Capítulo 24. Hermosa

1.3K 101 5
                                    

Alex y yo salimos del local donde comimos unas ricas hamburguesas acompañadas de refrescos y papas fritas, y de una conversación ligera sobre el partido, sinceramente no hablamos mucho, pero nos quedamos viendo un montón, como si simplemente no pudiéramos arrancar nuestras miradas el uno del otro, cada gesto de su parte me hace sonreír, y su sonrisa hace que una calidez agradable se instale profundamente en mi interior, haciéndome sonrojar demasiado, sobre todo en momentos como este en los que me toma de la mano y es como si estuvieran hechas para encajar, solía ser cómica respecto a esto, siempre he dicho que es ridículo el uso que se le da a esa frase, ya que si hay una mano que está destinada a encajar con mi mano derecha, entonces, esa es mi mano izquierda, porque ambas son exactamente del mismo tamaño, destinadas a estar la una con la otra, y eso de alguna manera me hacía sentir reconfortada con mi soledad, porque siempre podía tenerme a mí misma y no necesitar del resto, o al menos eso me decía, porque ahora que me encuentro en este sitio, en este momento, no imagino un lugar donde mis manos puedan estar que no sea entre las manos de Alex.

Subimos a su coche, como siempre, abre la puerta para mí y me ayuda a entrar, a continuación se va del lado del conductor y cuando ambos estamos dentro me llena con una de sus hermosas sonrisas.

Ay Dios, creo que voy a morir...

Bueno, si eso fuera posible, creo que estaría muerta desde el primer momento en que me sonrió, o tal vez sencillamente desde que lo vi la primera vez.

Comienza a conducir, una mano en el volante y la otra sosteniendo la mí y trazando pequeños círculos con su pulgar, esto se siente tan bien, tan correcto...

Me doy cuenta que no vamos para mi casa una vez que pasamos la intersección que nos lleva de camino, seguimos derecho a las afueras de la ciudad, la carretera esta vacía y Alex comienza a aumentar la velocidad, y como llevamos los cristales abajo disfruto del aire azotando mis mejillas, y mi cabello alborotándose hacia todos lados, entonces Alex aprieta el agarre sobre su mano y cuando volteo a verlo reduce la velocidad casi de golpe, voltea a verme un un gesto de angustia y una sonrisa que no llega a sus ojos.

-Lo lamento, por un segundo... Sólo me dejé llevar por la velocidad, a veces lo hago cuando vengo sólo- se encoge de hombros- Me gusta. Pero no es algo que deba hacer cuando vengo contigo, no quiero ponerte en riesgo ni lo más mínimo. Jamás.

Aprieto su mano en respuesta.

No puedo decirle que no se preocupe por mí, que nada va a pasarme, pero pero puedo descifrar el dolor en su mirada, y no es algo que me guste, por el contrario, me desgarra desde adentro, haría cualquier cosa por aliviar ese dolor.

-Gracias- es lo único que puedo decir y lo acompaño con una leve sonrisa, cuando me sonríe de vuelta, puedo ver a través de sus ojos, y lo que veo me toma por completo, porque es el reflejo de mis sentimientos, y quiero más de esto, lo quiero todo.

Me levanto de mi lugar, casi posicionándome sobre su regazo, pero sin llegar a ello y beso la comisura de sus labios con suma ternura.

Después de casi una hora de camino nos detenemos en un lugar alejado de la carretera, bajo y puedo ver un pequeño prado, pero después de caminar varios metros me encuentro a la orilla de un risco, ambos estamos al límite, las luces de nuestra pequeña ciudad parpadean a lo lejos, y nosotros podemos verlo todo, todo lo que tenemos y a quienes tenemos, todas nuestras vidas desde afuera, y aquí estamos, al borde de todo, tomados de la mano, aferrados el uno al otro, y puedo darme cuenta de lo frágil que es la vida, y en mi caso no hablo de la muerte, porque la vida es frágil sin tener que mencionar a la muerte, la vida está llena de altibajos, de cambiantes, nada es una constante, y lo que tenemos ahora, puede que no lo veamos después del próximo parpadeo, así de fácil es perder lo que amamos, así de rápido caemos, así de rápido ganamos, y amamos, amamos, las personas pueden no ser eternas, puede que no estén a nuestro lado siempre, pero el amor lo es, el amor es eterno y nos aferramos a él con cada uno de nuestros latidos, aunque a veces creamos que no podemos más, el sentimiento se queda ahí para siempre, muy dentro de nosotros.

ReinaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang