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Noche de la graduación del escuadrón ciento cuatro
Año 850

La anhelada noche de su graduación por fin había llegado. Los soldados pertenecientes al escuadrón ciento cuatro festejaban, bebían y comían digestivos. Algunos permanecían callados pensando a cual muro serian enviados o irían.

Lo único que pasaba en ese momento por la cabeza de Eren era el hecho de que al fin podría unirse a la tan temida Legión de Reconocimiento junto a sus dos mejores amigos.

Armin no podía negar que le asustaba salir de las murallas, tenia miedo de que en el mas mínimo descuido terminase siendo la cena de un titan. El pequeño muchacho se paro de golpe de la mesa, ganándose las miradas de sus compañeros, que al momento en el que se puso de pie un silencio incomodo apareció.

Necesitaba tomar aire. Salio. Miró con detenimiento a algunas personas que aun rondaban a estas horas de la noche, vio como una pequeña niña se detenía junto a su madre para tomar una florecilla que yacía entre las grietas del crudo pavimento. Sonrió inconscientemente al recordar los pequeños paseos que daba en la noche junto a su abuelo, esos tan divertidos momentos nunca volverían.

Las lágrimas no tardaron en aproximarse al recordar la dolorosa despedida que le dio su abuelo. El no deseaba acabar como el. El quería cumplir su sueño de ser libre, lo cual, probablemente no sucedería.

Oyó pasos aproximarse a el. Limpio sus mejillas empapadas de lágrimas y volteo con rapidez.

—Eren...—murmuró.

—Hola— saludo un tanto apenado— Uh... Lo siento, Mikasa y no nos preocupamos un poco por tu comportamiento, así que, decidí salir a ver si estabas bien...— dijo al darse cuenta que los ojos de su amigo estaban rojos y aún lagrimeaban.

El joven Arlert no pudo evitar que un rubor apareciera en sus mejillas. El estaba completamente seguro de que en este momento el rubor de sus mejillas se asimilaba demasiado al maquillaje que solía ponerse la señora Jaegër cuando salia en las noches con su marido.

—Yo... Si quieres me puedo ir...— dijo avergonzado mientras daba la vuelta.

—¡No, no, no, no, no!—exclamo el mas bajo, haciendo que Eren parara en seco y se diese la media vuelta sobre sus talones.— Quedate aquí por favor...

—Esta bien...—pausó —Solo... Si me dices que pasa contigo

Armin suspiro con tristeza mientras tomaba asiento en los sucios escalones que llevaban a la puerta principal—Eren, tengo miedo— soltó.

—¿Miedo?¿Miedo de que?—pregunto confuso copiando la acción el.

—Miedo de...—pausó un momento sintiendo la incomoda mirada de Eren sobre el. Tomo aire y lo saco en un ruidoso suspiro— ¡Miedo de no estar con ustedes o que ustedes no estén conmigo! Yo... No he sido útil para ustedes en estos años, solo he sido una carga tanto para ti como para Mikasa.— dijo mientras la parte inferior de sus párpados se bordaban de lágrimas— Si aquí necesite ayuda, que sera de afuera...

—Armin...— murmuro Eren en un tono lo suficientemente audible para hacer que el anterior mencionado volteara su cara hacia el. Eren sonrió con comprensión—No es verdad.

—E-eh— balbuceó el rubio desconcertado.

Eren acuno el frágil rostro de Armin entre sus manos con extrema delicadeza. Como si temiera que el fuera a romperse— No es así... Tu... Aunque no lo creas has sido muy útil para nosotros, dime ¿Recuerdas aquella vez en la nos trasladaron al muro Rose?—Armin asintió— ¿Como hubiéramos conseguido comida aquella vez?

—Tu y Mikasa llevaron a cabo el plan, yo solo lo elabore...— musitó con tristeza.

—No —replicó aumentando su agarre en su rostro—Si tu no nos hubieras dicho de que lado era la vigilancia probablemente estaríamos muertos de hambre, eres importante y no solo yo pienso eso, también Mikasa.

Armin se quedo mudo, nunca pensó que para Eren o Mikasa el fuese útil.

Las palabras que dijo a continuación Eren taladraron en lo más profundo el frágil corazón de Armin— Aunque no lo creas si tu no estuvieras mi vida se volvería demasiado aburrida y un desastre

Muchas gracias a las que votan, sus maravillosos votos hacen que quiera continuar esta historia, espero que les este gustando, gracias ♥

𝐒𝐎𝐋𝐈𝐀 𝐏𝐄𝐍𝐒𝐀𝐑 ¦ ereminWhere stories live. Discover now