Capítulo 3. Cena.

2.7K 177 7
                                    

Son las ocho y cinco, y Werner aún está conduciendo a una velocidad de tortuga de camino a casa de Alex.

-Llegaremos tarde -digo molesta- y parece que venimos gateando en vez de en un lambo, es más, si hubiera ido a pie ya habría llegado.

-No iríamos retrasados si no hubieses perdido tanto tiempo arreglándote. Tardaste una hora escogiendo lo que te ibas a poner.

-¿Yo? ¡Llevaba lista una hora! Y eso que tuve que hacer el postre, perdimos siglos porque tú no encontrabas un par de calcetines.

- Discúlpame por no traer mil calcetines en mi maleta, pero "Llevar varios pares de calcetines " no es lo primero que se me viene a la mente cuando alguien me habla de último momento para que vaya a una reunión con la directora de la escuela porque se metió en problemas por andarse besuqueando con un chico.

-No hagas que suene de esa forma.

-¿De qué forma?

Cada vez aumentamos más el tono de nuestras voces.

-Como si fuera una zorra de quinta la cual se mete con cualquiera en los baños del instituto, porque no soy así. Además, tú fuiste el que aceptó ir a esa cena sólo para molestarme.

- Ahora resulta que sólo quiero molestarte.

-¡Ya! - grito y Werner tiene que dar un volantazo para no estrellarnos contra un auto- dejemos de actuar así ¿de acuerdo? No tenemos cinco años.

-Me parece un buen razonamiento, mi lambo no tiene que pagar por nuestro retraso.

Aún así aumenta la velocidad -a una velocidad más o menos apropiada, al menos no vamos tan lento- y yo lo agradezco.

Llegamos a casa de Alex pasadas las ocho y media.

-Lo siento-alargo la "o" y hago una sonrisa de disculpa cuando él abre la puerta - es que yo...-muevo las manos al rededor de mi cabeza.

-Mi culpa- dice Wern sonriente.

-No hay problema. Pasen- la verdad es que se ve muy guapo, jeans sexys, una camisa tipo polo que se logra ver debajo de un suéter de punto que lo hace lucir como un auténtico chico de familia.

-Gracias- me acerco a saludarlo y me toma de la cintura.

-Te ves hermosa - susurra en mi oído. Traigo un vestido negro sencillo, acompañado de unos flats color piel y una cartera a juego, mi cabello está suelto dejando mis rizos caer en cascada sobre mi espalda.

Me besa en la comisura de la boca dejando sus labios reposar sobre mi piel más del tiempo que requiere la educación.

Werner carraspea.

-Me gusta - señalo su suéter, no es de su estilo usual pero me gusta mucho.

Ríe ligeramente.

-Es de uso obligatorio para esta cena, mamá me lo acaba de regalar y debo usarlo, ni modo, es lo que hay.

-Lo digo en serio, es lindo- coloco mi mejilla sobre su pecho, dejando que la tela de su suéter acaricie mi piel e inhalo su exquisito aroma. Me siento increíblemente cómoda, como si nada más existiera.

-¿Lindo?- enarca una ceja- los gatos, los conejos y los bebés son lindos.

-Bien, te ves sexy- le concedo.

-Es porque yo siempre soy sexy- y maldita sea, su voz suena demasiado sexy.

-Está bien- interrumpe Werner - finjan que no estoy aquí.

ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora