Capítulo 27. Esta es mi historia

Start from the beginning
                                    

-Alex, antes de contarte todo esto, no voy a hacerte prometer que no me vas a abandonar ni nada de eso, porque si decides hacerlo, lo entenderé, me va a destrozar, pero voy a respetar tu decisión, te juro que lo haré. Sólo, sólo quiero que sepas, que te quiero, que de verdad te quiero demasiado, como jamás creí que fuera posible, que todo lo que yo era cuando llegué a Unionville... todo es diferente ahora, yo soy diferente, no te voy a mentir, aún soy yo, pero... he aprendido tantas cosas, mi vida se ha llenado de luz... y perdóname, te estoy aburriendo.

Toma mi mejilla.

-Jamás me aburres.

-Entonces te estoy desesperando, o lo que sea, estoy divagando y lo siento, es sólo que no sé cómo empezar. Tal vez desde el principio: Soy Felissa Beaumont, mis padres fallecieron hace mucho tiempo y quedé con el único respaldo de mi tío Werner, quien era el mejor amigo de mi papá, pero eso ya lo sabes, lo que no sabes es que mi tío Werner no es un tío normal, mi tío Werner es un Dinastic-veo que quiere hablar pero no lo dejo- sé que no sabes lo que eso es. Yo tampoco lo sabía. Un Dinastic es una criatura con poderes, puede hacer muchas cosas, tiene velocidad, fuerza, es invulnerable, es una especie de Dios, por así decirlo, y sí, es inmortal. Un Dinastic puede convertir a un solo mortal en Dinastic, sólo uno- lo veo directo a los ojos tratando de mostrar mi corazón en ellos- yo soy una Dinastic. Werner me convirtió.

Él toma aire.

-¿Tú qué?

-Soy una Dinastic, Alex, no soy una humana normal. Ni siquiera soy una Dinastic normal, tengo más energía que cualquier otro, nuestros poderes se basan en la cantidad de energía que tenemos.

-¿Y eres inmortal?-asiento- o sea que vas a vivir por siempre. Disculpa la intromisión pero ¿qué edad tienes?

Me río.

-Una dama no debe revelar su edad, pero te diré un secreto- muevo mi dedo para que se acerque a mí y le habló en el oído- nací en el último año del siglo XVIII.

-Felissa ¿Qué?- está en shock- me estas jugando ¿verdad?

Niego.

-Tengo doscientos dieciséis años. Nací en Nueva España. A los dieciséis, me convertí en Dinastic. Y he cometido tantos errores de los que me arrepiento, no tienes idea, Alex, de todas las atrocidades que he cometido, mi historia no es nada bonita, nada de qué estar orgullosa, no soy una princesa, no soy una damicela en peligro. Soy un monstruo una bruja, y te diré todo lo que quieras saber, absolutamente todo. Sólo pregúntalo y lo sabrás, la verdad, la verdad y nada más que la verdad. No he querido mentirte, al principio obviamente sí, tengo motivos tan obscuros para estar aquí, que cuando te los diga vas a querer tenerme a mil kilómetros de distancia, pero te sugiero que lo dejemos para el final.

-Quiero toda tu historia.

- Tuve la mejor de las infancias, mi papá se encargó de ello, me llenó de cariño y de atenciones, siempre fuimos nosotros, y mi tío Werner, que a pesar de ser un ermitaño, nos visitaba bastante seguido, él siempre ha tenido sus asuntos y viaja, y se pierde, pero regresa, ha sido el único que se ha quedado conmigo todo este tiempo. Papá falleció cuando yo tenía dieciséis, entré en depresión y fui estúpida, en mi desesperación hice lo único que mi papá me había dicho que no hiciera: me comprometí con Santiago- me mira impactado y yo acaricio sus labios- Santiago era de buena familia y acaudalado, detallista y atento, o al menos eso hacía creer. No lo amaba, pero estaba ilusionada, ilusionada de la idea del amor, del cuento de hadas, necesitaba aferrarme a alguien porque tenía miedo de quedarme sola para siempre. Todo parecía ir bien, Werner se negaba a esa unión, pero a mí no me importaba, fue hasta un día antes de la boda, cuando fui a visitar a mi prometido, que me di cuenta de la verdad: él sólo me estaba utilizando por la herencia que me dejó mi papá, su familia estaba en la bancarrota, pensaba usarme y después tirarme, sólo sería una esposa florero, lo que escuché, fue perturbador, él y su padre hacían planes para mí, planes viles, humillantes, no pude resistirlo, me marché de su casa sin que me vieran, encontré a Werner y le conté todo, él me dijo su secreto y me ofreció la inmortalidad, yo acepté. f
Fingimos mi muerte, el supuesto día de mi boda, una sirvienta me encontró muerta en mi habitación- inhalo- ya era una Dinastic, Werner se hizo cargo de todo, y nos fuimos, pero antes de marchar, yo fui a atormentar a Santiago, porque él creía ver a mi fantasma, y de vez en cuando regresaba por las noches a atormentarlo, hasta que un día, un incendio acabó con su casa y con su vida.

ReinaWhere stories live. Discover now