Capítulo XVIII Abel

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8 de Mayo. Charming. 8:32 p.m

Emma seguía llorando, revivir todo aquello había sido muy doloroso, incluso Abel, una persona que se mostraba fría y con pocos sentimientos, estaba afectado por aquello. Era una historia cruel, la historia de su vida. Había investigado y preguntado a fuentes muy cercanas de aquella chica, pero nadie le había contado aquella historia, quizá por desconocimiento.

— No me mientas Abel ¿Alguno de ellos está detrás de esto? Necesito saberlo.

Era una súplica con la voz rota. Abel era sincero en sus palabras.

— No. No les he visto en mi vida y la historia que me has contado es la primera vez que la escucho, no sabía nada de esto y creeme cuando te digo que lo siento mucho. Y que cuando todo esto acabe podrás llevar a cabo tu venganza, pero tienes que confiar en mi. No soy tu enemigo. Sé que mis actos dicen lo contrario, pero no quiero hacerte daño.

Ella asimiló aquellas palabras, el estomago se revolvió y salió corriendo al baño para vomitar en la taza del vater. Tardó un par de minutos en regresar a la cocina y cuando lo hizo tenía el rostro cubierto de agua, se había estado refrescando.

— ¿Por qué no te quedas a cenar y hablamos con más calma de todo esto?

— No puedo, si el club se entera me mata. Y no quiero cenar contigo, te recuerdo que quieres acabar con lo único que me ha protegido, algo a lo que amo y por lo que he renunciado a toda mi vida.

— Está bien, en ese caso vete a casa y descansa, te vendrá bien. Tienes mala cara.

El papel de protector que Abel estaba ejerciendo solo lo había ejercido antes con Thomas, no lo hacía porque sintiese nada hacia aquella mujer, tan solo pena y tristeza, se había metido en algo de lo que no podía salir y su historia era de las más tristes que había escuchado en su vida.

Emma se incorporó para enfilar la puerta de salida, en ese momento recordó la misión que debía cumplir. Se giró para observar a Abel, aún sentado con el café en la mano.

— Lo siento, de verdad.

Fue un susurro que Abel escuchó a la perfección, con rapidez ella se agachó para empuñar la pistola que llevaba en su tobillo y disparar sin pensar en lo que estaba haciendo en dirección a Abel.

La taza de café cayó a suelo rompiéndose en mil pedazos, Abel estaba tendido en el suelo, la bala le había alcanzado un brazo, sobreviviría pero el susto había sido demasiado grande. De inmediato se lanzó sobre la chica para pegar el brazo que sostenía el arma a la pared y golpear con él dicha pared hasta hacer caer el arma al suelo. Ella se desmoronó y comenzó a llorar una vez más, había fracasado.

— ¡QUÉ COÑO ESTÁS HACIENDO!

Gritó él de forma desesperada, estaba enfadado, más consigo mismo que con ella por no estar alerta de una amenaza de ese tipo, podría estar muerto y solo Dios o la suerte había querido lo contrario.

Emma no respondía, estaba de rodillas en el suelo llorando sin cesar, toda la fuerza que tenía esa mujer se había venido abajo al contar la historia de su adolescencia y la poca fuerza que aún reservaba se había esfumado cuando falló el tiro. Abel la ayudó a incorporarse y pegó su cuerpo a la pared.

— He prometido que no te mataría hija de puta y me estás poniendo muy difícil cumplir mi promesa. Hazme un favor y dile al cobarde de tu presidente que mis valores son diferentes a los suyos y que cuando ordeno una muerte, me gusta ser quien la ejecute. También dile que los Rusos están de camino, armados y enfadados con ganas de recuperar su maletín y que se lo devuelven o convertiran este pueblo de mierda en un campo de batalla y en esas circunstancias ni siquiera yo podré salvarte. Y dile que el maletín está muy lejos de Charming y que no lo recuperará en su puta vida.

Abel empujó el cuerpo de la chica fuera de casa, que caminó de forma torpe hasta su moto. Antes de llegar volvió a vomitar sobre la acera, el chico observó la escena desde su puerta y no se retiró hasta que ella se subió a la moto y salió de su calle.

Entre el enfado, el dolor de su brazo y la tristeza que sentía en su interior, Abel solo pudo soltar una carcajada y susurrar.

— Hija de puta.

Tras convertir aquella carcajada en una sonrisa tímida, entró al interior de la casa, debía curar su herida.

Sons of anarchy Next Gen.Where stories live. Discover now