Un dolor agudo me recorre entero cuando intento incorporarme y pronto siento una mano en mi hombro, reteniéndome en la cama. -Alexander... -Es Magnus... suena aliviado. ¿Qué? - ...al fin. Que susto me has dado. -¿Susto?

Entonces los mareos vuelven a mi memoria. Recuerdo marearme de nuevo, estar subido a la escalera...¿me caí? 

Logro abrir los ojos, el rostro preocupado de Magnus me recibe, ojeroso y descuidado, todo lo contrario a lo habitual en él. -Magnus... ¿qué? - Parpadeo confuso, dándome cuenta entonces de que no estamos en casa. Esta no es nuestra cama. Es...¿un hospital? 

-Te caíste... te encontré en el suelo de la habitación, no respondías... no se cuánto rato podías llevar allí. -Bajo mi mano hasta mi vientre, asustado por un momento. -¿el bebé? - necesito saber que esta bien. Es nuestro bebé, y quisiera o no tenerlo, ya lo amo. -Está bien, Alexander... no ha pasado su mejor tarde pero está sano. -Su mano se posa sobre la mía, ambas sobre el pequeño bulto que indica la presencia de nuestro niño. -Pero ahora tendremos que tener todavía mas cuidado contigo, cariño. -Oh no... Magnus sobreprotector al rescate.

 



I dreamed a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora