Capitulo 8

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Había salido de la ciudad con mi hermano, viajamos juntos a Las Vegas, él tenía una pelea importante en el MGM Grand. Después de escuchar todas sus suplicas decidí acompañarlo, ya que esta vez mi padre no iría con él. Estuve ahí, no en primera fila, pero ahí estuve apoyándolo como él lo hacía cuando yo peleaba. Después de que se terminó su pelea fui a su vestidor a felicitarlo, él se quedó a festejar su triunfo y yo me fui directo al aeropuerto a tomar otro avión. Esa noche viaje a Missouri, tenía mucho sin ver al abuelo, ya lo extrañaba por lo tanto había decidido quedarme unos días con él. Mi nariz ya estaba sanando, quizás ya estaba al cien por ciento bien, pero de mi parte no tenía la más mínima intención en regresar, al menos no en esos días.

Unos días después tristemente tuve que regresar, no quería dejar a mi abuelo. Le había contado todo lo que había pasado estas últimas semanas, en un principio se molestó un poco, pero dijo que si lo estaba haciendo era por algo y que me apoyaría incondicionalmente.

Esta vez me levante sin la necesidad de que Jayden fuera a hacerlo, me aliste para salir, tome mi bolsa y baje para desayunar, mi hermano estaba comiendo cereal y revisando su teléfono, y el gran Maxwell estaba preparándose su propio desayuno. Aun no entendía porque seguíamos viviendo con papa, los dos ya éramos mayores de edad, pero aquí seguíamos, quizá era la costumbre. Los salude con un buenos días que solo respondió papa, el otro bruto estaba demasiado entretenido con su teléfono. Pase al lado de mi padre y tomé un tazón para servirme cereal y una manzana, me senté a lado de mi hermano, papa hizo lo mismo solo que él se sirvió su desayuno y se sentó a lado de nosotros.

―¿Y ese milagro que te levantaste temprano?― levanté la mirada de mi tazón y vi que era a mí a quien le preguntaba mi padre.

―Tengo cosas que hacer― conteste sin darle mucha importancia.

―No me digas que iras de nuevo a ese tonto gimnasio― uso ese tono burlón y despectivo tan odioso característico de nosotros los McCleane.

―Sí, me comprometí a ir.

―Para que vas, no eres boxeadora― me miro incrédulo.

―Eso es más que obvio, pero tú tampoco lo eres, y si alguien que fue boxeador cree que tengo las aptitudes para serlo le daré el beneficio de la duda.

―Es algo tonto, todos te reconocen por ser una figura de MMA no de box.

―No es tonto, tonto es que se suponía que tu hijo el que se comía los mocos de niño iba a ser el pelador de MMA de esta familia y que tu hija debería estar en una prestigiosa academia de ballet. No siempre nos salen las cosas como queremos padre. Y si lo tuve todo, pero todo eso se queda en el pasado.

Terminé mi desayuno y me fui a la sala a esperar a Jayden, pero mi hermano para comer era más lento que una tortuga, no sé porque lo esperaba. Subí al Jeep Grand Cherokee que me había regalado el abuelo, y me fui directo al gimnasio. Prendí la radio y comenzó a sonar Trap Queen, si alguna vez han visto a esas personas que suben a todo el volumen, y cantan y bailan ridículamente cuando van en el auto, bueno yo soy una de ellas. Así que no me aburrí en todo el camino hacia el M&P, y mi humor había mejorado notablemente. Estacione en frente del gimnasio y baje.

Andaba de buen humor, entre tarareando shape of you. Adentro estaba John dándole indicaciones a Chazz quien estaba boxeando en el ring junto con otro chico, y cerca de los sacos estaba la rompe narices. Lenno estaba saliendo de su oficina, así que decidí acercarme a él.

―Hola a todos― dije lo suficientemente fuerte para que todos me escucharan.

Chazz y otro chico dejaron de boxear y voltearon verme, al igual la rompe narices.

La BoxeadoraWhere stories live. Discover now