Capitulo 13

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Desperté de mi siesta de la tarde, me había despertado temprano ya que mi cita con el doctor Stone era prácticamente al alba, y no la malinterpreten, fui a que me quitara la férula. Después de eso me pareció justo que volviera a mi casa y cómodamente me durmiera lo que resta del día.

A mitad de las escaleras escuche mucho ruido proveniente de la sala, se escucharon varios gritos. No les preste mucha atención y me dirigí a la cocina, tenía hambre. Iba aun medio dormida que no me di cuenta de la persona que estaba en la cocina conmigo.

―Buenos días Atenea― me saludo burlonamente.

Gire la cabeza en su dirección, lo mire unos segundos y después regrese mi mirada hacia el sartén que tenía en frente.

―Buenas tardes Ares― esperen ¿Qué? ¿Qué hacia el en mi casa?― tú... ¿Cómo?

―Jayden nos invitó― tomo el bowl de palomitas, sonrió y salió.

Resople, en que momento mi hermano se hizo tan amigo de mis compañeros de gimnasio. Me serví lo que prepare en un plato y tome una botella de agua, me dirigí con ellos a ver lo que sea que estuvieran viendo. Mientras más me acercaba a la sala mas estruendosos eran sus gritos. Entre a la sala, los chicos y mi padre estaban viendo el partido de los Celtics contra nuestros queridos y adorados Lakers. Me causo mucha gracia sus expresiones de frustración ya que los Lakers iban perdiendo. Iba a tomar mi lugar de siempre a lado del reclinable de papa y cerca del portavasos con hielera, pero, que rayos hacia ella aquí, en mi casa, con mi familia y en mi jodido lugar. ¡Que mierda hacia Naiara en mi casa!

―Atenea quítate de en medio― me reprendió mi padre, me había quedado parada enfrente de la pantalla.

Me hice a un lado, no me senté hasta que se terminó el segundo cuarto dando lugar al medio tiempo. Mi padre noto que no me había sentado.

―Siéntate Atenea, estás en tu casa― ironizo.

―Lo haría pero hay alguien en mi lugar― mire asesinamente a Naira. Esta me miro inocente, que buena fachada.

―Hay muchos lugares Atenea― observe a Jayden, no se le quitaba la costumbre e de hablar con la boca llena de comida.

―Tú, tolero que los traigas a ellos― señale a Chazz y a Ares, sé que era de mala educación, pero era muy necesario― pero a ella...

―Atenea no seas grosera― me riño mi padre, haciendo molestar.

―La grosera es ella― me exalte totalmente― y tú lo has visto Jayden André― mi hermano puso los ojos cuando use su segundo nombre― y te consta lo insolente que ha sido ella conmigo.

―No es para tanto― conspiración, esto era una maldita conspiración en mi contra. Ahora Chazz también la defendía y yo que pensaba que ya éramos amigos― tú eras igual o peor que ella.

Bien dicen que lo más triste de la traición es que nunca proviene de tus enemigos. Suspire derrotada. Los miré sardónica y comencé a reír, pero fue más una risa sarcástica.

―Tienes razón Chazz, bueno mejor dicho tienen razón― se quedaron estáticos en su lugar― yo era pero que eso, era y sigo siendo impulsiva, cínica, irrespetuosa algunas veces y narcisista. Tiene razón, la pobre Naiara nunca hace nada, aquí la única perra mala soy yo.

Me retiré de ahí y fui a la cocina a dejar la comida que ni probé. Subí a mi habitación para cambiarme, me pues algo cómodo, un pants con sudadera de Adidas y unos tenis de Stan Smith. Baje por las llaves del lambo, que para mí desgracia las había dejado en la mesa de la sala. Entre con una cara que daba a entender que no quería que me jodieran. Tomé las llaves y salí lo más rápido que pude, o eso creo.

La BoxeadoraWhere stories live. Discover now