Capítulo 4. Apex

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Después de muchas horas de viaje -en las cuales mayormente me la pasé durmiendo- llegamos a Apex, Werner alquiló un todoterreno en Iqaluit, y ahora estamos a unos cuantos minutos se llegar a la cabaña de Wern, ya que está a las afueras de Apex.

-Cuando dijiste que estaba a las afueras de la ciudad imaginé que estaba en una zona tranquila, rodeada de unas pocas casas con familias agradables, no que estaba en la nada a kilómetros de la civilización - digo cuando finalmente diviso la cabaña, es pequeña pero no demasiado pequeña, está hecha de madera pintada armoniosamente de verde limón, una chimenea sobresale en lo más alto, el porche dispone de una mesita con un par de sillas. Parece una casita de muñecas, linda y acogedora.

-¿Acaso creías que era tiempo de recreación? Están aquí de castigo, no de vacaciones, así que no esperes algo mejor.

Bufo y me dejo caer contra el respaldo de mi asiento.

-Se supone que no estabas enojado.

Vuelvo a golpear contra el asiento.

-Si lo rompes, tú lo pagas.

Me limito a rodar los ojos.

Werner estaciona el coche y bajamos.

-Supongo que debo ayudarte con el equipaje- susurra molesto en mi oído- o se verá muy extraño que cargues el doble de lo que pesas.

-Vaya, al parecer, viajar en el jet sin esa azafata te causa mal humor. Te hace falta un buen polvo.

-Cariñito, tú llevas años necesitándolo.

Abro la boca y la vuelvo a cerrar.

-Eso no es cierto.

-Lo es, tal vez desde que naciste, no lo sé, jamás sonríes demasiado.

Abre la cajuela y deja ver nuestro equipaje.

-Manos a la obra - dice Alex frotando sus manos. Espero que no haya escuchado lo que dijo Werner, porque en definitiva ya no estaba susurrando bajito.

Alex no trajo más que un par de maletas pequeñas, a diferencia mía que traje cinco maletas. Dejamos las maletas en el porche de mientras.

Werner nos llama trayendo a Chubaca entre sus brazos.

-Bueno, hasta aquí los dejo -sonríe- éstas son las llaves de la cabaña- me tiende un juego de llaves.

-¿Cómo? -Pregunto incrédula.

-Las llaves... Son estas- las agita.

-¿Te vas?

-Eh...-sonríe - Síp.

-Dijiste que te quedarías con nosotros - digo molesta.

-Cariñito, sabes que tengo cosas que hacer en Miami, estarán bien.

Alex no dice nada, me deja sola peleando contra Werner.

-¿Miami? ¿Lo dices en serio? Werner, ambos sabemos que los únicos asuntos que tienes en Miami son piernas largas y curvas operadas.

Se encoge de hombros mientras se sube al coche.

-Espera ¡Espera! -Grito - ¿te llevas el auto?

-En algo tengo que llegar al aeropuerto.

-¿Te das cuenta de que estamos a mitad de la nada? Apex está a media hora en coche, nos tomará horas llegar caminando.

-Sé que encontrarás la manera-sonríe burlón.

-Agh- me quejo y doy un golpe a la puerta de Wern causando una abolladura.

-Te lo dije: si lo rompes, lo pagas.

ReinaWhere stories live. Discover now