—¡Ash! —lo recibieron al unísono.

—Todo listo —les mostró la papelería del alta. —¿Ya los viste? ¡Están todos muy emocionados! —se acercó rápido a su novia y tomándola por cintura, la ayudó a mantenerse de pie junto a la ventana.

—¿Tú... tienes algo que ver con todo esto?... —lo mira por el rabillo del ojo, sorprendiéndolo.

—Aunque hubiera sido muy romántico, la verdad es que él no tenía idea de esto —se mete las manos en los bolsillos la candidata a Reina.

—Sí... no sabía nada —se encogió de hombros, —pero cuando los vi me emocioné muchísimo, ¡estoy seguro que tú te emocionaste cien veces más!

—Tanto que hasta lloró —le sonrió divertida la peliazul.

—¡Miette! —la miró molesta por el comentario, al apenarla de esa manera frente a él.

—Llorar de felicidad, también es lindo —le dijo quedo al oído, por lo que la reina se sonrojó, mientras su amiga no alcanzó a escuchar lo que el Campeón dijo en secreto para los dos.

—Buff... no quiero hacer de mal tercio... así que mejor empecemos a movernos. —tomó una de las maletas en mano.

—¿Qué haces? —parpadearon ambos al ver su actitud proactiva.

—¿Cómo qué, qué hago? Lógico, tomo las maletas para que nos vayamos a casa. —Por su comentario la pareja se miró entre ella, Ash tragó saliva y Serena le sonrió apenada.

—No tienes que hacerlo... es verdad que estoy un poco... —se miró la pierna y no pudo seguir hablando.

—¿Lo ves? Ni siquiera encuentras una excusa que valga la pena... perdón por irrumpir en el nido de amor de los tórtolos pero... estarás de acuerdo conmigo en que necesitarás ayuda con ella, ¿No Ash?

—Me las arreglaré —le sonrió, para soltar a Serena un momento y llegando hasta Miette, tomar la maleta que llevaba. —Gracias... pero no tienes que preocuparte.

La artista levantó las manos resignada. —Luego no me digas que no te sentiste apoyado.

—Jaja, sé que siempre podemos contar contigo.

El camino de vuelta resultó más ajetreado de lo que pensaron, pasando entre los fans con sus muestras de cariño por la Reina y el Campeón, entre entrega de tarjetas de "Mejórate pronto", globos, fruta y tomas de fotografías en el camino, como si de una alfombra de celebridades se tratara.

—Pooor fin.... —pasó la Tarjeta Key por la cerradura magnética y la puerta del apartamento se abrió.

—...Estoy en casa —Pronunció un tanto tímida, al sentirse finalmente libre, en su propio espacio, con aquella luz tenue y sus sofás de colores claros.

Sin embargo, su amado la escuchó y colocándole una mano en el hombro le sonrió. —Bienvenida, para entonces mirarla juguetón.

—¿Qué? —se sonrojó por sus intenciones desconocidas y luego cerró los ojos con fuerza al sentirse abandonar el suelo, para instintivamente buscar rodear el cuello del entrenador con las manos.

—¿Te estoy lastimando?... —preguntó al verla asustada entre sus brazos.

—No... —abrió los ojos en medio del sonrojo que aquella posición le daba.

—Es peligroso aquí... —Hizo alusión a la entrada del departamento, que contaba con tres gradas antes de bajar a la estancia principal.

—...Sí... tienes razón... —lo miró divertida al recordar como él mismo se había caído cientos de veces por esas pequeñas gradas.

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